Mi padre le ha puesto el afectuoso mote de "Cine Chicha": películas de bajo presupuesto hechas en provincias, una nueva corriente de cine peruano que de a pocos va ganando adeptos. Yo por mi parte sólo había escuchado de estas películas en un artículo de la Revista Somos, filmes hechos en lugares tan variados como Puno, Cajamarca o Iquitos, usando actores locales, equipamiento básico, con poco dinero pero con muchas ganas.
Estas películas han llegado a Lima gracias a los cineclubes y los centros culturales, pero aún así muy pocos las han visto. Su mayor suceso ha sido en provincias, donde han sido en su mayoría taquillazos. Por azares del destino (léase: piratería) llegaron a mis manos dos de estas obras, y así pude tener mi primer acercamiento con un cine muy diferente, pero innegablemente peruano.
Milagroso Udilberto Vásquez, del cajamarquino Héctor Marreros, cuenta la historia del mismo personaje: una suerte de leyenda local en Cajamarca, un joven injustamente acusado de violación y luego fusilado, una de las últimas ejecuciones que se llevaron a cabo en el Perú en los 70. Hoy en día, Udilberto es una ánima que muchos aseguran hace milagros.
Un tema importante para Cajamarca, y hacerla un melodrama llorón digno de telenovela venezolana tal vez no fue la mejor idea. Esta película es al final una velada crítica a la discriminación y el maltrato, sin ninguna sutileza: Udilberto es una víctima, resignado a su suerte sin ganas de pelear, a la merced de la policía, mostrados como unos matones abusivos (no es tan distinto a la realidad); y con un abogado que apenas levanta un dedo para ayudarlo. Hay mejores maneras de hacer una crítica social, sin tanto melodrama: basta con ver a la mamá de Udilberto, que no hace más que rogar y llorar toda la película – me bastaba con poner MUTE en esas escenas, que rayan en lo ridículo.
Hay que aplaudir el esfuerzo de Marreros – es obvio que el presupuesto fue nonexistente, los actores no son profesionales y las locaciones fueron improvisadas (en plena comisaría se observan un montón de mesas y sillas de restaurante amontonadas), pero no necesariamente significa una buena película, sólo una curiosidad.
El Tunche: Misterios de la Selva del huancaíno Nilo Inga es otra historia. Filmada en plena selva, tiene una premisa que cualquier conocedor de cine de terror B conoce muy bien: un grupo de universitarios se adentra en la selva en busca de una supuesta hierba curativa, donde caen victimas del Tunche, una criatura folclórica (en realidad un tipo pintado de negro) que protege la naturaleza. Y no le gusta que se anden metiendo en su territorio sin permiso
Así es: estamos ante un slasher peruano, con una fórmula que se ha repetido hasta el cansancio en todas las aventuras de Jason Voorhees, la del grupo de chiquillos que muere sin piedad a manos del asesino, claro que adaptada a la realidad local. Nadie se la estaba tomando en serio y nosotros tampoco deberíamos. Haciendo uso de locaciones selváticas, es una divertida incursión chicha en el cine de género con todas las convenciones de rigor. Incluso si los chicos del campamento Crystal Lake tenían al Loco Ralph advirtiéndoles de los peligros que correrían, aquí nuestros muchachos tienen a un chamán que cumple la misma función. Divertida película de un género que me doy cuenta el cine de provincias repite mucho, el de utilizar a monstruos del folclore como villanos, tipo el Kharisiri.
Admítanlo: da una curiosidad enorme ver estas películas, es toda una industria que muchos ni siquiera saben que existe y prueba de la creatividad y las ganas que tiene alguna gente en este país. Son de bajo presupuesto, pueden no ser buenas, pero dan ganas de verlas. Este "cine chicha" es uno que merece ser visto por todos, siquiera una vez.
1 comentario:
Siempre es bueno saber que pasa con el cine en el resto de latinoamérica y conocer otras miradas. Muy bueno tu blog. Saludos desde Argentina.
Publicar un comentario