Benjamin Button (Brad Pitt) nace en circunstancias inusuales: recién nacido, tiene la apariencia de un anciano de 80 años. Abandonado por su padre, cuidado por una amable enfermera en un hogar de ancianos, Benjamin pronto descubre que está envejeciendo al revés. Así, el director David Fincher nos lleva a conocer la extraña y fascinante vida de este peculiar personaje.
A lo largo de su vida, Benjamin siempre estuvo en el lugar incorrecto en el momento equivocado. Pasó su niñez rodeado de gente mayor, un niño atrapado en el cuerpo de un frágil abuelito, que debido a sus problemas físicos no tuvo una infancia propiamente tal. Desde pequeño, la muerte se volvió una constante en su vida, tener que despedirse diariamente de las personas que lo rodeaban, las únicas que conocía. Un tema que muchos ignoramos de niños y con el que Benjamin tuvo que lidiar desde sus primeros días.
Daisy (Cate Blanchett) fue una constante en la vida de Benjamin: su verdadero amor, una relación donde ambos iban por caminos separados, condenada al fracaso. Mientras ella es una bailarina en ascenso disfrutando de la vida y la juventud, Benjamin es una persona mayor en cuerpo joven, cuyos años de ser rebelde y joven ya pasaron.
Button siempre iba a ser un solitario. Cuando él y Daisy se encuentran en el momento preciso, pueden al fin vivir su relación – pero sólo por un tiempo, ya que ella está envejeciendo y él, volviéndose cada vez más joven (pero con las experiencias y mentalidad de un anciano), hasta que llegará al final de sus días tal como vino al mundo: sin poder valerse solo y cuidado por otros. Siempre regresando al único hogar que conoce, al hogar de ancianos que lo acogió como uno más.
Todas las relaciones de Benjamin son pasajeras: la gente que conoció al nacer se fueron desde temprano y todos los que conoce después se irán antes que él. Es una existencia melancólica y solitaria. Pero al igual que en el mundo real, es lo que uno hace con su vida lo que cuenta. Y a pesar de su particular situación, la vida de Benjamin Button es como la de cualquier persona: llena de penas, alegrías y experiencias únicas. Y es el efecto que tiene sobre toda la gente que conoce a lo largo de su viaje lo que perdurará en la memoria.
David Fincher nos entrega una fábula fantástica y dramática, acerca de un particular personaje que refleja lo que es vivir, con sus malos y buenos ratos. Benjamin supo superar sus circunstancias y tener una vida plena. Uno nunca sabe lo que puede suceder, lo que le traerá el futuro: lo mejor es sacarle todo el provecho que se pueda, como lo hizo el buen Sr. Button.
A lo largo de su vida, Benjamin siempre estuvo en el lugar incorrecto en el momento equivocado. Pasó su niñez rodeado de gente mayor, un niño atrapado en el cuerpo de un frágil abuelito, que debido a sus problemas físicos no tuvo una infancia propiamente tal. Desde pequeño, la muerte se volvió una constante en su vida, tener que despedirse diariamente de las personas que lo rodeaban, las únicas que conocía. Un tema que muchos ignoramos de niños y con el que Benjamin tuvo que lidiar desde sus primeros días.
Daisy (Cate Blanchett) fue una constante en la vida de Benjamin: su verdadero amor, una relación donde ambos iban por caminos separados, condenada al fracaso. Mientras ella es una bailarina en ascenso disfrutando de la vida y la juventud, Benjamin es una persona mayor en cuerpo joven, cuyos años de ser rebelde y joven ya pasaron.
Button siempre iba a ser un solitario. Cuando él y Daisy se encuentran en el momento preciso, pueden al fin vivir su relación – pero sólo por un tiempo, ya que ella está envejeciendo y él, volviéndose cada vez más joven (pero con las experiencias y mentalidad de un anciano), hasta que llegará al final de sus días tal como vino al mundo: sin poder valerse solo y cuidado por otros. Siempre regresando al único hogar que conoce, al hogar de ancianos que lo acogió como uno más.
Todas las relaciones de Benjamin son pasajeras: la gente que conoció al nacer se fueron desde temprano y todos los que conoce después se irán antes que él. Es una existencia melancólica y solitaria. Pero al igual que en el mundo real, es lo que uno hace con su vida lo que cuenta. Y a pesar de su particular situación, la vida de Benjamin Button es como la de cualquier persona: llena de penas, alegrías y experiencias únicas. Y es el efecto que tiene sobre toda la gente que conoce a lo largo de su viaje lo que perdurará en la memoria.
David Fincher nos entrega una fábula fantástica y dramática, acerca de un particular personaje que refleja lo que es vivir, con sus malos y buenos ratos. Benjamin supo superar sus circunstancias y tener una vida plena. Uno nunca sabe lo que puede suceder, lo que le traerá el futuro: lo mejor es sacarle todo el provecho que se pueda, como lo hizo el buen Sr. Button.
3 comentarios:
Overall, this was a great great film!
fue uno de los mejores
fue una gran persona que dejo muchas cosas para recordarlo y aprender de el
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