miércoles, setiembre 23, 2009

El Libro del Cementerio

Tras dos horas de estudio en la biblioteca de la universidad (¡Que les parece, de cuando en cuando estudio!) encontré un libro botado en una repisa que me llamó la atención: The Graveyard Book de Neil Gaiman. Esto porque Gaiman es uno de esos autores que siempre me he propuesto leer y nunca he podido, el autor de comics como Sandman, varias novelas fantásticas y de aquel filme surreal llamado MirrorMask: hasta hoy no entiendo de qué se trataba.

Sin nada más que hacer, me senté en un sillón y mientras una china roncaba en la silla de enfrente, doblada como muñeca de trapo y con una MacBook encima de la cabeza, me puse a leer. Me devoré el libro entero en dos horas, lo que debe ser un récord personal. No me pasaba eso desde A Sangre Fría de Truman Capote.




The Graveyard Book es la historia de Nobody Owens - o simplemente Bod - quien siendo un bebé logra escapar del misterioso hombre que asesina a toda su familia y termina en un cementerio, donde los fantasmas residentes lo aceptan como uno más y deciden criarlo.

Así, Bod crece entre el mundo de los vivos, el cual desconoce por completo, y el de los muertos, donde aprende a vivir como uno más de los espectros que moran en el lugar desde hace siglos (entre ellos, un general romano). Es un lugar tenebroso y a la vez mágico, donde conviven fantasmas y demás criaturas de ultratumba en un universo desconocido para el ojo humano, por el que Bod tiene plena libertad.

Gaiman crea un ambiente entre gótico y melancólico: en el cementerio, los fantasmas saben que ya no tienen vidas que seguir, que su camino ya se acabó y lo único que les queda es ayudar al pequeño Bod a seguir el suyo: son una familia unida, una comunidad siempre dispuesta a ayudarse, en contraste al mundo de los vivos, un sitio frío e impersonal donde todos con los que se cruza Bod - desde un vendedor de chucherías hasta sus compañeros de escuela - son unos egoístas que sólo se preocupan por sí mismos. Al final, el único hogar que conoce este chico es con los que ya no están entre nosotros - y es el mejor hogar que podría tener.

Pero más allá de los elementos fantásticos - los fantasmas, la presencia de vampiros u hombres lobo, etc. - la novela trata sobre Bod y su madurez. Es la historia de un niño que debe aprender a ser mayor, a manejarse por sí mismo y enfrentar al mundo por si sólo, lo que en el cine se llamaría una historia coming-of-age. Así como muchos damos el primer paso fuera de casa, al final, Nobody Owens decide aventurarse en su propia vida, lejos del cementerio, en un final emotivo, reflejando así la experiencia de muchos. Y esto es lo que hace de esta novela fantástica y de corte juvenil tan memorable.

El libro finaliza con un verso - una canción de cuna que le canta la madre a Bod - que me pareció tan lindo que siento debo compartirlo. En inglés; traducirlo le quitaría el efecto. Para todos aquellos que están dejando el nido por primera vez, los que están enfrentado nuevas experiencias y aprendiendo a vivir por su cuenta:  


Sleep, my little babby-oh
Sleep until you waken
When you wake you'll see the world
If I'm not mistaken

Kiss a lover
Dance a measure,
Find your name
And buried treasure

Face your life
Its pain, its pleasure
Leave no path untaken

Palabras más ciertas, imposible. Hay que aprovechar lo que se nos da; toda experiencia sirve de algo.



jueves, setiembre 10, 2009

Política

Cuando estaba en la universidad, en Antofagasta, preferí no involucrarme en política. He sido criado en el turbulento y surreal clima político del Perú, donde la mejor opción es declararse neutral y reírse de las payasadas diarias de nuestros padres de la patria, a menos que uno quiera volverse loco. No tengo afiliaciones políticas; el tema me interesa, eso sí.

En la universidad, mi meta era estudiar. Y si bien simpatizaba con mis compañeros sobre ciertos temas - el alza de los pasajes en micro es el que más recuerdo - preferí no meterme en mitines ni marchas ni cosas parecidas. Era bien dificil tomarse en serio un centro de alumnos que era en verdad un cuartito abarrotado de cajones de cerveza donde todos se juntaban a tomar (me incluyo: si las paredes de ese cuartito hablaran, más de uno iría preso). Yo quería estudiar, no hacer política.

Y si no me involucré en los cinco años que duró mi carrera, menos lo voy a hacer aquí en Melbourne, en un país cuya realidad política me es ajena hasta ahora.

Justo esta semana hay elecciones para el Centro de Alumnos, por lo que ir a clases se ha convertido en un suplicio: te empiezan a perseguir voluntarios de los distintos partidos, siempre listos con un folleto y un discurso ensayado. No toman NO como respuesta; al menos se puede decir que son empeñosos.

Si les he conversado, es para justamente aprender más sobre la situación local. La cosa se divide entre el partido Synergy - centrados en derechos estudiantiles, más fondos para los clubes universitarios, mejorar la infraestructura, etc. - y los izquierdistas, uno de los cuales me acompañó por casi toda la universidad denunciado los males del imperialismo. Fue como recibir un discurso de Hugo Chávez, pero en vez de un gorila era una rubia de ojos azules.

Después de cinco o seis veces de ser atajado por estos payasos (literalmente - uno llevaba encima un afro colorinche sacado del Circo de la Chilindrina), uno ya empieza a perder la paciencia. "A ver, muchachos, entiendo lo que hacen, pero yo llevo dos meses acá y no sé nada sobre la situación local; ¡tengo que llegar a clases!"

¿Quien ganará las elecciones? No tengo idea, sólo sé que tengo que presentar un texto en taller el lunes.

jueves, setiembre 03, 2009

Impresiones de Melbourne

Ya estoy pronto a cumplir dos meses en Melbourne; se siente como el doble de tiempo. Aunque todavía no soy un experto en la ciudad - hay muchos lugares que aún no se me ocurre visitar - si he podido observar ciertas costumbres o cosas raras que han descuadrado un poco mi punto de vista sudamericano:

Juerguea temprano. La costumbre es que la gente se va a tomar unos tragos apenas sale de trabajar. Es común que los bares estén repletos a las seis de la tarde; y tampoco resulta raro ver a gente borracha en la calle haciendo escándalo a las ocho de la noche. Esto significa que las juergas suelen acabar temprano, a la una o dos de la mañana; justo cuando en Lima uno está saliendo.

¿Donde está mi Whopper? Si vienes acá a buscar un Burger King (y en verdad, ¿para que vas a ir al culo del mundo a buscar un Burger King?) no lo vas a encontrar. Como acá ya existía una cadena con el mismo nombre, le pusieron Hungry Jack's. Pero al final es la misma comida grasosa que te tapa las arterias.

Comercial de Bennetton. Melbourne es una ciudad multicultural; aquí se puede encontrar gente de todas partes: chinos, japoneses, malayos, indonesios, hindues, alemanes, peruanos (cuando no; en cualquier parte del mundo hay un perucho), colombianos, chilenos, daneses y un largo etcetera. Es tanto que a veces uno no se da cuenta que está en Australia, porque justamente lo que falta son canguros.

Estudia a la carrera. En mi universidad un semestre normal solía durar cinco meses. Acá dura con las justas tres (y eso porque a la mitad dan dos semanas de descanso). Me parece increíble que ya estoy a la mitad del semestre; pareciera que empecé ayer. El ritmo de estudio es acelerado, y se aseguran que te mantengas ocupado.

Calor y frío. El clima es totalmente impredecible aquí. Es común que en un sólo día llueva, corra viento, salga sol, haga frío y luego empiece a llover de nuevo. Hoy, tras una mañana soleada (hace tiempo no salía a la calle en manga corta) de repente empezaron a sonar truenos fuertisimos que me hicieron saltar hasta el techo; sonaba como si un avión se hubiese estrellado al lado. De ahí empezó a llover a cántaros. Así es todos los días, si es que le aciertas con la ropa que te pones, te aplaudo.

Los estilistas mejor pagados. Me acuerdo que en Lima renegaba cuando me cobraban más de 20 soles por un corte de pelo; simplemente me parece que cobrar arriba de eso es un abuso. Acá, el que te pasen las tijeras cuesta entre 20 y 50 dólares. Aún no me corto el pelo y estoy seriamente pensando en coger una máquina y experimentar en mi propia cabeza, a ver que sale.

Cosas que no he visto desde que llegué. Gente tocando bocina, policías y perros callejeros.

Veremos que otras cosas estaré diciendo dentro de unos meses...

domingo, agosto 30, 2009

MUFF 2009: Asuntos Personales


El cine no siempre es entretenimiento puro. A veces, es un medio para que un director dé a conocer sus ideas sobre un tema particular, o simplemente como un medio de desahogo, de expresar cosas que resulta más fácil mostrar que decir. Muchos de los filmes en MUFF son de este corte personal, pero ninguno más que The Marina Experiment, de Marina Lutz.

Luego de muerto su padre, Abbott, Marina encontró en su casa cantidades enormes de grabaciones en cassette, filmaciones en Super 8 y fotografías, todas de ella. Durante los primeros 16 años de su vida, Marina no tuvo privacidad. Su padre la filmaba y tomaba fotos, a veces en situaciones comprometedoras e íntimas, con una obsesión claramente enferma.

Utilizando sólo estas imágenes y voces en off, Marina pinta un retrato de un pedófilo, un escalofriante caso de abuso infantil que quedó impune. Hay bastantes pruebas, muchas más de lo que se pudo incluir en los escasos 20 minutos de metraje. Es algo bastante incómodo de ver.

Uno se debe preguntar, ¿por qué dejar que todo el mundo vea un momento tan privado en tu vida? ¿Tiene sentido mostrar tu oscuro pasado, los secretos más recónditos de tu propia familia, en una pantalla? Podría considerarse mera explotación de un hecho traumático, pero no; más que una película, este corto es una catarsis, una forma de desahogo para Marina Lutz, la única manera de asumir lo que le sucedió durante su juventud, lo que su padre la hizo pasar (filmándola en todos lados, desde én el baño hasta cuando dormía). Con esto, ella espera dar vuelta a la página. Dificil, considerando que está en terapia hace más de 30 años; a juzgar por su nerviosismo y las lágrimas que no pudo evitar soltar en el conversatorio post-pelicula, es obvio que esta es una herida que hasta hoy no termina de sanar.

The Marina Experiment se siente real, demasiado real para algunos. Es chocante justamente por su veracidad, por mostrar sin adornos una realidad que, desafortunadamente, se da bastante en la actualidad.

miércoles, agosto 26, 2009

MUFF 2009: Cortos de la Discordia


Además de largometrajes, la oferta del Melbourne Underground Film Festival incluye el Mini MUFF, una serie de sesiones con cortometrajes de diversos géneros. Las sesiones (por cierto: las funciones de cine acá se conocen universalmente como "sessions") estaban divididas en bloques, cada una abarcando a grandes rasgos un género: contenido erótico o adulto, experimentales, terror y documentales. Justamente me tocó ver estos dos últimos, en un bar llamado Loop, uno de esos sitios alternativos que promueve la cultura a través de funciones de cine, conciertos, muestras de arte y asuntos parecidos.

La oferta de cortos fue variada y como era esperarse de un evento que se proclama como "underground", bastante únicos y extraños.

Melbourne es conocida por el fanatismo de su gente por el fútbol australiano, una mezcla entre rugby y soccer que hasta ahora no entiendo, pero que despierta pasiones en todos. The Community Cup muestra un partido anual entre dos equipos de barrio locales, donde nadie es deportista ni sabe jugar, pero se ha convertido en toda una fiesta, con música en vivo y cerveza en cantidades. Aún tratándose de dos equipos mediocres, nadie se lo pierde y no se podría esperar otra cosa en esta ciudad.



Las Ramonettes son una banda tributo a los Ramones, fanáticos confesos de la banda punk. Su cantante, Suzy, incluso se cambió el apellido legalmente a Ramone. La entretenida Ramones are not Dead los sigue a través de una extensa gira por Europa y Asia. Japón, Alemania, Francia, España, la República Checa, Eslovaquia... el itinerario es largo y queda claro que en cada rincón del mundo puede encontrarse un punkie devoto a Joey, DeeDee y los demás. Y claro, todos estos fans se llaman Ramone y encuentran que Blitzkrieg Bop es la mejor canción de la historia.

Un tipo que se lamenta del cierre de las grandes industrias en Estados Unidos descubre que todo lo que lo rodea: su taza de café, los cubiertos, las sillas, su ropa, incluso su tinte para la barba; es fabricado en China. Esta obsesión con el país de Mao lo lleva a declarar que el futuro de la industria mundial se encuentra en el país asiático y a la mejor manera de un video turistíco, sugiere a todos mudarse para allá. Visit China es experimental y extraña, pero te hace dar cuenta que en verdad, todo lo que nos rodea está fabricado en Asia.

Esto es sólo una muestra de la diversidad de temas que encontré en estos cortos: una abuela se salva de morir durante la dictadura de Pinochet (1973), tres chicos drogados emprenden una alucinada odisea a un supermercado, al mejor estilo de Trainspotting (Vulture Culture), en fin: la lista es larga y hay para todos los gustos.

Matinee ha sido la causa de la discordia en la edición de este año: un corto que incluye explicitas escenas de sexo, consensuadas (las protagoniza una pareja), naturales y sin muestras de morbosidad o mal gusto (según me cuentan, al menos), que fue prohibido por la OFLC, la versión australiana del MPAA gringo, que se encarga de dar calificaciones a todas las películas que llegan a este país. Y aunque normalmente los filmes de festivales no son calificados, el contenido de este corto al parecer fue demasiado para ellos.

La protesta de Richard Wolstencroft no se hizo esperar; en una carta abierta a la OFLC, les reprocha su falta de criterio. Esto debido a que hace apenas un par de semanas, el festival de cine de Melbourne exhibió Antichrist de Lars Von Trier, un film crudo y al parecer repleto de imágenes chocantes ("mutilación genital" es el término que suelo escuchar, además de "Willem Dafoe hace cosas raras con un árbol"); la carta menciona que si este film no fue prohibido, Matinee, en comparación una obra menos controversial, también merece el visto bueno.

Wolstencroft no es un tipo que calla sus opiniones, y las reacciones no se han hecho esperar. Lo último que supe, estaban considerando pasar el corto de todas maneras y si era necesario arrestar al controversial organizador, pues que así sea. En todo caso, sería buena publicidad para el evento. Por mientras, da curiosidad ver el mentado corto y ver a que se debe tanto escándalo.

Si quieren seguir la discusión (y si saben inglés) pueden darle una mirada al blog de Wolstencroft, el campo de batalla, en http://ideafix7.wordpress.com/.


domingo, agosto 23, 2009

MUFF 2009: El Cine Australiano Actual

El Festival Internacional de Cine de Melbourne es uno de los eventos cinematográficos de mayor prestigio en esta ciudad, el esperado por todos los fanáticos cada año, el Melbourne Underground Film Festival es su hermano menor rebelde y menos conocido, la oveja negra de la familia.

El MUFF es la protesta hecha un festival. Su creador y organizador es Richard Wolstencroft, un tipo alto y gordo con una labia potente y sin miedo para dar sus opiniones a voz en cuello y sin tapujos. El texto de bienvenida en el folleto informativo empieza con un nada sútil Fuck you a todos aquellos que suelen abocar por el cine alternativo e independiente pero siguen rindiendole culto a los multicines y a las funciones del festival mayor.

Así, durante los últimos diez años, MUFF se ha esforzado por dar a conocer a cineastas locales e internacionales de pocos recursos, pero de grandes ideas, que no tendrían la oportunidad de mostrar sus obras en otros circuitos. Un apreciable esfuerzo cultural que refleja sus raíces independientes hasta en su organización: las funciones se realizan en distintos bares de la ciudad, donde la gente se amontona en sillas plegables frente a un proyector para ver cine y tomar cerveza en cantidades.


Supuestamente, Wolstencroft y sus secuaces están remediando los problemas del cine australiano actual. Por ello resulta apropiado que abran el festival con Into the Shadows, un documental que detalla los altos y bajos de la cinematografía local.

Australia se apuntó un temprano hito en la historia del cine mundial con The Story of the Kelly Gang, el primer largometraje hecho a nivel mundial. Sin embargo, el posterior florecimiento del cine local se vio frenado por la Segunda Guerra Mundial y no fue hasta los 70s que volvió a renacer. La aparición de cineastas como Bruce Beresford o Phillip Noyce le dio una nueva voz al cine de este país; y sus propuestas se vieron apoyadas por público y crítica.

Esto hasta la aparición de los multicines, que pronto dejaron fuera de combate a salas alternativas como el Valhalla o el Electric Shadows en Canberra, un cine al estilo antiguo que se ha convertido en un mito para varios cinéfilos. El film es en parte un afectuoso homenaje a estas épocas, donde cada propuesta, sin importar que tan experimental, encontraba un público. Ver videos de la clausura del Electric Shadows (que luego se convertiría en un multicine, obvio), resultó emotivo. Nunca he ido, pero si me dio algo de pena y me hizo acordar las salas que yo visitaba cuando era joven, el Alcazar (¿Se acuerdan cuando tenía dos salas?), el Real que hasta ahora sigue abandonado y el Orrantia, ahora convertido en una iglesia evangélica o algo por el estilo.

Sin embargo, el documental también es bastante crítico y lo demuestra al hablar del panorama actual. Para el director, Andrew Scarano, el problema es doble. Por un lado, están las mismas salas, reacias a programar el cine nacional y dándole mayor cabida al producto hollywoodense, al igual que el público. Y por otro lado, están los cineastas, herméticos, que deciden no arriesgarse y tratar de llegar al gran público mediante filmes de género transgresores, en vez de eso trabajando en proyectos demasiado personales y densos que nadie entiende salvo ellos. Las peliculas australianas más vistas a nivel internacional son filmes de terror como Wolf Creek de Greg McLean, o películas sobre criminales como Chopper de Andrew Dominik; ambas obras de género bien recibidas por público y crítica. El problema parece ser que ningún cineasta quiere hacer este acercamiento.

Lo más interesante es que, a pesar de encontrarse al otro lado del mundo y dentro de una cultura totalmente distinta, el estado del cine australiano actual puede compararse un poco con el peruano. El poco apoyo que reciben los filmes nacionales, de parte de público y crítica y la falta de salas alternativas que le puedan dar un espacio (una queja que suelo escuchar bastante) es algo ya bastante documentado. Y muy pocos directores en el cine peruano suelen arriesgarse con filmes de género y los que lo hacen, no tienen buenos resultados (véase Mañana te Cuento o La Gran Sangre). Sería una manera de acercarse al público masivo, pero en vez de eso apuntamos a las obras artísticas y personales que dificilmente pueden encontrar un hogar. La industria en Australia refleja bastante esta situación.

Into the Shadows resulta entonces bastante informativa y algunas de sus observaciones sobre la industria bien pueden aplicarse en cualquier parte. Así se inicia el MUFF, que promueve la diversidad en el cine australiano y con un programa dedicado al cine de género (terror, suspenso, drama) y a propuestas alternativas, promete un cine muy pero muy distinto.

viernes, agosto 14, 2009

Sr. y Sra. Scorsese

En 1974, después de Mean Streets y antes de filmar la que sería su primera obra maestra, Taxi Driver, Martin Scorsese llevó una cámara a la casa de sus padres en Nueva York para una pequeña conversación. El resultado fue Italianamerican, un mini documental que nos permite ver al director en un entorno más íntimo y familiar.

Catherine y Charles Scorsese se adoran; se insultan, discuten y se burlan uno del otro como sólo pueden hacerlo las parejas que llevan años juntos y se conocen al derecho y al revés. Sentados en su sala, sin más acompañamiento que su hijo y una cámara, empiezan a recordar varios aspectos de su vida como hijos de inmigrantes en Estados Unidos.

Su experiencia refleja la de muchos otros, la misma gente que hizo de Nueva York la ciudad multicultural que es hoy. Muchas de sus calles deben su imagen, su estilo de vida y sus particularidades a las familias italianas, chinas, judías, que llegaron en busca del sueño americano.

Catherine y Charles también tuvieron que pasar penurias: hijos de familias grandes, nueve a diez personas viviendo en un pequeño departamento, trabajando de lo que sea para ganarse el pan. Como ellos, muchas personas llegaron a Norteamérica sólo con lo puesto, pero lograron salir adelante, sin olvidar sus raíces, de donde vinieron y como ello ha construido su forma de ver el mundo. Ambos comparten sus puntos de vista sobre religión, política y sociedad, sin tapujos.

Lo que más sorprende es lo cómodos que están ambos frente a una cámara. Se desenvuelven con naturalidad y buen humor. Resulta raro ver a Scorsese, el mismo director responsable de tantas películas de gangsters con altas cuotas de violencia, tímido y nervioso cuando sus padres lo sermonean por no ir al dentista ni afeitarse la barba. Ambos ríen; la madre es de personalidad dominante y lengua rápida (de donde más iba a sacar Martin su verborrea), el padre tranquilo y bromista (Martin es el vivo retrato). Scorsese les dio pequeños papeles en sus filmes hasta su muerte: con su candidez y buen humor frente a su hijo, tiene sentido.

Italianamerican fue presentada en el New York Film Festival en 1975; hoy en día, no suele verse muy seguido (aunque para eso está YouTube). Es una obra atípica en la filmografía de Scorsese y tal vez su trabajo más personal. Una mirada a su vida familiar, generaciones de familias que superaron obstáculos para dar origen a la Nueva York que hoy se conoce. Los créditos finales incluyen la famosa (y extensa) receta de Catherine para hacer albóndigas, suficiente para abrirle el apetito a cualquiera.