
Adolf Hitler era un monstruo. Creo que no hay necesidad de repetir algo que todo el mundo sabe, que fue uno de los peores dictadores del mundo y responsable de un genocidio sin precedentes; y luego de ver La Caída de Oliver Hirschbiegel, que hasta hoy el público limeño sigue esperando (¿Cuando rayos la van a estrenar?), no queda duda de que estamos frente a uno de los psicópatas más grandes de la historia moderna.
Se ha criticado a esta película por ser demasiado simpatica con el Fuhrer: FALSO. Si bien es un retrato completo de Hitler, es un desalmado y un loco. La Caída detalla sus últimos días dentro de su bunker en Berlín mientras la Guerra terminaba y los sovieticos invadían la ciudad. Acompañado de, entre otros, su novia Eva Braun, su fiel secretaria Traudi Junge y el fanatizado Goebbels, el gran dictador observa como su imperio cae a pedazos junto con la ciudad, situación que lo llevó a suicidarse en vez de aceptar la rendición.
Más que un film bélico, este se puede considerar como una mirada a la mentalidad del fanatismo nazi. Todos en el bunker saben que están acabados y que deben huir, pero su devoción al Fuhrer no se los permite: el tipo comanda tanto respeto que dejarlo sería un imperdonable acto de traición. Está muy bien personificado en la esposa de Goebbels, que en una de las escenas más escalofriantes, asesina a sus hijos mientras duermen - porque no concibe el verlos crecer en un mundo donde no exista el Nacional Socialismo. Da pena, verdaderamente, ver como una nación cayó en los ideales extremistas de un hombre que estaba claramente fuera de sí.
Bruno Ganz es excepcional como un Adolf Hitler cansado, patético y derrotado, aunque él mismo no lo acepta. Grita, vocifera, da órdenes, mueve tropas que ya no existen y espera la salvación que no va a llegar, incapaz de ver que sus ideales se han acabado. Más que nada, Ganz no deja dudas que este hombre era un orate - en un frío discurso a Albert Speer, el Fuhrer proclama que si el pueblo alemán cae ante los soviéticos, no llorará un ápice por ellos; porque fueron unos traidores al abandonarlo y merecen lo que les toca. Totalmente incapaz de aceptar la realidad.
Con una impresionante recreación de una arrasada Berlín, La Caida es un crudo y fiel retrato de un dictador asesino y transtornado; de visión obligada para los que gustan de la historia y si de algo sirve esta película, es para que nos demos cuenta que el mundo se salvó de tener que vivir bajo un régimen nazi. Una de las figuras más horrendas de la humanidad, mostrada en su horrendo esplendor, impecablemente realizado.