Sin nada más que hacer, me senté en un sillón y mientras una china roncaba en la silla de enfrente, doblada como muñeca de trapo y con una MacBook encima de la cabeza, me puse a leer. Me devoré el libro entero en dos horas, lo que debe ser un récord personal. No me pasaba eso desde A Sangre Fría de Truman Capote.
The Graveyard Book es la historia de Nobody Owens - o simplemente Bod - quien siendo un bebé logra escapar del misterioso hombre que asesina a toda su familia y termina en un cementerio, donde los fantasmas residentes lo aceptan como uno más y deciden criarlo.
Así, Bod crece entre el mundo de los vivos, el cual desconoce por completo, y el de los muertos, donde aprende a vivir como uno más de los espectros que moran en el lugar desde hace siglos (entre ellos, un general romano). Es un lugar tenebroso y a la vez mágico, donde conviven fantasmas y demás criaturas de ultratumba en un universo desconocido para el ojo humano, por el que Bod tiene plena libertad.
Gaiman crea un ambiente entre gótico y melancólico: en el cementerio, los fantasmas saben que ya no tienen vidas que seguir, que su camino ya se acabó y lo único que les queda es ayudar al pequeño Bod a seguir el suyo: son una familia unida, una comunidad siempre dispuesta a ayudarse, en contraste al mundo de los vivos, un sitio frío e impersonal donde todos con los que se cruza Bod - desde un vendedor de chucherías hasta sus compañeros de escuela - son unos egoístas que sólo se preocupan por sí mismos. Al final, el único hogar que conoce este chico es con los que ya no están entre nosotros - y es el mejor hogar que podría tener.
Pero más allá de los elementos fantásticos - los fantasmas, la presencia de vampiros u hombres lobo, etc. - la novela trata sobre Bod y su madurez. Es la historia de un niño que debe aprender a ser mayor, a manejarse por sí mismo y enfrentar al mundo por si sólo, lo que en el cine se llamaría una historia coming-of-age. Así como muchos damos el primer paso fuera de casa, al final, Nobody Owens decide aventurarse en su propia vida, lejos del cementerio, en un final emotivo, reflejando así la experiencia de muchos. Y esto es lo que hace de esta novela fantástica y de corte juvenil tan memorable.
El libro finaliza con un verso - una canción de cuna que le canta la madre a Bod - que me pareció tan lindo que siento debo compartirlo. En inglés; traducirlo le quitaría el efecto. Para todos aquellos que están dejando el nido por primera vez, los que están enfrentado nuevas experiencias y aprendiendo a vivir por su cuenta:
Sleep, my little babby-oh
Sleep until you waken
When you wake you'll see the world
If I'm not mistaken
Kiss a lover
Dance a measure,
Find your name
And buried treasure
Face your life
Its pain, its pleasure
Leave no path untaken
Palabras más ciertas, imposible. Hay que aprovechar lo que se nos da; toda experiencia sirve de algo.