miércoles, abril 19, 2006
One ring to rule them all
Me acuerdo del gran impacto que tuvo la trilogía de El Señor de los Anillos de Peter Jackson; de la noche a la mañana las películas ganaron cantidades obscenas de dinero y los libros eran devorados en tiempo récord. Yo nunca llegué a esos niveles de fanatismo - nunca he leído las novelas de Tolkien (salvo El Hobbit, pero eso, como la gran mayoría de cosas en la época del colegio, lo hice por obligación), y la única vez que lo intenté me ahogué en un mar infinito de personas, monstruos, artefactos y sitios con nombres raros.
Las películas las encontré geniales, eso sí, bastante bien hechas - la maratón de 11 horas en el Cine Alcázar cuando cumplí 21 años se mantiene como una de mis experiencias más bacanes como cinéfilo. Eso sí, no suelo verlas muy seguido, porque tres horas igual son tres horas...
Pero existe gente mucho más fanática que yo, que casi han adoptado el mundo de Tolkien como religión. Se hacen llamar "Ringers" y ellos son las estrellas del documental del mismo nombre: Lord of the Fans.
Creado por fanáticos y para fanáticos, el documental muestra a los incondicionales de Frodo y compañía en varios niveles de fanatismo, uno que sólo es igualado por los cultos a Star Trek o a Star Wars. Aquí hay de todo: tipos disfrazados de hobbits, de elfos, grupos de gente usando la lengua élfica, tipos que se creen Aragorn y demás especímenes. Menos mal nadie se burla de ellos, es más, el film los trata de manera cariñosa, como una gran familia y uno no puede evitar sonreír: no se trata de unos simples nerds. Claro que no faltan los raros: un loco disfrazado del Capitán Ámerica y otro que se identifica más con Pippin el Hobbit porque él también habla con los árboles y tiene los pies peludos. Ni que decir de la chica que destaca el inhumano sex appeal de Frodo y sus demás amigos enanos.
El nivel de fanatismo queda claro: incluso muestran el caso de una mujer que vendió su casa para poder costearse el viaje a Nueva Zelanda a la premiere de El Retorno del Rey. Al preguntarle donde pensaba vivir a la vuelta, no tenía idea, pero la sonrisa de oreja a oreja no era fingida.
Además de mostrar a la fanaticada en su nivel más absurdo, la película hace un buen análisis del impacto que tuvo la publicación de las novelas en una década tan turbulenta como los 60. Al lado del flower power, del peace and love, del hippismo, de las protestas contra Vietnam y la psicodelia, Gandalf y la pandilla ocupaban un merecido sitial en la juventud de la época. Lo más cool, según dicen, era ponerse flores en el pelo, fumarse un buen troncho y sentarse a leer alguna copia añeja de Las Dos Torres. Ciertamente, Tolkien tuvo su impacto.
Los entrevistados son diversos. Además de Peter Jackson y el reparto de sus películas (Viggo Mortensen parece ser un tipo bastante inteligente), tenemos a David Carradine (Kane en Kung Fu), Lenny Kilmister de Motorhead (no entendí una palabra de lo que dijo, definitivamente este viejo ya quemó cerebro) y Geddy Lee, bajista de Rush, que en un momento tierno describe como él y su pequeña hija se han vuelto cercanos leyendo la novela juntos.
Incluso tenemos el horror de observar al Señor Spock en un vergonzoso video musical cantando sobre la vida de Frodo Baggins; está igual de ridiculo (o tal vez peor) que el videoclip de Mister T que dicho sea de paso deberian buscar - es un cague de risa certificado.
Ringers es un entretenido documental, no exento de momentos bizarros, que te muestra en detalle la relevancia de la obra de Tolkien. Me hizo querer leer los libros de un tirón y ver las películas otra vez y eso, creo, era su cometido. Ahora habría que planear un viajecito a Nueva Zelanda...
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