sábado, diciembre 30, 2006

Lo Mejor del 2006

Al igual que el año pasado, les presento aquí las diez mejores películas del año (según yo). A diferencia de la otra vez, sí estuve más o menos puesto al día con los estrenos, por ende tuve más de donde escoger. Así que si encuentran que esta lista se parece demasiado a la de otros críticos, será tal vez por eso. Aquí vamos.


10. BROKEN FLOWERS de Jim Jarmusch

A primera vista, una de esas películas lentas y pretenciosas hechas para los críticos especializados - el tipo de película que yo suelo evadir como una plaga. Pero tras verla dos veces, me encontré con una simpática y melancólica comedia de situaciones sobre un mujeriego en desgracia que va en busca de la posible madre de su hijo. Una excelente actuación de Bill Murray, en lo que se ha vuelto un nuevo estilo actoral para él (este hombre puede comunicar vólumenes de emoción con una sola mirada) mantienen a flote el fascinante viaje, donde la identidad de la madre pasa a segundo plano para concentrarse en un hombre decaído tratando de justificar su propia vida.

9. JARHEAD de Sam Mendes

La Guerra del Golfo fue bastante distinta a lo que pintaba la CNN. En vez de valerosos soldados peleando contra el régimen de Saddam, el filme de Mendes nos muestra la realidad: un grupo de rednecks deseosos de apretar el gatillo aburridos en pleno desierto esperando que empiece el conflicto. Y tras esto, el regreso a la civilización y una vida normal se hacía cada vez más difícil. Entretenida película cargada de humor negro, una hábil crítica a la intervención gringa en este tipo de conflictos, pero no la típica película bélica. Es más, no sucede mucho, pero el interés se mantiene.

8. V FOR VENDETTA de James McTeigue

Una de las mejores adaptaciones de cómic que se hayan hecho, aún si el propio Alan Moore dice odiarla. En un futuro dictatorial influenciado (entre otros) por 1984 de George Orwell, una figura enmascarada emerge para oponerse al régimen, en esta entretenida mezcla de ciencia ficción y critica política. Además de ser un espéctaculo visual, el filme tiene varios comentarios que hacer sobre la naturaleza del terrorismo y la influencia de cierto superpoder en las relaciones internacionales de hoy. Buenas reflexiones que están ahí para el que las quiera buscar, de mano de un carismático y verborreico espadachín. Pero ojo, no es una película de acción como prometían los avances, así que cuidado con eso.

7. CAPOTE de Bennett Miller

"A Sangre Fría" fue la obra cumbre del escritor Truman Capote y también la que lo destruyó. El facinante filme de Miller detalla la investigación del autor para su libro, particularmente su enfermiza relación con uno de los asesinos, una co-dependencia en la que ambos se manipularon para conseguir lo que querían: Capote quería terminar su libro y Perry quería demorar su ejecución. Un sorprendente Phillip Seymour Hoffman revela la caída en desgracia de Capote, desde un autor celebrado hasta un hombre solitario y propenso al alcohol y a las drogas. Excelente tema para una película que cobra aires de crónica periodistica (no es una película emocional), con un interesante tema.

6. MATCH POINT de Woody Allen

Woody Allen se muda a Londres y cambia completamente de registro para este sólido filme. Ya no está el típico humor neurótico de Allen (ni un personaje que haga las veces del autor), sino más bien se trata de un drama adulto sobre un peligroso triángulo amoroso con nefastas consecuencias. El sorprendente tercer actor, lleno de sorpresas, lo eleva de ser un drama convencional a algo mucho más oscuro, un thriller de bajo perfil con un sociopático protagonista que tiene mucho del recordado Tom Ripley. Un acierto de Allen tras años de haber sido ignorado por público y crítica.

5. THE DESCENT de Neil Marshall

Justo cuando muchos piensan que el género de horror está en decadencia y repitiendose demasiado, surge un cineasta como Marshall para demostrar lo contrario. Una premisa que bien podría aplicarse a una película barata de Cine B - un grupo de mujeres explorando cavernas se enfrenta a una raza de caníbales subterraneos - en manos del experimentado realizador se convierte en un tenso y claustrofóbico ejercicio de suspenso que nunca se detiene, manteniendo al espectador al borde del asiento de principio a fin, además de crear personajes creíbles por los que se puede sentir algo. El género de horror aún puede dar sorpresas y El Descenso es prueba de ello. Para verla mordiendose las uñas.

4. EL AURA de Fabián Bielinsky

La inclusión de El Aura en esta lista es bastante parcializada de mi parte. Me chocó la muerte de Bielinsky este año, luego de haberlo conocido en Sundance como una persona sencilla y que conocía de su oficio. Su segundo filme, completamente distinto a la genial Nueve Reinas, es un ejercicio de cine negro puro, ambientado en la Patagonia y con más de una sorpresa para el espectador que sea paciente con su ritmo pausado y lento. Ricardo Darín entrega otra excelente actuación en una película con muy buen trabajo técnico, que daba fe de la habilidad de Bielinsky para contar una historia. Una pena que se haya ido tan pronto, aún tenía mucho que demostrar.

3. OLDBOY de Park Chan-Wook

Film coreano con una premisa irresistible - un hombre es encerrado en un cuarto por quince años sin saber por quien ni por que, y una vez liberado sólo pensara en vengarse - es el punto de partida para una examinación sobre la venganza y las repercusiones que puede tener. Tal como demuestra este filme, puede llevar al ser humano a límites insospechados, a una caída de donde no hay retorno. Enredada, cruda y sorprendente, es una muestra de lo que puede lograr el cine asiático, que no tiene problemas en tocar temas que Hollywood evitaría como la plaga. Hay que ver hasta donde son capaces de llegar los dos protagonistas de esta película, ambos obsesionados con la venganza sin pensar en todo lo que acarrea.

2. GOOD NIGHT AND GOOD LUCK de George Clooney

Simple, corta, pero no por eso menos poderosa, la segunda película de Clooney es un recuento casi estilo documental sobre la batalla entre el periodista Edward R. Murrow y el senador anti-comunista Joseph McCarthy en la década de los 50. Obviando sentimentalismos o dramas innecesarios, el film se concentra sólo en los hechos, ofreciendo no sólo un valioso documento histórico, sino una reflexión sobre el verdadero poder los medios de comunicación y como hoy en día está siendo usado de manera equivocada, para mantener desinformado al publico, tal como sucedió en aquel entonces. Hacen falta más periodistas como Murrow, sin temores para enfrentar a la verdad y sus consecuencias. Una película simple que ofrece muchos temas para la reflexión, y de ahí nace su efectividad.

1. THE DEPARTED de Martin Scorsese

Scorsese vuelve al género criminal con una de sus mejores películas, un drama sobre la mafia irlandesa de Boston a través de dos individuos distintos: un criminal infiltrado en la policía y un conflictivo agente de la ley infiltrado en la mafia. Una vez que ambos descubren esto, se inicia una tensa carrera del gato y el raton para desenmascararse, en una historia trágica y épica. Un reparto inmejorable (DiCaprio y Nicholson están sublimes), excelente dirección, una banda sonora impecable y un guión bien construido, con un sorpresivo final, marcan esta impresionante historia policial, uno de los mejores filmes de Scorsese y de lejos, la película más entretenida del año. Si Marty no recibe algún premio por esta (luego de haber sido rechazado varias veces), va a ser una total injusticia. Obra maestra.



Y con esto, cerramos un 2006 donde me he visto ya demasiadas películas... nos veremos el próximo año con más críticas y comentarios para su disfrute, y ojalá que ahora si me ponga a escribir más seguido...

Una pequeña aclaración: sé que varias películas en esta lista están desactualizadas, la gran mayoría son del 2005 (Oldboy es de hace tres años), pero para esta lista estoy trabajando exclusivamente con los estrenos de este año... y como se sabe, la cartelera limeña se demora siglos en traer ciertas películas y a otras las ignora por completo... de ahí a que parezca algo antigua. En otras palabras: ¡ES LO QUE HAY!

Sobre las peliculas en esta lista, las recomiendo todas!

martes, diciembre 26, 2006

El Dragón no Alza Vuelo

El éxito de El Señor de los Anillos trajo de vuelta al género fantástico, que muchos habían dado por muerto hacía ya años. La trilogía de Peter Jackson se convirtió en un modelo a seguir para cualquier franquicia en el futuro, pero lo cierto es que en el negocio de Hollywood, una vez que se encuentra una moda, la explotan hasta que ya no dé más, a veces sin pensar siquiera en la calidad. Esa es la única explicación para la existencia de algo como Eragon, que ha sido publicitada como la digna sucesora cinematográfica de Tolkien. Bastante ilusos los encargados del marketeo.

Paolini empezó a escribir Eragon la novela cuando tenía apenas 15 años. Eso explica el porque parece las fantasías locas de un niño que ha sido criado en cine fantástico desde la infancia, particularmente la trilogía Star Wars. Todas las críticas lo han mencionado y aunque no es bueno hacer comparaciones, el plagio resulta tan obvio que es bien difícil pasarlo por alto.

Avísenme si se saben esta: un joven granjero, Eragon (Ed Speleers, en un debut para nada auspicioso) descubre un día un dragón bebé, que en tiempo récord (o para no demorar la película) crece a la adultez y le revela que es el elegido en una profecía para detener el reinado de terror del malvado Galbatorix (John Malkovich, debería darte vergüenza). Con la ayuda de un sabio guía, Brom (Jeremy Irons, el único que logra salir bien parado de todo el asunto), Eragon parte a hacer contacto con una banda de rebeldes escondidos que se oponen al imperio, seguido de cerca por Durza (Robert Carlyle), el peligroso secuaz del rey.

Tan obvio es el plagio que hasta se dieron el lujo de copiar una escena de la trilogía de George Lucas. ¿Recuerdan cuando Darth Vader mata a uno de sus súbditos usando la Fuerza por haber fracasado y al momento promueve a otro más? Reemplacen a Vader con Durza y es exactamente lo mismo. Pero no sólo se trata de un plagio: este es el debut de Stefen Fangmeier en la dirección (luego de años trabajando en efectos especiales, que lejos son lo mejor aquí) y se nota, porque tiene varios otros problemas.

Ninguna película fantástica que busca ser épica y memorable puede durar menos de dos horas. La trilogía de Peter Jackson, en su versión completa, dura 11 horas. Uno acaba con el trasero dormido y con unos dolores de pierna horrendos, pero logra su cometido: sumergirnos en un mundo distinto y mágico, y hacer que nos importe. Al costado de tamaño esfuerzo, los 100 minutos de Eragon son casi una burla. El film se pasa demasiado rápido y no da tiempo para profundizar en nada, dejando varios detalles como meras añadiduras a último minuto para darle color, como es el caso de un intrépido aventurero (La versión eragoniana de Han Solo) y el enorme y melenudo moreno líder de los rebeldes (¿Chewbacca?) que aparecen casi al final y no hacen prácticamente nada, como si el guión no supiese que hacer con ellos. Y esta es la impresión que da Eragon : un producto hecho a la carrera y sin mucho pensar, sólo para aprovechar una moda que en un par de años seguro se extinguirá.

Claro, es la primera parte de una trilogía y de seguro, si es que logran hacer las otras dos, puede que mejore: pero este no es un buen comienzo, con un protagonista que tiene el mismo carisma que una piedra. Al final, la taquilla manda y la merecida vapuleada que ha recibido Eragon hacen de una secuela algo difícil. Por lo pronto, prefiero ver de nuevo las 11 horas de El Señor de los Anillos para ver como le hacen verdadera justicia al género fantástico que soplarme este film otra vez.

martes, diciembre 19, 2006

Bond en Pañales


Soy ignorante en lo que se refiere a las aventuras cinematográficas del súper agente James Bond. Aparte de ver las intervenciones de Pierce Brosnan en el papel (y eso sólo cuando no tenía otra cosa que ver), nunca me han llamado la atención, por la misma razón por la que no soporto a Steven Seagal: es demasiado perfecto. Bacán hasta decir basta, un capo a quien nadie toca, los malos no le hacen daño, ni se despeina. (Soy tal vez el único crítico que se atreve a hacer semejante comparación)

Además de esto, me parecían películas demasiado fantasiosas. Acepto que una serie sobre un súper espía tiene que sacrificar ciertos aspectos de la realidad, pero ya con la última entrega, Otro Día para Morir, la saga llegó a niveles de caricatura demasiado ridículos: palacios de hielo, autos armados hasta los dientes, armaduras generadoras de electricidad y la increíble imagen de Bond surfeando en un glaciar con un paracaídas y sobre la puerta de un automóvil (Y me abstendré de mencionar la horrenda canción de Madonna).

Y ahora viene Casino Royale, adaptación de la primera novela escrita por Ian Fleming (que ya ha sido hecho antes, en una parodia con Woody Allen que dicen es un bodrio), con un nuevo actor calzando el smoking: Daniel Craig. No me he vuelto fanático aún, pero si la idea era reiniciar de nuevo la serie, esta entrega hace un perfecto trabajo.

Este es un Bond distinto al que estamos acostumbrados. Es su primera misión, capturar a Le Chiffre, un banquero que financia terroristas, mediante un juego de póquer. Y como todo novato, aquí Bond comete errores. A diferencia de anteriores entregas, no es un superhombre, se acerca más a John McClane: recibe castigo tras castigo, pero insiste. Casi pierde el juego, es torturado, recibe palizas, frustra su primera misión, es envenenado y para colmo hace trizas un pedazo de auto como el Aston Martin. Tampoco bebe sus acostumbrados Martinis y, por primera vez en mucho tiempo, se enamora.

Craig hace de Bond un personaje vulnerable, más humano; la relación con Vesper Lynd también trae consigo ingeniosos diálogos entre Craig y Eva Green; y aunque cerca del final tanto amorío ya empieza a desgastar y alargarse demasiado, lo que sucede define en lo que luego se convertirá Bond: carismático, pero frío, sin confiar en nadie y concentrándose en su trabajo. Se podría decir que sin lo ocurrido en el tercer acto, Bond no sería el personaje que ya hemos visto en 20 filmes anteriores.

En cuanto a las escenas de acción, también sufren cambios: atrás han quedado las hazañas imposibles de caricatura. Este Bond no es elegante: es brutal, violento y va directo al grano. Regresando a la serie luego de Goldeneye, Martin Campbell hace un buen trabajo en estas viscerales secuencias, demostrando su habilidad tras cámaras. Tienes que ser un buen director para poder sacarle tensión a un juego de póquer, el cual de seguro pude haber disfrutado más si es que supiese como diablos se juega.

La única crítica que puedo hacer es que es demasiado larga. Como dije, tanta escena de amor al final empieza a cansar. Pero lo cierto es que con esta entrega Bond ha renacido, en vez de convertirse en la caricatura que estaba vislumbrando. Quien sabe adonde vaya la serie desde acá, pero es un buen comienzo.

sábado, diciembre 09, 2006

De vuelta...

Saludos a todos...

Debo pedir sinceras disculpas a los cuatro gatos que leen esta página y que aguantan con mucha paciencia mis desvarios sobre el universo cinematográfico... por una combinación de flojera y trabajo no he podido actualizarlo demasiado, he estado trabajando un mes en Chancay y aunque en lo laboral todo bien, debo decir que es uno de los pueblos más aburridos que he visitado, casi tanto como esos bicicleteros de nombres raros que quedaban camino a Reno (mis disculpas a cualquiera que sea de Chancay).

Como se imaginarán, no he tenido acceso a un cine desde hace ya mucho tiempo y me he tenido que contentar con ver el ciclo de Hollywood en Panamericana, donde me di con la sorpresa de que la recordada Juego de la Muerte, donde Bruce Lee pelea con el futuro basquetbolista Kareem Abdul-Jabbar en aquel icónico traje amarillo (y de paso cumple el sueño de muchos al darle una soberana paliza a un joven Chuck Norris), sólo tiene al gran Bruce en los últimos quince minutos de película (debido, obvio, a su misteriosa muerte).

También me di cuenta que Panamericana tiene un fetiche aberrante con las películas de artes marciales, especialmente con Jackie Chan (donde cada golpe suena como una cachetada) y Retroceder Nunca, Rendirse Jamás debe tener unas 17 secuelas (empezando por aquella donde un mocoso karateca recibe ayuda del espiritu de Bruce Lee para pelear con Van Damme haciendo de matón ruso (y no me estoy inventando esto).

Pero bueno, ahora que se acaba el trabajo, espero volver de vuelta a mi ritmo cinéfilo y poder actualizar esta página más seguido. Tengo toda una pila de DVDs (piratas, obvio) esperándome en la sala a que los haga trizas.

Por último: Los Infiltrados es un peliculón, una de las mejores del año y si Scorsese no recibe un premio ya debería jubilarse. Bien merecido lo tiene. Vayan a verla.

sábado, octubre 28, 2006

Corre, Jason, Corre


Chev Chelios (Jason Statham) es un asesino a sueldo que está a punto de tener un mal día. Le han inyectado en las venas un menjunje llamado el Cóctel de Beijing - el cual le reduce los latidos del corazón hasta provocarle un infarto. Para mantenerse vivo y cobrar venganza, Chelios debe mantener su nivel de adrenalina alta en todo momento.

Esta es la simple premisa de Crank, de los debutantes Mark Neveldine y Brian Taylor, una suerte de variación de Corre Lola Corre de Tom Tykwer, sólo que reemplazando a Franka Potente con un matón desalmado que no está de buen humor.

Esta es tal vez una de las películas más aceleradas que he tenido el gusto de ver: se nota con el frenético estilo directorial que Neveldine y Taylor tienen sus raíces en los videoclips y el ritmo desenfrenado no deja tiempo para pensar: Chelios debe mantenerse vivo y para eso hace todo lo que sea posible, desde provocar pelea con matones negros, aplicarse electroshock, hasta utilizar a su novia para cumplir una de las fantasías que todos llevamos dentro (en lo que de seguro será una de las escenas más memorables del año).

Crank es así un film diferente, una dosis de adrenalina para matarse de la risa y pasarlo bien, anclada por un Jason Statham que ya se está volviendo experto en hacer de matones cool. Esperemos que esta película llegue a cartelera. Vayan a verla, disfruten y antes que se den cuenta la carrera contra el tiempo de Chev Chelios llega al límite y se acaba.

¿Recuerdan el bus de Maxima Velocidad? Aquí, Chelios es el bus y Keanu Reeves a la vez. No se la pierdan,

martes, octubre 24, 2006

Godard! a la Española

Se viene otra edición de su revista favorita (y mia) Godard!, esta vez con una edición especial en ocasión del IV Festival de Cine Español, con lo mejorcito del séptimo arte del país ibérico...

La presentación será este viernes 27 de Octubre a las 7:15pm, en el Centro Cultural de España, con ejemplares para todos los visitantes... se recomienda altamente el especial del único e inigualable Alex de la Iglesia, al igual que el ciclo de documentales, donde destaca un delirante pedazo de propaganda politica a favor del Generalisimo Francisco Franco que tiene que ser visto para ser creído...

El Festival arrancó esta semana, así que... ¡Disfruten!

sábado, octubre 14, 2006

Perdiendo el Control

Adam Sandler empezó su carrera como uno de los tantos comediantes en el estelar de Saturday Night Live en lo que sería la mejor época de ese programa institución de la televisión gringa. Tras esto, hizo un paso natural al cine, siempre haciendo de aquel idiota de buenos sentimientos, un niño atrapado en el cuerpo de un hombre, un patán que se la pasaba gritando y agrediendo a todo el mundo pero que aún así caía simpático. En este proceso Sandler se hizo millonario, fundó su propia productora y se ganó fanáticos por todos lados.

Pero en algún momento Sandler pensó en madurar y tras algunos falsos comienzos (el papel de Jamie Foxx en Colateral era originalmente suyo), empezó a mostrar otra cara: primero en Embriagado de Amor de Paul Thomas Anderson y luego en Spanglish de James L. Brooks, donde pudimos ver al comediante alejado del humor cochino por el que se le conoce.

Claro, aún así se mantuvo la fórmula Sandler que tan buenos dividendos le ha dado, pero desde ya se nota que los días de Billy Madison han quedado atrás. Y esta mezcla está bien ejemplificada en Click, aquella comedia que acaba de pasar sin pena ni gloria por la cartelera local, una fantasía sobre un trabajólico que encuentra un control remoto universal que le permite controlar su propia vida, hasta que todo se sale de control.

Al principio parte como cualquier comedia tonta: el tipo usa el control para saltarse momentos aburridos, como ir al trabajo o ir al baño, para revisitar momentos de su propia vida, para agarrar a combos a su jefe (David Hasselhoff haciendose carrera burlándose de sí mismo) o tirarse un pedo en su cara, para meterle un pelotazo en la cara al irritante hijo del vecino, en fin - cosas que a todos nos gustaría hacer.

Hasta que el control empieza a pensar por sí mismo, y... bueno, olvidando por un momento que se trata de una película de Sandler, lo que le pasa es sencillamente horrible. Y no me averguenzo de decirlo: solté la lágrima. Me hizo llorar bastante... pero no diré más, puede que este cambio de tono de comedia tonta a una fábula dramática al mejor estilo de una película de Frank Capra (todos dicen que se parece mucho a It's a Wonderful Life, pero no puedo opinar porque nunca la he visto) sea muy abrupto, pero la película hasta deja una enseñanza, nada complicado: hay que vivir la vida a full y aprender a apreciar los detalles.

Sí, aprendí una lección de una película de Adam Sandler. Y lloré. Se nota a leguas que soy fanático de este hombre, ¿verdad? Click al menos es entretenida, nada fuera del otro mundo, pero se nota que el otrora niño idiota quiere crecer. Hay que reconocerle eso.

lunes, octubre 02, 2006

Shakespeare a lo Pacino

Durante un tiempo en la década de los noventa, hacer adaptaciones de obras de Shakespeare se volvió una moda en Hollywood y casi siempre bajo la batuta del inglés Kenneth Branagh, que se volvió sinónimo con las celebradas obras del Bardo. Pero, como cualquier moda pasajera, esta costumbre se fue perdiendo (así como muchos siguen esperando que la fiebre de los remakes se acabe algún día), hasta que Shakespeare dejó de ser tan común. Es por ello que cada nueva adaptación es recibida por fanáticos con mucho entusiasmo, como es el caso de El Mercader de Venecia.

Bajo la dirección del inglés Michael Radford – recordado por la emotiva Il Postino y por darnos a muchos el incontable placer de contemplar a una desnuda Asia Argento en B Monkey – la película narra las desventuras de Bassanio (Joseph Fiennes), que en la Venecia antigua está perdidamente enamorado de la deslumbrante Portia (Lynn Collins), una mujer que somete a todos sus pretendientes a una dura prueba con tres cofres para ver si son dignos de ella. Al no tener ni siquiera el dinero para ir a verla, Bassanio pide ayuda a su mejor amigo - y si se creen algunas maliciosas interpretaciones, también amante – Antonio (Jeremy Irons), que se encuentra tal vez en igual o peor situación. Sin remedio, acuden al judio Shylock (Al Pacino), un prestamista resentido por años de maltrato de parte de las autoridades venecianas hacia su pueblo.

Según los entendidos, la obra original de Shakespeare es una comedia, pero uno no se da cuenta viendo esta adaptación. Aunque sí existen momentos ligeros, particularmente cuando los pretendientes de Portia sudan frío con la prueba de los cofres (que hace a uno pensar si de veras vale la pena tanto circo para casarse), el resto de la película transcurre con muchas dosis de drama y seriedad, utilizando los diálogos originales.

Tal vez esto no haya tenido mucha relevancia en los tiempos de Shakespeare, pero lo cierto es que esta obra a ratos es bastante anti-semita. Shylock no es una caricatura, pero sí tiene unas marcadas características que muchos malpensados asocian con la comunidad judía: avaro, una fiera para los negocios, egoísta y frío como el hielo. Pero más que nada esto se siente en como lo tratan durante la película: al igual que sus compatriotas, se encuentra marginado dentro de Venecia y al final, luego de una lograda y tensa secuencia en una corte, no sólo le quitan todo lo que tiene, sino que lo humillan de la peor manera posible al obligarlo a convertirse al Cristianismo mientras todos se ríen y le escupen a los pies. Estoy seguro que esa no era la intención, pero a ratos se siente.

Es interesante entonces que Shylock sea el personaje más interesante de la película y mucho de esto tiene que ver con la lograda interpretación de Al Pacino. A pesar de caer en lapsos muy propios de su estilo (léase: gritar mucho), el actor logra hacer del judío una figura torturada, que no hace las cosas por malicia sino como una retribución por el maltrato recibido por su pueblo durante años. Shylock sabe que es una persona resentida, que actúa motivado por venganza y un odio no revelado hacia Antonio y basta con ver sus ojos para ver un alma cansada, que no quiere soltar la idea de conseguir retribución. Pacino entrega una sólida actuación, que, aunque bien secundada, eclipsa a todas las demás.

El mayor obstáculo a la hora de enfrentarse a una adaptación de Shakespeare es el diálogo. Escrito en inglés antiguo, a ratos se alarga en unos incesantes monólogos que amenazan con poner a uno a dormir; pero una vez que uno se acostumbra a que se necesiten más de cinco minutos para decir algo que se pueda expresar en pocos segundos, se encuentra con unos diálogos poéticos, muy bien construidos. El problema está en condensar una obra de teatro en dos horas, lo que significa que hay muchas escenas de más, incluida una torpe e inútil secuencia final entre dos parejas de amantes discutiendo por unos anillos perdidos; una escena que no tiene ni pies ni cabeza y tampoco venía al caso. Para mí, la película termina junto con la caída de Shylock, quien reitero, es el elemento más interesante del film.

No puedo negar el impecable trabajo técnico. Filmada en Venecia, con su antigua y bella arquitectura, esta película tiene la capacidad de transportarte a la ciudad en épocas pasadas, en todo su esplendor (y con olor a desagüe), a través de una lograda fotografía y una impecable banda sonora que pareciera una corte de juglares está tocando a tu costado. Radford no escatimó esfuerzos y lo cierto es que El Mercader de Venecia es una película bonita de ver. Cuenta además con una historia interesante, producto de una de las plumas más reconocidas de la literatura. Tengo que agradecer a la amiga con la que la fui a ver; creo que sin ella ni me hubiese enterado que existía. Entretenida película que, a pesar de sus fallas, es una grata sorpresa dentro de la cartelera local.

sábado, setiembre 16, 2006

Huevadas

Hace algunos años empezó a circular por Internet una simpática animación Flash donde tres huevos con manos y pies y con vestimentas sacadas de una obra de Shakespeare recitaban poemas mientras hacían brindis con vino. ¿Ya se acordaron? Conforme avanzaba el “recital”, quedaban progresivamente más ebrios hasta caer en un estado lamentable y hablando incoherencias, mientras que todos nos orinábamos de la risa.

Esto fue obra de los hermanos Gabriel y Rodolfo Riva Palacios, creadores de Huevocartoon, página residente de miles de animaciones con huevos de protagonistas. Más de uno se llevó una decepción al entrar y descubrir que había que soltar dinero para seguir disfrutando, (había que ejem, ser bien huevón) pero la popularidad de estos Flashes fue en aumento. Y como suele pasar con personajes populares que se expanden con merchandising por todos lados, en algún momento tenían que llegar al cine, y como resultado tenemos Una Película de Huevos, producto que al momento de su estreno en México venció en taquilla a un monstruo como Tom Cruise y su Misión Imposible 3. Aquí, verla en Polvos Azules parece ser la única opción.

Esta es la historia de Toto, un huevo que nace un día con la firme intención de ser un pollo en vez del desayuno. Acompañado por un soldado hablador llamado Willy y un pedazo de tocino mudo y algo bruto llamado, sorpresivamente y en un gran toque de originalidad, Tocino, parten en busca de las Granjas “El Pollón” (sin relación a cierto huarique de comida al paso local), pasando por miles de aventuras en el camino.

Lo que hacía entretenido a los Flashes era su humor de doble sentido y a ratos subido de tono – basta ver como ejemplo a los Huevos Poetas y sus alcohólicos recitales, donde mear en un vaso de vino y hacer alusiones sexuales demasiado obvias estaba a la orden del día. Sin embargo, eso es justamente lo que le falta a la película. En un afán por alcanzar al público infantil (que es el que más consume animación, desgraciadamente), este humor subversivo ha sido drásticamente removido para dar paso a algo para toda la familia, aunque aún quedan por ahí visos de los flashes. Sí, los Poetas hacen su esperada aparición, pero no es como uno espera; se extrañan otras luminarias como Osama Bin Huevo o los Huevos Rancheros, la versión Huevocartoon de Brokeback Mountain (Se nota que tengo tiempo para ver estas tonteras).

Para los más chiquilines, tenemos una moraleja: aprende a encontrar tu propio camino, sé leal a tus amigos, y no sé que otras sensiblerías más de las que estoy seguro aprenderán. ¿Saben que? Aún así, me gustó. Entretenida, al menos, pero de nuevo, para los más mocosos; no le llega ni a los talones a los flashes. Algunos momentos simpáticos por ahí: El libro “La Reencarnación es Posible” de Brian Maiz (Weiss), un huevo moreno (un huevo de chocolate que no encontraron la Pascua pasada) llamado “Huevay Segundo” y el agente secreto “Von. Hue Von.”. Digamos que uno se vuelve a sentir como un niño… un niño huevón, claro.

Admítanlo: da curiosidad. Los flashes están mejor, pero para entretener a tus sobrinitos, está perfecta. Frase para el bronce: “Eres como mi huevo derecho.”

miércoles, setiembre 13, 2006

La Jefa del Infierno

En la historia del cine, existen varios ejemplos de jefes infernales. Aquellos que tratan a sus empleados como cualquier cosa, abusan de su propio poder y en general son villanos irredimibles. Seres como Gordon Gecko (Michael Douglas) en Wall Street o Buddy Ackerman (Kevin Spacey) en Nadando con Tiburones son representaciones ficticias de aquellos jefes tiránicos que nadie quiere tener y a los que todos balearían sin pensarlo dos veces.

Ahora otra luminaria se une a las filas de los gerentes de terror: Miranda Priestly, editora de la influyente revista de modas Runway, en El Diablo Viste a la Moda, del debutante David Frankel, director de series de televisión como Entourage, uno de los más recientes éxitos de HBO sobre un actor de cine engreído y su collera de amigos vagos que se le suben al carro (Así es: no la veo).

Al igual que los ejemplos arriba mencionados, Miranda es Satanás reencarnado. Fría, seria, mandona, siempre recibe lo que quiere, capaz de mandar al piso toda una línea de ropa con un gesto, es la reina en un imperio frivolo y superficial donde todos sufren y están al borde del colapso por satisfacerla. Y así lo comprueba en carne propia Andy Sachs (Anne Hathaway) una idealista e inocente periodista (y no quedan muchos de esos) que, a pesar de querer estar en el New Yorker escribiendo historias de corte social, acaba en una revista de modas donde todos viven para la ropa y demás tonterías, cuando ella no tiene ni una pizca de fashion sense, como se lo hacen recordar todos los habitantes neuróticos y pesados de la publicación.

La razón de peso para ver esta película es Meryl Streep, que está sencillamente genial. Con un frondoso peinado estilo Cruella de Vil y un genio para hacerle juego (con la única diferencia que esta no mata perros), Miranda, por falta de una mejor palabra, es una perra desgraciada: abusa de todo el mundo sin reparos. Streep demuestra con este papel su versatilidad como actriz, todo en clave comedia (porque una persona así en la vida real sería para estrangularla). Tanto es así, que el film pierde mucho cuando ella no está en escena, y lo mismo va para dos de sus coestrellas: Emily Blunt como una sufrida secretaria malas pulgas y Stanley Tucci como un pesadísimo redactor.

Esta es una sátira sobre el mundo de la moda, un ataque a una industria que ya hace buen rato se lo tiene merecido, un mundillo de modelos tontas, más delgadas que perfil de galleta y que se imponen huelgas de hambre, un lugar donde sólo importa la ropa que usas y donde la pinta, lo es todo: lo que uno ve por Fashion TV cualquier día de la semana, un campo con muchos blancos fáciles para el humor.

Pero no contento con eso, Frankel se ve obligado a incluir un melodrama simplón que amenaza con hundir lo que estaba siendo una perfecta comedia ácida: Andy literalmente se pasa al lado oscuro, se convierte en otro esclavo de Runway y con el tiempo se llega a dar cuenta de sus errores. Nada nuevo por ese lado, y aunque al final amenaza con aburrir, hay un suficiente nivel de humor para compensar.

Y menos mal no quisieron humanizar a Miranda: dan razones por lo que ella es como es, pero no por eso se vuelve una samaritana sonriente: es una perra cuando la película empieza, y sigues con ganas de querer asesinarla al final. El Diablo Viste a la Moda es una hábil comedia, recomendada para reír un par de horas; más de uno verá algo de sus jefes en Miranda, la mujer que tiene un glaciar en las venas: con su sola actuación, Meryl Streep hace de ella un personaje memorable, hilarante y odioso sin rayar en la caricatura. Razón más que suficiente para echarle una mirada.

lunes, setiembre 04, 2006

El Cientifico del Sexo

Kinsey, de Bill Condon, es una biografía sobre un personaje muy poco conocido fuera del ambito cientifico norteamericano: Alfred Kinsey, biólogo de profesión que en la década del 50 realizó un controversial estudio sobre la sexualidad del hombre y la mujer, sin escatimar detalles y sacando a la luz varios aspectos que muchas personas preferían mantener en secreto.

Es un tema fascinante para un biopic, especialmente con un personaje tan complejo como el Dr. Kinsey. Brillantemente interpretado por Liam Neeson, al principio el doctor no es muy distinto a otros cerebros con aptitudes nulas para la socialización: se pasa todo su tiempo investigando y catalogando avispas, hasta su matrimonio con Clara (Laura Linney, en otra impecable actuación). Una desastrosa noche de bodas los manda a buscar ayuda y tras resolver el problema (una rápida circunsición), ambos nerds descubren lo dichoso que es el sexo.

Y así, Kinsey cambia de ramas para dedicarse a un exhaustivo estudio sobre la sexualidad del hombre y la mujer, a través de íntimas entrevistas y experimentos (osea, coito) a nivel nacional. Para una década tan conservadora como los 50, esto fue una cachetada, una revelación de cosas que la gente ni siquiera se atrevía a considerar. Kinsey luchó por dar a conocer sus estudios y los resultados valieron la pena: probablemente las clases de educación sexual hoy en día no serían lo mismo sin gente como él.

El film parte al principio casi como una comedia: la ignorancia de la gente sobre el sexo frente a la visión liberal de Kinsey (entre otros problemas que aquejan a los jóvenes, está la posibilidad de quedar embarazada con sexo oral o el poder contraer sifílis de soplar un silbato); sin embargo, llega un momento en que el experimento se le sale de las manos al buen doctor y uno se cuestiona si es que no es producto de un morbo: el promover el sexo libre entre sus ayudantes causa estragos en todas sus vidas personales y la publicación de un segundo tomo sobre la sexualidad femenina casi lo lleva a la ruina.

La película examina todo esto pero sin demonizar a su protagonista: lo que hace es morboso, a ratos enfermo, pero queda claro que es todo en interés de su investigación (como en una simbólica escena donde el doctor enfrenta a un pedófilo pero debido a su posición alejada y neutral no puede juzgarlo); que el hombre no se dé cuenta que se le sale de las manos es otra cosa. Kinsey es una película que recomiendo.

Es raro ver que, a pesar de los esfuerzos de gente como este doctor, hoy en día hay gente que aún considera el sexo un tema tabú y se pone roja al escuchar la palabra "pene" - esto unos 50 años después. Las cosas, al parecer no han cambiado mucho. Película interesante y porque no, hasta educativa.

sábado, agosto 19, 2006

Bombas Humanas

Paradise Now de Hany Abu-Assad es la primera película palestina en ser nominada al Oscar (este año); la primera que yo haya visto y una que logra hacer algo que no creí posible: humanizar a unos terroristas.

Said y Khaled son amigos de la infancia reclutados para un atentado suicida en Tel Aviv. Con la promesa de alcanzar el cielo, ser recibidos por ángeles y estar más cerca a Dios, son seducidos a ponerse bombas en el pecho y cruzar hacia Israel a matar a miles de personas. Así, asistimos a todo el ritual de preparación: el entrenamiento, los disfraces, la preparación de las bombas, hasta la última cena de ambos jóvenes. Todo esto presentado por un ojo frío, sin frivolidades, austero y casi documental, lo que hace de todo mucho más chocante.

Es común ver en las noticias atentados donde algún suicida se quitó la vida y se puede pensar con mucha facilidad que esta gente no son más que unos fanáticos locos y asesinos; por lo menos esa es la imagen que vende, pero lo cierto es que el conflicto en Medio Oriente no puede verse en términos de blanco y negro y esto queda personificado en Said y Khaled. No son más que dos chicos manipulados por una prédica sin sustento, que sólo alimenta la violencia, una manera de vida en la que creen fervientemente sin entender bien el porqué. Ambos tienen distintos motivos para ofrecerse para el atentado, aunque se basan en lo mismo: un escape del peligroso estilo de vida en una Palestina en constante conflicto, donde bombas que caen son cosa de todos los días.

No estoy apoyando actos de terrorismo (vengan de quien vengan, me parecen aberrantes), pero debo felicitar a Abu-Assad por tratar este tema con seriedad, sin glorificarlo ni echando mano de recursos inútiles como pirotecnia, romance o melodrama: es una presentación simple, bastante dificíl de ver no por contar con imágenes fuertes, sino porque el tema en sí es algo muy chocante: ver a dos tipos normales, con familias que los quieren, dispuestos a entregar sus vidas a una causa ciegamente, sin pensar que tal vez con eso no se llegue a ninguna parte. Khaled lo resume bastante bien al final: "Nosotros los matamos, ellos nos matan, y esto nunca se va a acabar".

Paradise Now es un filme interesante por presentar el conflicto en Medio Oriente desde un punto de vista que nadie nunca suele considerar, ni que los noticieros nos dejan ver: de como gente normal se ve obligada a hacer las cosas más horrendas. Hay que tener nervio para ponerse una bomba encima y explotar, pienso yo. ¿Que es lo que motiva a esta gente? Este film pone a pensar sobre el tema.

lunes, agosto 14, 2006

Godard! 10 a la venta!!


Otra publicidad gratuita... acaba de salir a la venta el nuevo número de la revista Godard!, para todos los amantes del buen cine...

En este número: un completísimo dossier con las películas exhibidas durante el reciente Festival ElCine de La Católica; entrevista a Magaly Solier, la joven protagonista de Madeinusa; un ensayo sobre "Saló" de Pier Paolo Pasolini, tal vez una de las películas más perturbadoras de la historia (según me dicen); un extenso informe sobre la más reciente edición del festival de Cannes, además de comentarios sobre la cartelera actual.

Así que corran a su quiosco o supermercado de preferencia y lean el nuevo número... Godard! sigue creciendo...

viernes, agosto 04, 2006

10º Festival ElCine: La Inauguración

Llegué ayer al antiguo Cine Metro en el centro de Lima, para la inauguración del décimo Festival de Cine Latinoamericano de la PUCP. Este año es la primera vez que me sumerjo de lleno en el festival, en otras ocasiones no me organizaba a tiempo para poder ver ninguna película y para cuando quería comprar entradas, no quedaba nada (mi récord: la única película vista en este evento anteriormente fue la chilena La Fiebre del Loco). Ahora, avalado por mi experiencia en la revista Godard! y una oportuna credencial de prensa, la historia es otra.

Luego de dos semanas de funciones de prensa de todas las películas en competencia (igual no se compara a ver la película con el público general, el ambiente es otra cosa), arrancó la cosa en serio. La Plaza San Martín estaba iluminada por reflectores y en la puerta se aglomeraban dos colas de periodistas, gente común y la fauna de Chollywood. Obedeciendo al típico caos y desorden limeño, estas colas se derramaban por sobre la pista, parando a una interminable cola de taxis y ambulantes. Tras una larga espera, me enviaron arriba al segundo piso, a lo que antes solía llamarse mezzanine (según mi padre). En poco tiempo el edificio se abarrotó de faranduleros. Con lo viejo del edificio, capaz que se venía abajo todo.

El espectáculo se inició con un número teatral de un grupo que era como la versión lorcha de Stomp; bastante entretenido. Luego se dio paso a discursos, de un charro representante de Claro que recordaba los días de Pedro Infante y el de Siomi Lerner (el que no es corrupto). Después vinieron los spots del festival hechos por directores peruanos: Aldo Salvini, Eduardo Mendoza, Claudia Llosa y Josué Méndez. Las palmas definitivamente para la contribución de Llosa, aunque Salvini tenía su gracia. Luego de más números artistícos (donde se armó una combi en pleno escenario en menos de dos minutos), siguieron los discursos. Homenajes para Jorge Suárez y Heddy Honigmann, a quienes no conozco pero ni en pintura, además de un emotivo recordatorio a los que nos dejaron en los últimos meses, incluyendo a Ricardo Fernández, Juan Pablo Rebella y Fabián Bielinsky - se me escapó la lágrima.

Con mucho humor, en un discurso bastante corto para lo que suele hacer, Edgar Saba dio por iniciado el encuentro cinematográfico, evitando también repetir su ya conocida historia de como, en un viaje, él y Alonso Cueto durmieron juntos (ya he escuchado ese sonsonete unas cinco veces). Nuestro gran cineasta, Francisco Lombardi, tomó así el escenario para presentar su nueva película, Mariposa Negra. Motivo de orgullo: primera vez que abría el festival una película peruana en estreno mundial, había que reconocer el esfuerzo de Pancho y su equipo en haberse apurado para terminarla a tiempo. Advirtió que no era una versión definitiva y aún le quedaban cambios por hacer - poniendo el parche antes de la herida.

Seré brutalmente honesto: Mariposa Negra es un bodrio de aquellos. Mala hasta más no poder. Repleta de traspiés. Un asco. ¿Se entiende? Después de dos horas sentado en aquel viejo teatro donde el sonido apenas se escucha, salí con una sensación amarga. Yo siempre he sido fan de Lombardi. Reconozco su habilidad. Dos de sus películas están entre mis favoritas de todos los tiempos (La Boca del Lobo y Tinta Roja). Me cuesta creer que fue ese mismo Pancho responsable de esto. Cuando leí Grandes Miradas, de Alonso Cueto, me pareció un muy buen libro, digno de llevarse al cine. La trama - un juez anticorrupción es asesinado por la dictadura y su novia buscará vengarse del propio Montesinos - es tratada con seriedad, y al caracterizar en el libro a tristemente célebres personajes como Fujimori, el Doc, Laura Bozzo o la Pinchi Pinchi, Cueto logró darle un buen contexto a la historia y contarla con la seriedad apropiada para el caso.

La culpa no es de la novela, es de Giovanna Pollarollo y su deficiente guión. En el libro, cuando Gabriela afirma que matará a Montesinos, uno piensa: "Mira tú, está decidida la mujer". Cuando Melania Urbina lo dijo, el público estalló en risas - no creo que ese era el efecto deseado. Esta versión de la historia es una pobre comedia no intencionada, imposible de tomar en serio, filmada sin ningún estilo, con diálogos sacados de telenovela y actuaciones pobres. Los actores locales aún no se despegan de ese disfuerzo y teatralidad que siempre muestran. Hay excepciones, por supuesto, pero en general así suele ser el estilo por estos lares: exagerar.

Hasta Gustavo Bueno, uno de los mayores referentes actorales del país, entrega aquí una interpretación disforzada y falsa de un personaje que a la larga, no aporta nada al relato. ¿Donde quedaron Gamboa, el Teniente Roca? Parece ser que su estadía en Así es la Vida lo ha atrofiado, porque aquí actúa exactamente igual - pero una serie no es lo mismo que un largometraje. Se ve horrendo.

Melania Urbina, sin ser una genial actriz, sale a mi juicio bien parada de esta debacle, más que nada porque luce regia en todas las escenas. La historia de Alonso Cueto se merecía mejor que esta aburrida ridiculez. Y el ánimo de la mayoría de los asistentes a la salida así lo confirmaba: de funeral. Una total decepción para el cine peruano, que confirma con esta película su falta de industria. Nuestros actores se merecen guiones mejores, o de lo contrario, van a seguir en la misma mediocridad.

Si sueno demasiado duro, disculpen. Pero siempre soy el primero en apoyar las producciones nacionales, me gusta darles una oportunidad, y con algo así de pobre, pierdo las esperanzas. Eso pasa cuando uno se hace expectativas.

Así, arrancó esta edición del festival. La ceremonia, salvo por la película, fue bastante entretenida y prometedora. Quedan nueve días de cine, y sólo puede mejorar.

sábado, julio 29, 2006

El Hombre del Tiempo

Dave Spritz (Nicolas Cage) es el "hombre del tiempo" para una televisora local en Chicago, a punto de conseguir un lucrativo ascenso en televisión nacional, en Nueva York. Un trabajo simple, que paga bien: Dave es un éxito, pero detrás de la sonrisa de oreja a oreja que proyecta ante cámaras, está un tipo deprimido y a punto de reventar.

El Sol de Cada Mañana, de Gore Verbinski (Una estúpida traducción de The Weather Man) es un caso clarísimo de publicidad engañosa. Al ver el avance, donde Nicolas Cage mete la pata al olvidarse de una salsa tártara o es ametrallado por comida rápida, uno se espera una comedia para matarse de risa, pero el film es completamente distinto. Es el tipo de película que lo bajonea a uno por completo si es que no sabe de que se trata.

Dave Spritz es un personaje peculiar. Si bien en su vida laboral se encuentra en la cresta de la ola, todo un hombre de éxito (con un trabajo que muchos consideran inútil), su vida personal es un completo desastre: su matrimonio se fue a pique, su esposa tiene una relación nueva, su hijo está en rehabilitación por drogas, su hija tiene problemas de autoestima, su padre está muriendo de cáncer y la gente en la calle lo agrede apenas lo ve. Como resultado, Dave está deprimido, siente que su vida no va para ninguna parte y que todo lo que hace está condenado a fracasar. No es un mal tipo, sólo que es propenso al egoísmo, a abrir demasiado la boca y deprimirse solo.. El tipo de persona que dan ganas de cachetear para que se ponga las pilas, es aquel tipo que te llega a latear con su negatividad si pasas mucho rato con él. Al final, uno es amigo de Dave por pena más que otra cosa. El tipo de personaje patético que Nicolas Cage puede interpretar bien y en este caso, lo logra con creces.

No, este film no es una comedia. Aunque tiene instancias de humor negro (negrísimo), es más un drama bastante triste sobre un hombre que solito se ha puesto en un hoyo y no sabe como salir. Las cosas no le han resultado como quería y en vez de asumir y tratar de vivir la vida como harían muchos, sigue inmerso en su propia miseria, amargado con el resto del mundo. Al final, puede que exista una esperanza para Dave, pero no todo en la vida es fácil. Los momentos de humor logran aliviar lo que en otras manos sería un dramón para deprimir a cualquiera y de cierto momento, muestran a Dave como un tipo con errores, algunos fatales, pero no por eso un mal tipo, alguien que quiere hacer las cosas bien pero no tiene idea como.

Gore Verbinski se ha paseado por todo tipo de géneros: acción, aventura (Piratas del Caribe), comedia (Mouse Hunt) y terror (El Aro) y aunque hasta ahora no muestra algo parecido a un estilo personal, una película como The Weather Man da fe de que puede hacer mucho más que descerebrados filmes de efectos especiales. Buen drama, que tiene mucho más que ofrecer de lo que mostraban los avances de comedia tonta. Recomendable.

Claro que no es para todos los gustos, porque alguien como Dave Spritz puede ser bastante odioso - algunos preferirán sólo apagar el televisor.

lunes, julio 24, 2006

"Bolivia"... y lo último de NCA

He visto tantas películas argentinas en las últimas dos semanas, que para ahorrar espacio le dediqué a algunas unas pequeñas reseñas. Sin embargo, creo que una película como Bolivia, de Adrián Caetano, se merece un artículo propio. Está primera en mi ranking de las diez mejores, y con buena razón.

Con bajo presupuesto, filmada en blanco y negro y en su mayoría en una misma locación, Bolivia cuenta la historia de Freddy, un inmigrante boliviano que trabaja en una cafetería en Buenos Aires, con la firme intención de ganar suficiente dinero para traer a su esposa y a sus tres hijas a Argentina y establecerse. La presencia de Freddy, sin embargo, no es bien vista por los habituales parroquianos del lugar, que, enfrentados al desempleo y la desesperanza causados por la crisis económica, no ven con buenos ojos el que un extranjero venga a tomar los pocos trabajos que quedan.

Esta película ha sido comparada con Haz lo Correcto, de Spike Lee y en efecto, es como una mini-versión de aquel recordado drama, haciendo un válido y crudo comentario sobre el racismo. La tensión por la presencia de Freddy en la cafetería - representada por el Oso, uno de los tantos desdichados golpeados por la crisis, desempleado, sin dinero, lleno de deudas y con un juicio a cuestas que amenaza con quitarle hasta la camisa - va en constante aumento hasta desembocar, al igual que la destrucción masiva en la pizzería de Sal, en un chocante y brutal suceso (que, dadas las circunstancias, igual se ve venir, pero no por eso es menos efectivo), pero en menor escala.

Tampoco aquí se puede señalar con el dedo a algún culpable de la tragedia. Los parroquianos del lugar actúan motivados por la desesperanza y la frustración: no son conscientes de sus actos. Y Freddy tampoco es ningún santo. A pesar de tener buenas intenciones, no tiene reparos en engañar a su esposa con una compañera de trabajo, una paraguaya en su misma situación. Y cuando decide contratacar en un arranque de furia, se da cuenta que las puertas se le cierran y no le quedan muchos aliados. Su propio jefe sólo lo soporta por ser mano de obra barata.

Con pocos recursos y en poco tiempo, Caetano logra captar un problema vigente no sólo en Latinoamerica, sino en todo el mundo, el de el racismo y como la xenofobia puede llevar a las personas a atacarse entre ellos y todo el mal que pueden causar. En este caso se trata de una humilde cafetería bonaerense pero no es dificíl pensar que algo así puede ocurrir en todos lados, una intolerancia entre pueblos exarcebada por la realidad que es bastante injusta. Por su impecable factura técnica, por su naturalidad y por las reflexiones a las que invita en torno al tema, Bolivia es de visión obligada.

* * *

Y bueno, con la obra de Caetano ha finalizado mi viaje a través del Nuevo Cine Argentino, del que no sabía casi nada y que me ha dejado una muy buena impresión. Por si les interesa, he aquí la lista final de las diez mejores, entre las casi treinta obras que vi, todas altamente recomendadas.

1. Bolivia
2. Nueve Reinas
3. El Aura
4. Los Guantes Mágicos
5. Pizza, Birra, Faso
6. El Bonaerense
7. Familia Rodante
8. Mundo Grúa
9. El Amor (Primera Parte)
10. El Asadito

La gran mayoría ya las he comentado en esta página. Si buscan algo distinto, una buena muestra de cine latino, con estas no se equivocan.

martes, julio 18, 2006

Otra Vez... Cine Argentino

Para los que lo estaban extrañando... otra pequeña muestra de Nuevo Cine Argentino. Ya a este paso me voy a vivir a Buenos Aires mañana.

Pizza, Birra, Faso (1998) Dir.: Bruno Stagnaro y Adrián Caetano

Un grupo de marginales recorre las calles de Buenos Aires en este crudo drama criminal. Córdoba, Pablo, Frula, Megabom y Sandra son delincuentes de poca monta que dependen del robo para subsistir día a día. Como muchos otros, para este grupo sólo existe el hoy, no tienen grandes planes más que sobrevivir a base de "pizza, cerveza y cigarros", como reza el título. Sólo esperan aquel milagro que les depare un mejor futuro, sin encontrarlo. Realistico filme con un desenlace trágico pero esperado: cuando uno vive al margen de la sociedad, no queda otra salida más que arriesgarse y el precio que se paga es alto. Buen debut en conjunto de Caetano, quien luego se consagraría como una de las voces principales del Nuevo Cine Argentino.

El Asadito (2000) Dir.: Gustavo Postiglione

Película simple, corta, filmada en blanco y negro, cámara en mano y sin mayores pretensiones que contar una buena historia: un grupo de amigos se reúne para un "asado" y a medida que avanza la jornada, saldrán a la luz algunos secretos guardados. Entretenida, casi como una obra teatral. Un filme que logra hacer mucho sólo a base de diálogos, que pueden sonar banales pero que representan bien la interacción entre un grupo de personas como tú y yo. Para algo tan simple, salió bastante bien, lo que da para pensar como es que el cine argentino es capaz de algo tan bueno. Al terminar la película, Mario lo dijo mejor que nadie: "¿Por que el cine peruano no puede hacer algo así?" Si es tan simple...

Como un Avión Estrellado (2005) Dir.: Ezequiel Acuña

Una historia de amor adolescente: Nico, un chico distraído y algo lento que trabaja en una veterinaria y aún no se recupera de la muerte de sus padres un año antes, conoce a Luchi, una chica alegre y despreocupada. De ahí se sucede una historia de amor que al final, será marcada por la desilusión. No sé que pensar de esta película: Acuña tiene oficio pero lo cierto es que no tiene mucho que contar, es a ratos pretenciosa sin tener que serlo, aunque tiene sus buenos momentos. Un caso en el que el resultado no es la suma de las partes. Prefiero verla como una comedia, porque Nico es un muermo (basta con ver sus gestos) y Luchi, aunque un amor, es bastante extraña - usar a tu conejo mascota como si fuese un muñeco de ventrílocuo es razón suficiente para que se rían de tí. Viendola así, salva.

Ya llevo 20 películas en poco más de una semana y me sorprende el oficio que hay dentro del cine argentino. Tienen industria en ese país, una pena que en el Perú aún no puedan entregar obras de esta calidad. Pero bueno, es lo que hay.

viernes, julio 07, 2006

Cantando en Nueva York


Desde su estreno en 1996, Rent ha sido una de las obras más celebradas (y longevas) en Broadway. Escrita por Jonathan Larson, quien falleció pocos días antes del estreno, ha ganado numerosos premios, como el Tony o el Pulitzer y fue responsable de atraer a mucho público joven al teatro. Hasta hoy, existe un dedicado grupo de fanáticos de la obra.

Con estos antecedentes, una adaptación al cine parecía tener el respaldo asegurado, pero su estreno en el 2005 fue todo lo contrario: pasó sin pena ni gloria por la taquilla (tuvo la mala suerte de competir con Harry Potter y sus amiguitos magos) y los criticos la despedazaron sin miramientos.

Nunca he visto la obra original, hace siglos que no voy al teatro (lo que más me acuerdo de haber visto es una de esas comedias vulgares con Ricky Tosso) y no me gustan mucho los musicales - aun no me cabe en la cabeza el que se pongan a cantar y bailar sin razón aparente. Aún así, Rent fue una grata sorpresa, un drama que trata temas que al principio uno no asocia con musicales alegres.

Es la historia de un grupo de bohemios neoyorquinos luchando para salir adelante: Mark, un aspirante a documentalista; Roger, un músico frustrado y VIH positivo; Mimi, una bailarina exótica adicta a las drogas; Joanne y Maureen, una pareja de lesbianas con problemas en su relación; Tom, un profesor gay también con VIH y enamorado de Angel, un travesti enfermo de sida; por último, está Benny, antes amigo del grupo que ahora es dueño del edificio donde viven y amenaza con echarlos a la calle si no pagan el alquiler. Todos personas que intentan superar la desesperanza que los rodea y sólo encuentran consuelo con ellos mismos, viviendo cada día como si fuese el último.

La adicción a las drogas, la pobreza, la homosexualidad y el sida son sólo algunos de los temas que toca esta obra, que en su época fue transgresora en el circuito teatral: una época en la que la sexualidad era aún tema tabú y el sida no era de conocimiento general. Hoy en día puede no tener el mismo impacto, pero son temas que se mantienen relevantes.

Rent es en realidad un drama serio, pero contado a través de la música. Y no es del tipo alegre y jovial, donde todos los problemas se solucionan con una canción. Son personajes con problemas, sufriendo y buscando algo que los llene y que justifique pasar el mal rato. Los números musicales, desprovistos de cualquier adorno o lujo, no son a gran escala: son más bien intímos, filmados en locaciones veridícas en Nueva York y que avanzan bien la historia. Quedan varias canciones para el recuerdo, como "Seasons of Love", cantada al inicio por todo el reparto en un escenario vacío, en un homenaje a la obra original; y "Will I", emotivo número cantado en un grupo de apoyo para enfermos de sida. Su presentación simple y honesta me arrancó lágrimas - y no me averguenza decirlo.

Se le puede acusar de manipuladora, de buscar la lágrima fácil; pero lo cierto es que Rent es un drama antes que un musical, que más bien da un mensaje esperanzador para sus personajes a través de sus canciones. Una prueba de que un musical no tiene que ser frívolo e infantil y que puede tocar temas importantes con seriedad. Yo, que no suelo disfrutar de los musicales, me llevé una muy grata impresión. La banda sonora está de antología; uno de esas joyas que hay que tener.

Ahora si alguien quiere ser dadivoso y me paga un viaje a Nueva York, no me quejaría. Ver la obra en un teatro debe ser una experiencia única.

domingo, julio 02, 2006

Fabián Bielinsky (1959-2006)


Con gran tristeza recibí la noticia del fallecimiento del director argentino Fabián Bielinsky, víctima de un paro cardíaco en Sao Paulo.

Bielinsky fue director de la genial Nueve Reinas, un entretenido y enredado film sobre una pareja de estafadores y una película que considero un clásico en el cine latino moderno. Con su segunda película, El Aura, que tuve la oportunidad de ver en Sundance, Bielinsky cambió completamente de registro para entregar un intrigante y bien realizado film noir sobre un tímido taxidermista que sin querer acaba metido en un crimen en la Patagonia.

Ambos proyectos dejaron expectativas por lo que Bielinsky haría después; ya se le notaba como un realizador camaleónico, perfectamente capaz de abarcar cualquier género y darle un toque distintivo. Yo por lo menos me volví fanático luego de ver El Aura y me prometí estar a la espera de cualquier proyecto futuro.

Tuve la oportunidad de conocer a Bielinsky en Sundance; aunque sólo conversamos por unos minutos, fue sumamente amable, sencillo y a pesar de la cantidad de halagos que le di por la película, bastante humilde. Fue uno de los mejores recuerdos que guardo del festival y por ello, la noticia me da mucha pena.

El cine argentino y porque no, el cine latinoamericano, ha perdido a uno de sus realizadores más prometedores; Fabián Bielinsky tenía aún mucho que dar en el ámbito cinematográfico. Pero al menos, deja de legado dos excelentes películas altamente recomendadas, testimonio de la habilidad de este genial director.

martes, junio 27, 2006

Más Cine Argentino

Siguiendo con la maratónica serie de Nuevo Cine Argentino, acá otras reseñas para tres filmes bastante variados...

Tan de Repente (2002) Dir.: Diego Lerman

Marcia es una gorda soñadora y solitaria, con una vida sin sobresaltos, hasta que conoce a Lenin y Mao, una pareja de lesbianas que primero la raptan y luego la acompañan en un viaje donde las tres aprenderán mucho sobre sí mismas. ¿Por que la gordita acepta? Para darle un poco de emoción a su gris vida, la promesa de aventuras y lo desconocido. Lo que al principio parte como una especie de thriller (esas dos lesbianas llegan a dar miedo y más de una vez pensé que Marcia no iba a salir viva del viaje) cambia de registro una vez las chicas llegan a Rosario para convertirse en un gentil drama donde las verdaderas personalidades salen a la luz y provocan grandes cambios. Una de esas peliculas donde pareciera no sucede nada, pero todas las acciones son internas: para los personajes, son cambios monumentales. No es el tipo de película que suelo ver, pero interesa y Lerman tiene mérito al poder volver simpáticas a dos dykes francamente desagradables.

Balnearios (2002) Dir.: Mariano Llinás

Un viaje a través de los pintorescos balnearios de la costa argentina es lo que propone este documental. Sitios que se han mantenido igual con el paso de los años, que sólo viven de verdad en temporadas de verano. Es una divertida mirada a las costumbres y los habitantes particulares de estos sitios, un universo ajeno al mundo exterior . Tras ver historias como un pueblo con la mitad de sus calles bajo el agua, o un majestuoso hotel con un sórdido pasado, uno queda con las ganas de ver más, pero es bastante entretenido. Presentado con afecto, es como una añoranza por estos balnearios que subsisten a pesar de que el resto del mundo los dejó atrás y como para reforzar esto, parece filmado por lo menos hace 20 años y narrado por alguien que a ratos parece estar emulando las poesías de Neruda.

Esperando al Mesías (2000) Dir.: Daniel Burman

Al principio me costaba entender de qué trataba esta película, hasta que me di cuenta que la trama es lo de menos. Cuenta las desventuras de dos personajes distintos afectados por la crisis económica argentina. El primero es Ariel, un joven de origen judío bastante apegado a esta comunidad, hasta que consigue un nuevo empleo que le abre las puertas de un mundo que él consideraba pequeño y le hace replantearse su futuro; luego está Santamaría, un ex empleado de banco que acaba sin empleo y en la calle, donde deambula tratando de ayudar a otros devolviendo documentos perdidos. El problema es que Burman nunca logra relacionar bien estas dos historias y ninguna de las dos logra levantar vuelo. Al final, lo que queda son algunos momentos entretenidos y una intíma mirada al estilo de vida de la comunidad judía en Buenos Aires. Si es que habia algúna segunda lectura o simbolismo, no los capté (aunque esto tal vez sea porque la vi en la mañana luego de haber madrugado y me moría de sueño). Por lo menos, hay tortilleo...

El cine argentino parece tener algo para todos los gustos. Para los interesados, bien valdrá la pena chequear estos tres filmes. Yo, por mientras, sigo con la (imposible) meta de ver una lista de 30 filmes gauchos antes de la quincena de julio...

miércoles, junio 21, 2006

Nuevo Cine Argentino

Como parte de un futuro artículo en la revista Godard!, cayeron en mis manos cuatro producciones del llamado "Nuevo Cine Argentino". No voy a tratar de explicar en qué consiste, ya que mi experiencia con el cine gaucho es bastante limitada. Pero lo cierto es que, para descansar un rato de producciones hollywoodenses, estas películas me gustaron bastante. Aquí, unas reseñas para cuatro filmes muy bien recomendados.

Un Oso Rojo (2002) Dir.: Adrián Caetano

Oso (Julio Chávez) es un criminal que ha salido de la prisión después de siete años, por matar a un policía durante un robo. De vuelta en una Buenos Aires convulsionada por la crisis económica, Oso tratará de reconectarse con su familia, especialmente su pequeña hija a quien no conoce. Y si piensan que en algún momento Oso acabará de nuevo metido en la vida delictiva de la que se está tratando de alejar, no se equivocan: estas películas sobre criminales que buscan la redención e irse por el buen camino son fórmula conocida, sólo que esta vez aplicada a la realidad argentina. Este sabor latino le aporta bastante frescura al asunto, que a pesar de caer en lugares comunes del género gana mucho centrándose en la naciente reláción entre el duro y callado Oso y su inocente hija. Julio Chávez brilla en una correcta actuación y para los más inquietos, hay algunas cuantas balaceras para subir el pulso.

Familia Rodante (2004) Dir.: Pablo Trapero

Una mirada a una tipíca familia de clase media de Buenos Aires, que parten en un improvisado road trip hacia Misiones para una boda. Dicen que si juntas a un grupo de personas en un espacio reducido por un tiempo prolongado, lo más probable es que se empiecen a decir cosas y ciertos sentimientos y secretos salgan a la luz. Lo mismo le ocurre a esta masiva familia: infidelidades, amoríos y distintas formas de pensar chocan en un viaje donde el destino no importa, sino lo que se vive. El estilo casi documental y el uso de actores no profesionales (la matriarca de la familia es la abuela de Trapero) realzan el sentimiento de estar viendo escenas de la vida real, con un grupo de gente que bien podrían ser nuestros vecinos. Y al igual que la realidad, no existen resoluciones concretas. Los percances que sufre el conjunto pueden parecer banales, pero son un fiel reflejo de lo que es la vida normal.

Los Guantes Mágicos (2003) Dir.: Martín Rejtman

Tenía toda la pinta de ser una de esas películas lentas de cine arte pretencioso, pero este film de Rejtman resultó ser una grata sorpresa. Es una hilarante comedia sobre un callado taxista llamado Alejandro, fanático de la música disco y enamorado de su auto de segunda mano, que en su búsqueda de un sentido para su vida se cruza con un grupo de personajes únicos: un actor porno adicto al fitness; un músico frustrado que obliga a todos a escuchar su único (y horrendo) CD; una chica fármacodependiente y en perpetua depresión, entre otros, todos metidos en una serie de enredos para salir adelante en una Buenos Aires golpeada por la crisis. Pudo ser una farsa ridícula, pero Rejtman trata a sus personajes con cariño y a pesar de sus excentricidades, parecen personas de carne y hueso, lo que le da al film una buena carga dramática. Un irreconocible Vicentico de los Cadillacs hace buen papel como el patético pero simpático Alejandro.

Un Año sin Amor (2005) Dir.: Anahí Berneri

Es 1996 y Pablo Pérez, un escritor gay enfermo de Sida recorre las calles de Buenos Aires en busca del amor verdadero, creyendo que no le queda mucho tiempo de vida. Pronto acaba metido en todo el submundo del sadomasoquismo, donde encontrará alivio a sus impulsos pero también serias decepciones. Esta película no es para todos los gustos, al mostrar el mundo gay bonaerense, desde cines porno, discotecas, hasta las fiestas S&M donde la cámara no esconde ningún detalle. Es mostrado tal cual es, desde la óptica de un joven soñador que no encuentra lo que busca. El mismo Pablo escribió un libro sobre sus duras experiencias con la enfermedad y fue el responsable de adaptarlo para el cine junto a la directora, lo que da como resultado un testimonio veridíco, a ratos dificíl de ver pero interesante. Ya quisiera Jaime Bayly escribir algo así de real, en comparación sus novelas sobre gays confundidos en una ciudad que no los quiere parecen telenovelas ridículas. Interesante, para los que quieren saber sobre el tema, pero de nuevo, no para todos los gustos.

Esta fue mi primera exposición al trabajo de estos directores, y fue bastante grato. El artículo implica ver muchas películas más, por lo que parece habrá más recomendaciones dentro del variado cine argentino de calidad. Cuatro filmes distintos entre sí, pero de visión obligada.

martes, junio 13, 2006

Once y Catorce

Desde que salió Pulp Fiction en 1994, varios directores han tratado de copiar el estilo fílmico de Tarantino en contar varias historias que se entrelazan en momentos claves y en desorden cronólogico. La gran mayoría de estos filmes también han sido tachados de copias baratas con pocos méritos, salvo excepciones como la genial Amores Perros de Gonzalez Iñarritu (que más allá de la estructura era completamente distinta).


11:14, del nóvel director Greg Marcks, es una de las más recientes en recibir influencias tarantinescas. Parte de una premisa simple: los eventos que llevan a un accidente en un pequeño pueblo y el grupo de gente que se encuentran metidos en el asunto. Mostrando 15 minutos en las vidas de un variopinto grupo de personajes, todos con distintos puntos de vista, Marcks logra construir un sólido divertimento en 90 minutos, claro que sin criminales ni balaceras ni nada que se parezca a los filmes de Tarantino.

En este caso, es una mirada de todo lo que puede suceder en uno de esos pueblos bicicleteros gringos en donde a primera vista no sucede nada, pero donde todos tienen sus propios secretos y motivos. Un padre sobreprotector, un conductor ebrio, un aspirante a ladrón, una chica más fácil que la tabla del cero, un sufrido policía y tres mocosos en una noche de diversión, entre otros, se cruzan en un momento fatidíco donde el destino y la ironía juegan un papel importante. Todo en un pueblucho tranquilo y apacible en algún rincón de Estados Unidos.

Estrenada en Lima con la horrenda traducción de Hora de Morir, puede dar la impresión de ser un fuerte drama o una película de suspenso, cuando en realidad se trata de una suerte de comedia negra (uno de los elementos claves de la trama es un pene cercenado de la manera más irreal posible), donde las coincidencias y la mala suerte se apiñan a cada rato. Lo divertido de este film es juntar las piezas del rompecabezas y ver la habilidad de Marcks para tejer varias historias en un solo momento de manera tan eficiente.

En estas épocas, donde la cartelera es dominada por los desechables entretenimientos del verano estadounidense cargados de efectos especiales y pocas sorpresas, algo como 11:14 representa una sana alternativa dentro de la poca variación del circuito local. Entretenida.


jueves, junio 08, 2006

En el sexto día del sexto mes del sexto año



De niño, me acuerdo de haber visto La Profecía de Richard Donner repetidas veces y cada una de ellas me daba escalofríos. La idea de que un inocente niño sea el Anticristo puede sonar bastante idiota (a menos que seas un fanático religioso que se sabe la Biblia entera) pero considerando que yo era un impresionable niño en aquellas épocas, esa música apocaliptíca, los benditos Rottweilers y la manera cruda en que la historia del pequeño Damián era presentada (no me costaba creer que podría pasar de verdad) fueron suficientes para hacer que hasta ahora, me acuerde con claridad de toda la película.

Y ahora, Hollywood nos presenta un remake y me tengo que preguntar: ¿Para que? El film de Donner tenía sus fallas, pero es un merecido clásico y en verdad, ¿es necesario hacerlo otra vez? Considerando que en aquella época los temas satánicos se habían vuelto populares gracias a filmes como El Bebé de Rosemary, pero hoy en día pasan desapercibidos, no creo tener respuesta.

Pero algún ejecutivo hollywoodense tuvo la brillante idea de aprovechar la fecha satánica: el 6 de junio del 2006, el famoso 666, la marca de la Bestia. Así, el martes fue día de estreno, algunas madres asustadas querían demorar su fecha de parto ("No vaya a ser que mi hijo resulte ser el hijo de diablo, pues hija") y las salas se llenaron al tope. La publicidad resultó y ahora entiendo porque quisieron hacer el remake en primer lugar.

¿Y la película? Bueno, no es mala, pero es EXACTAMENTE IGUAL a la anterior. La historia es la misma, los personajes los mismos y cualquiera que creció con la de Donner sabe de sobra que va a pasar, es como ver la misma película de nuevo, pero con mejores efectos, un estilo directorial más acorde con las nuevas generaciones (osea, más frenético) y algunos intentos de actualizarla para esta época - al parecer, el atentado de las Torres Gemelas y el tsunami en Asia fueron señales del Apocalipsis.

Por ello, La Profecía me dio lo mismo. Aún tengo esos recuerdos de infancia intactos, así que no me dio miedo (salvo unos tres momentos en los que pegué un salto hasta el techo), sabiendo que iba a pasar: el cura va a ser clavado al suelo por un asta y el fotógrafo va a ser decapitado de la manera más espectacular posible. Acá no hay una hoja de vidrio, pero no la hicieron mal. Y al menos, en ambas versiones, los mocosos llegan a dar miedo, aunque él nuevo Damián sólo tiene que hablar poco y poner cara de estreñimiento severo.

Esta película ha sido hecha sólo para aquellos que son demasiado jóvenes para recordar la original - y para hacer plata con una campaña publicitaria bastante obvia, que parece está dando resultados. Yo personalmente me quedo con la original, que tampoco será una obra maestra, pero me da cierta nostalgia y de seguro trae recuerdos a todos los que crecimos asustados con la posibilidad de que un niño inocente sea una señal del fin del mundo.

lunes, mayo 22, 2006

Hollywood Gaucho



Una vez terminada la proyección de El Aura en Sundance, el argentino Fabián Bielinsky tuvo que enfrentarse a las preguntas de rigor del público. Tal vez la más interesante que le hicieron no tuvo nada que ver con ese filme: ¿Que le parecía el remake norteamericano de Nueve Reinas, llamado Criminal?

Bielinsky optó por guardarse su opinión, afirmando que el guión había sido vendido y los encargados del remake tenían derecho entonces a rehacer la historia como les pareciera, obedeciendo a su visión particular. Posteriormente, tuve la oportunidad de conversar con él durante un almuerzo de periodistas y le volví a preguntar, "pero ahora sí, en confianza" que opinó del filme. Su respuesta fue la misma, pero se notaba en sus gestos que la idea no lo había entusiasmado mucho. Le queda el consuelo de que Nueve Reinas se convirtió en un clásico moderno de cine latino, mientras que Criminal tuvo una muerte rápida en taquilla y como los gustos de los gringos por el cine suelen cambiar cada semana, pronto quedó en el olvido.

Ojo, el remake gringo no es malo. Al menos, viene con interesante pedigrí: el director es Gregory Jacobs, que ha sido director asistente de Steven Soderbergh desde hace más de 10 años, y el mismo Soderbergh elaboró el guión con él bajo un seudónimo. En verdad, es un sólido filme de estafadores, entretenido y ágil, pero el problema es que es exactamente igual a su antecesor gaucho. La misma historia, los mismos personajes, los mismos twists, sólo que transplantados de Buenos Aires a Los Ángeles. Mi memoria del filme original aún es fresca, por lo que ver Criminal fue sólo repetir el plato, sin mayores sobresaltos. Y al perder el elemento sorpresa, se vuelve nada más que una película para pasar el rato.

Me hice la misma pregunta cuando Gus Van Sant volvió a filmar Psicosis en 1998, haciéndolo una virtual copia a color del filme de Hitchcock: ¿Para que hacer un remake? Hollywood tiene una gran tendencia a copiarse de todos lados, desde series de televisión hasta filmes asiáticos (que se ha convertido en la nueva moda). Pareciera que son incapaces de crear ideas originales y, aunque bien hecha y respetuosa del filme de Bielinsky, Criminal obedece a este patrón: está hecha para aquel público gringo que odia leer subtitulos y quiere que le expliquen todo de manera mucho más clara - véase Vanilla Sky de Cameron Crowe para un caso similar.

Al menos, hay que reconocer que no poblaron la película de caras bonitas sin talento para vender más entradas; se consiguieron actores de verdad. John C. Reilly, un segundón acostumbrado a hacer de tipo bueno, cambia de registro con buenos resultados (aunque Ricardo Darín sigue siendo el maestro en este papel), acompañado del mexicano Diego Luna y la talentosisima Maggie Gyllenhaal. Al menos, se nota que Jacobs y compañía no querian hacer un perfecto bodrio, sino respetar el filme original.

Pero no pasa de ser otro ejemplo innecesario de Holllywood plagiando ideas ajenas; si se trata de ver la misma historia, me quedo con Nueve Reinas.

viernes, mayo 19, 2006

A Word From our Sponsors...



Desde que entré a escribir en la revista Godard!, debo agradecer el que mi interés en el cine ha crecido bastante. No sólo me ha significado estar al día con todos los estrenos, sino también la oportunidad de ver filmes que en mi vida hubiese visto... aparte que me da un lugar donde escribir y donde me lean todos.

Así que no podia ser menos que incluir un poco de publicidad gratuita... acabamos de lanzar al mercado el número 9 de la revista, y para que, se viene bueno...

Para muestra: un especial de superheroes en el cine, cobertura de los festivales de Sundance y Mar del Plata, entrevistas a Jaime Rosales, Q'Orianka Kilcher y Claudia Llosa, un adelanto de "Volver", la nueva película de Pedro Almodóvar y como siempre, lo más reciente en los estrenos de la cartelera local!!!

En serio, está buena y todo por el módico precio de 10 soles... así que un llamado a los cuatro o cinco gatos que aún visitan esta página, COMPRÉNLA y disfruten!!! De venta en todos los quioscos y supermercados de Lima (o en cualquier otro sitio donde vendan revistas)

Y con esto, volvemos a nuestra programación habitual...