Ron Kovic miraba la Guerra de Vietnam como muchos otros jóvenes en los años 60: una oportunidad de servir a la patria, de ser un héroe y combatir el avance del comunismo, el tener aventuras en un país exótico. La realidad fue mucho más dura. Basándose en sus propias memorias, Kovic escribió el guión para este film junto con Oliver Stone, que en esa época se dedicaba de lleno a desmitificar un conflicto del cual formó parte.
Si Pelotón fue su descarnada mirada al frente de combate y el efecto inmediato que este podía tener sobre los soldados, Nacido en el Cuatro de Julio muestra las consecuencias. Kovic volvió de la guerra como un hombre cambiado. Perdió el uso de sus piernas tras una batalla y, confinado a una silla de ruedas, pudo observar como el clima social en Estados Unidos había cambiado. Los veteranos que se fueron como héroes eran abandonados a su suerte en las peores condiciones en los hospitales; la juventud, sumida en la cultura hippie del amor y paz, protestaba en contra de la guerra y veía a los soldados como chicos manipulados a pelear por un sistema que no los quería.
La situación de Kovic era similar a la de muchos hombres que volvían de la guerra: tener que readaptarse a su antiguo hogar, a la vida en familia, el tratar de ser útiles lejos del campo de batalla. Un reajuste que no fue fácil para nadie. Ron tiene que pasar por ello no sólo con su parálisis, sino en un cambiante clima social.
Pronto, Kovic se da cuenta de que no tiene lugar. Aquellos en contra de la guerra no lo reconocen, lo miran en menos, lo atacan. Y los jóvenes idealistas que, como él, fueron a pelear por la bandera pronto se dan cuenta de la inutilidad de sus ideales, cuando el país no los apoya y los trata como desechos. Lo único que Ron sacó de la guerra de Vietnam fue una herida que le costó el uso de sus piernas. No encontró lugar en su desesperada familia, que no supo como lidiar con su hijo frustrado y postrado en silla de ruedas, ni con los otros veteranos de guerra que fugan a México luego de desilusionarse con la situación nacional; olvidados, se refugiaron en las drogas y el alcohol. Es una historia que se repite en cualquier veterano de guerra hasta hoy.
Este fue el primer papel adulto de Tom Cruise, el primero en obviar su estatus de galán y darle un papel sustancioso. El actor se sumergió en la piel de Kovic, demostrando ser mucho más que una cara bonita y ganándose una merecida nominación al Oscar. El resto del reparto, en el que destacan muchos de los actores de Pelotón – entre otros, Tom Berenger y Willem Dafoe hacen apariciones fugaces – cumple con lo suyo, pero esta es principalmente la historia de Kovic, desde sus inicios como el idealista chico popular de la secundaria hasta su realización como un reconocido activista en contra del conflicto armado, papel que desempeña hasta hoy.
Sin duda, este es uno de los mejores filmes anti-bélicos que se han hecho, una crítica de Stone hacia una guerra en la que (como siempre) Estados Unidos no tenía nada que hacer, uno de tantos errores estratégicos que costaron vidas. Deja claro que, como si no lo supiéramos ya, la guerra es un ejercicio inútil que no conduce a nada, sin importar el contexto.
Si Pelotón fue su descarnada mirada al frente de combate y el efecto inmediato que este podía tener sobre los soldados, Nacido en el Cuatro de Julio muestra las consecuencias. Kovic volvió de la guerra como un hombre cambiado. Perdió el uso de sus piernas tras una batalla y, confinado a una silla de ruedas, pudo observar como el clima social en Estados Unidos había cambiado. Los veteranos que se fueron como héroes eran abandonados a su suerte en las peores condiciones en los hospitales; la juventud, sumida en la cultura hippie del amor y paz, protestaba en contra de la guerra y veía a los soldados como chicos manipulados a pelear por un sistema que no los quería.
La situación de Kovic era similar a la de muchos hombres que volvían de la guerra: tener que readaptarse a su antiguo hogar, a la vida en familia, el tratar de ser útiles lejos del campo de batalla. Un reajuste que no fue fácil para nadie. Ron tiene que pasar por ello no sólo con su parálisis, sino en un cambiante clima social.
Pronto, Kovic se da cuenta de que no tiene lugar. Aquellos en contra de la guerra no lo reconocen, lo miran en menos, lo atacan. Y los jóvenes idealistas que, como él, fueron a pelear por la bandera pronto se dan cuenta de la inutilidad de sus ideales, cuando el país no los apoya y los trata como desechos. Lo único que Ron sacó de la guerra de Vietnam fue una herida que le costó el uso de sus piernas. No encontró lugar en su desesperada familia, que no supo como lidiar con su hijo frustrado y postrado en silla de ruedas, ni con los otros veteranos de guerra que fugan a México luego de desilusionarse con la situación nacional; olvidados, se refugiaron en las drogas y el alcohol. Es una historia que se repite en cualquier veterano de guerra hasta hoy.
Este fue el primer papel adulto de Tom Cruise, el primero en obviar su estatus de galán y darle un papel sustancioso. El actor se sumergió en la piel de Kovic, demostrando ser mucho más que una cara bonita y ganándose una merecida nominación al Oscar. El resto del reparto, en el que destacan muchos de los actores de Pelotón – entre otros, Tom Berenger y Willem Dafoe hacen apariciones fugaces – cumple con lo suyo, pero esta es principalmente la historia de Kovic, desde sus inicios como el idealista chico popular de la secundaria hasta su realización como un reconocido activista en contra del conflicto armado, papel que desempeña hasta hoy.
Sin duda, este es uno de los mejores filmes anti-bélicos que se han hecho, una crítica de Stone hacia una guerra en la que (como siempre) Estados Unidos no tenía nada que hacer, uno de tantos errores estratégicos que costaron vidas. Deja claro que, como si no lo supiéramos ya, la guerra es un ejercicio inútil que no conduce a nada, sin importar el contexto.