martes, diciembre 30, 2008

Lo Mejor del 2008

Este año, a diferencia de anteriores, me costó bastante escoger 10 películas destacadas. No por la baja calidad de estrenos, al contrario; varios filmes me llamaron la atención este año. Incluso hay varios que siento debí ver de nuevo pero no pude por falta de tiempo. La memoria a veces falla, pero aquí está la lista de las películas más entretenidas del 2008, un año marcado por los superheroes, las buenas comedias y la presencia de cinco películas peruanas en cartelera, algo muy poco común en la industria nacional. No vi ninguna; con todos los malos comentarios que se veían por ahí, ya no provocaba.

Por cierto, un agradecimiento a César Guerra y José Sarmiento por haber publicado mis desvarios en su blog de los Cinerastas a lo largo del año; eso explica porque a ratos no actualizaba el mio. Esta lista es parecida a la que les entregué, pero reordenada.

En fin, aquí les va, con las disculpas del caso por la demora. Como siempre, esto se remite a los estrenos de cartelera local; de ahí que algunos filmes sean del año pasado. Hay que trabajar con lo que haya...




10. THE MIST de Frank Darabont

Un grupo de gente es asediada en un supermercado por una niebla que trae consigo monstruos que destruyen todo a su paso. Terror apocaliptico de Stephen King, que más allá de ser un hábil ejercicio de terror puro, es un reflejo de la sociedad resquebrajandose ante su inevitable final. En una situación extrema, las personas chocan y la cordura se pierde; en el caso de estas personas, buscan refugio en la sensatez o en el extremismo religioso, con consecuencias trágicas. El problema no son los monstruos, sino la propia naturaleza humana. Hay que tener huevos para hacer un final como el de esta película, un desenlace depresivo que no le hace concesiones a nadie.

9. TROPIC THUNDER de Ben Stiller

Hilarante parodia de superproducciones hollywoodenses, con un grupo de egocéntricos actores supuestamente filmando una película de guerra que acaban metidos en un conflicto con guerrilleros de verdad. Stiller no perdona a nadie: desde los actores "método" que hacen lo que sea por un papel, los tiránicos y corruptos jefes de estudio que sólo piensan en dinero, hasta las idiotas preferencias de la Academia a la hora de dar premios, Hollywood es satirizado sin misericordia. Extremadamente ingeniosa, funciona además como una película de acción a todo dar y tiene a un memorable Robert Downey Jr haciendo de soldado negro, con buenisimos resultados.

8. PINEAPPLE EXPRESS de David Gordon Green

Judd Apatow vuelve a la carga con esta comedia stoner sobre dos fumones en fuga luego de presenciar un asesinato. Humor y acción en dosis iguales, una parodia de aquellas buddy movies tipo 48 Horas o Midnight Run, y de las tendencias homoeroticas que suelen darse entre sus protagonistas. James Franco y Seth Rogen componen una pareja dispareja de dos zánganos idiotas que, a pesar de sus ridiculas circunstancias, resultan ser humanos y simpáticos; la amistad que se da entre ellos se siente genuina. Ese es el toque que Apatow suele darle a sus comedias y una de las grandes razones por las que esta disparatada huida resulta tan divertida.

7. EASTERN PROMISES de David Cronenberg

Relato criminal de Cronenberg, película simple pero efectiva que sabe contar una buena historia. Al igual que su protagonista - una partera buscando los orígenes de una chica fallecida - nos adentramos en el peligroso mundo de la vory v zakone, la mafia rusa en el bajo mundo londinense, un universo donde no se puede confiar en nadie, donde detrás de un amable abuelito se puede esconder un frío asesino y donde todos llevan su vida literalmente escrita en el cuerpo a través de sus elaborados tatuajes. Viggo Mortensen está de lujo como un matón de pocas palabras con sus propios secretos.

6. SWEENEY TODD de Tim Burton

No me suelen gustar los musicales, pero esta historia de venganza con toques gore, adaptación del musical de Stephen Sondheim, es otra genialidad de Tim Burton, un mundo gótico y oscuro que parece la pareja perfecta de las sensibilidades del director. Será un musical, pero para nada alegre: Benjamin Barker, el Barbero Demoníaco, busca venganza y llenará las calles de sangre hasta conseguirla. La banda sonora es sencillamente genial y hay que aplaudir a Burton por no sacrificar los aspectos más sórdidos y macabros de su relato (abuso infantil y tendencias de canibalismo son sólo algunas) a través de las canciones; sólo están ahí para avanzar la historia.

5. WALL-E de Andrew Stanton

Una historia de amor entre dos robots; en un mundo post-apocaliptico, el solitario Wall-E se enamora perdidamente de EVA y ambos componen una de las parejas más lindas del cine. Serán máquinas, pero son humanas. De una desolada primera parte libre de diálogos, la aventura sigue en una imponente nave donde la civilización humana vive letárgica y sin horizonte. Es una crítica a nuestra cultura actual y sus crecientes tendencias consumistas y una de las visiones más chocantes de la humanidad misma. Gran material para un film animado, con hartas referencias a otras grandes obras de la ciencia ficción. Y ahí están los dos simpáticos robotitos, con más corazón y alma que cualquiera. La obra maestra de los estudios Pixar.

4. AMERICAN GANGSTER / BODY OF LIES de Ridley Scott

Este año, el siempre interesante Ridley Scott nos entregó dos peliculones: la primera, un relato casi épico sobre el ascenso y caída de Frank Lucas, un narcotraficante de raza negra que en los años 70 controlaba una de las mayores redes de la distribución de droga en Estados Unidos, su pequeño imperio en Harlem; la segunda, un hábil ejercicio de espionaje repleto de suspenso que a la vez pone en tela de juicio las prácticas manipuladoras y poco santas del servicio de inteligencia estadounidense a la hora de enfrentar la delicada situación en Medio Oriente. Ambas dan fe de la versatilidad de Scott, su gran talento para contar una buena historia y usar para ello a sólidos actores como Denzel Washington, Leonardo DiCaprio o Russell Crowe, quien parece nunca trabaja mejor que cuando se alianza con el realizador.

3. IRON MAN de Jon Favreau

Sólida y divertida adaptación del cómic de la Marvel: el fabricante de armas Tony Stark crea una armadura de avanzada para combatir el crimen, en un film que evita caer en la fantasía excesiva y trata de mantener los origenes del Hombre de Hierro lo más cercanos a la realidad posible. Robert Downey Jr hizo un regreso triunfal a las pantallas como Stark, un playboy despreocupado que adquiere una conciencia y decide ayudar a los demás. Con un papel hecho a su medida, Downey es la mayor razón por la que Iron Man resulta tan entretenida. Los excelentes efectos especiales, la pirotecnia y la impresionante armadura son sólo elementos secundarios. Ahora que los Vengadores se alistan para llegar a la pantalla, sólo nos queda esperar más aventuras del más tecnológico de los superheroes.

2. BEFORE THE DEVIL KNOWS YOU'RE DEAD de Sidney Lumet

Hank y Andy son dos hermanos que planean robar la joyeria de sus padres para solventar sus problemas económicos y personales. El golpe sale mal y las consecuencias serán nefastas para todos. Una descarnada y trágica mirada a la típica familia norteamericana, un grupo de individuos golpeados por la vida destruidos por sus propias inseguridades y falencias. Obra maestra del octogenario Sidney Lumet, con un excelente reparto. Es un film depresivo no fácil de ver, pero fascinante. Somos testigos del gradual colapso moral y psicologico de los Hansen, una familia en apariencia perfecta pero que carga con muchas desgracias.

1. THE DARK KNIGHT de Christopher Nolan

Ciudad Gótica está al borde del colapso. Mientras Bruce Wayne sigue torturado por la muerte de sus padres, tratando de encontrar un propósito en su papel de vigilante, la ciudad cae en manos del crimen organizado. Todo es empeorado por la llegada del Guasón, un personaje sin pasado ni futuro cuya única meta es crear el caos. Olvidense de los ejercicios góticos estilizados de Tim Burton, de las pesadillas de neón de Joel Schumacher; esta es la mejor película de Batman que se haya hecho y tal vez la mejor adaptación de cómic en la historia. Una historia adulta y trágica, donde Batman madura al mismo tiempo que su ciudad se derrumba. El desaparecido Heath Ledger deja en el olvido al Guasón chirriante y payaso de Jack Nicholson; aquí es un sociópata impredecible y peligroso que no tiene nada de gracioso. Obra maestra.


¿Que nos traerá el 2009? Habrá que esperar y ver... que sea otro año de buen cine, de entretenimiento en las salas y que yo logre actualizar este blog con mayor regularidad... ¡espero!

viernes, diciembre 26, 2008

Futuro de Locos

El inglés Neil Marshall ha emergido como un nuevo talento dentro del género de horror. Primero fue Dog Soldiers, donde un grupo de soldados se enfrentaba a una manada de hombres lobo; y luego vino The Descent, un tenso y claustrofóbico ejercicio de suspenso que tuvo a más de uno al borde del asiento.

Con Doomsday, su tercer filme, Marshall cambia de registro para entregar una alocada película de acción. Pero más que eso, es un realizador dándoles tributo a todos los filmes, géneros y directores que lo han influenciado. Se le puede acusar de no tener lógica alguna, pero al final, ese es su objetivo.

Empieza como muchas pelis de ciencia ficción recientes: un virus arrasa con Escocia y obliga a la vecina Inglaterra a poner todo el país en cuarentena. Cuando la enfermedad amenaza con cruzar fronteras y sumir a todo el país en desorden y anarquía, un grupo de soldados al mando de una mujer ruda al estilo Ellen Ripley (interpretada por Rhona Mitra, un clon de Kate Beckinsale – algo que estoy seguro tampoco fue casualidad) ingresa en Escocia a buscar una posible cura para el virus.

El país de las faldas a cuadros, sin embargo, está convertido en un mundo post-apocaliptico manejado por una sarta de punkies caníbales que parecen extras de Mad Max. De las imágenes serias de Londres destruida y al borde del colapso nos encontramos con una comunidad de psicópatas desadaptados. Y después viene lo mejor: un cientifico recluido en un castillo medieval donde todos usan armadura y parece vieron Excalibur demasiadas veces. Aún con todo esto, Marshall se da maña para finalizar su película con una excesiva persecución en carretera a bordo de un auto último modelo, claramente inspirada por las correrías de Max Rockatansky.

Ahí están los homenajes al cine futurista, a John Carpenter, a George Miller, a El Señor de los Anillos, a Exterminio de Danny Boyle y un largo etcétera, sazonado con buenas dosis de violencia y sangre; uno siente que a los realizadores no les importó nada. Marshall, obvio, se estaba divirtiendo. Ha construido una película clase Z, disparatada, sin lógica y hecha para todos aquellos que disfrutaron con B-movies ochenteras donde todo valía.

No se esperen la solemnidad terrorifica de El Descenso. Doomsday es sólo un exceso. O lo aceptas o simplemente te rindes una vez que la heroína se enfrenta a un tipo en armadura sin nada más que sus dos manos en un combate al estilo Gladiador.

Una de las visiones más disparatadas de un fúturo distópico, este film deja claro que Marshall entiende su género y es tan adepto para crear escenas de acción llenas de adrenalina como lo es generando suspenso y terror. Quedamos a la espera de otro proyecto de este director, que a juzgar por esta película, debe tener varias ideas en la cabeza.

viernes, noviembre 21, 2008

La Venganza de Bond



Con Casino Royale, la saga de James Bond se reinventó. Atrás quedaron las piruetas imposibles de caricatura y el héroe intocable que no podía parar de sonreír aún en la peor de las situaciones. Este nuevo comienzo lo reinventó: lo hizo más humano, más vulnerable y más propenso a cometer errores en sus primeros pasos como agente 007. Quantum of Solace continúa sus aventuras, empezando directamente de donde se quedó la última entrega, pero al final, deja a uno con gusto a nada.

Aquí Bond (otra vez Daniel Craig) se encuentra tras los pasos de los responsables de la muerte de su amada Vesper Lynd, lo cual lo enfrenta a una organización terrorista llamada Quantum, a través de un ambientalista llamado Dominic Greene (el francés Mathieu Amalric), que tiene un nefasto plan para controlar todas las fuentes de agua de Bolivia.

Para alguien que ha perdido un ser amado, Bond no parece estar muy afectado: siempre frío, sin emoción, con una cara de piedra. El tema de Vesper sólo es mencionado a la pasada un par de veces, pero nunca llega a tener la emoción que uno se esperaría de una situación así. Es al final una mera excusa para que Bond mate a todo el que se le cruce sin contemplaciones, mientras viaja por el mundo. Esta al menos es una constante de Bond, las atractivas locaciones: Italia, Haití, Austria, Rusia, Inglaterra y Bolivia – o más bien el desierto chileno de Atacama haciendo las veces del país altiplánico (Quien no recuerda las torpes payasadas del alcalde de Sierra Gorda, Carlos López, en protesta por la “mala imagen” – tranquilos, muchachos, al menos a ustedes les mostraron cierto respeto, no como le pasó al Perú en la última Indiana Jones).

La película se convierte entonces en una seguidilla de escenas de acción, que parece nunca se detienen y no dan tiempo de respirar. Marc Forster hace lo que puede, considerando que es un director de dramas de prestigio, pero no logran mantener en vilo al espectador. Esto porque el film no le da peso a la situación y uno nunca llega a sentir simpatía por la pérdida sufrida (incluso ver a James llorar no hubiese sido mala idea). Salvo una persecución inicial en auto, pronto estas escenas se convierten en rutina, aunque hay que decir que la película nunca llega a aburrir.

Daniel Craig ha sido llamado uno de los mejores Bonds y lo probó en la película anterior. Aquí trae intensidad al papel, pero el agente secreto se ha convertido en una fría y eficiente máquina de matar, con pocos retazos de la humanidad que el actor supo darle. De nuevo, porque uno nunca simpatiza con su situación. No es el Bond relajado y galán de entregas anteriores, pero tampoco un agente de MI6 como tal: sólo un hombre que busca venganza a cualquier precio.

No soy fanático de Bond precisamente porque las películas anteriores eran ya demasiado ridículas y James demasiado perfecto e intocable; pero supe apreciar lo que hizo Casino Royale con el personaje. El final de esa película daba por cerrado el tema de Vesper Lynd y terminó con Bond como el espía de siempre, pero esta vez con justificación. Quantum no hace más que alargar una trama que menos mal, aquí termina definitivamente. Ahora Bond puede ser aquel espía sofisticado que persigue faldas, siempre y cuando se acuerden de devolverle la humanidad que tenía y de no hacerlo tan invencible que llegue a parecer un videojuego.


domingo, noviembre 02, 2008

Terror Frío


Las slashers son las películas más predecibles que hay, a la par o incluso más que las comedias románticas. Es una fórmula simple: un grupo de jóvenes en alguna locación remota u ominosa mueren en manos de un psicópata. Escalofrío es otra más, siendo su mayor novedad el ser procedente de Noruega, donde fue todo un éxito de taquilla (incluso está a punto de estrenarse una secuela) Pero si ya viste Viernes 13, ya las viste todas.

En este caso, el grupo de jóvenes se encuentran varados en un hotel abandonado en las montañas, cazados por un gigante de dos metros que más parece Pie Grande que otra cosa. Hay que dar crédito al director Roar Uthaug: el aislado y abandonado hotel es un buen escenario y logran sacarle todo el provecho posible, es un sitio remoto donde se sabe van a pasar cosas feas y donde no te gustaría estar. La atmósfera es tensa y logra algo de suspenso, aún si se sabe de sobra que va a pasar.

Los actores no tienen mayor función que verse asustados y gritar, pero cumplen; en especial Ingrid Bolso Berdal, quien compone una heroína simpática, decidida y de armas tomar, con quien es fácil simpatizar (y el que sea guapa tampoco duele). En general, el reparto es mucho mejor de lo qué se espera de un film de este tipo. Pero eso no quita que esto se haya visto antes y ese es su mayor defecto, al menos para los que han visto varias de estas películas. Lo único que queda es adivinar en qué orden van a morir nuestros sufridos protagonistas.

Es una demostración de que el cine europeo puede apropiarse de todos los clichés propios de un género y trabajarlos de la misma manera que sus pares norteamericanos (originarios del slasher, por supuesto). La película tiene puntos interesantes, una buena locación, buena atmósfera, una cámara bien trabajada y la novedad de ser noruega. Pero para los fanáticos de terror más curtidos, no es nada nuevo.

Tengo que mencionar la (ridicula) motivación del asesino: aparentemente en Noruega tienen estándares bien altos en lo que se refiere al aspecto fisico, mira que dejar a tu hijo abandonado en la nieve sólo porque tiene una marca de nacimiento en la cara. Desgraciados.

jueves, octubre 16, 2008

Godard! 17

Tres meses despuès, otro nuevo número de Godard! En esta nueva edición, una vista a la extensa filmografía del veterano Sidney Lumet, incluyendo su más reciente estreno en nuestras salas, Before the Devil Knows You're Dead, una de las mejores películas del año... si no la han visto, la recomiendo con creces.

Además, un vistazo a lo mejor y peor del reciente Festival de Lima, articulos sobre Dino Risi, Bollywood y Anton Corbijn y la acostumbrada disección de nuestra cartelera comercial. Por 10 soles, no está nada de mal, ¿verdad?

domingo, octubre 05, 2008

Cosas de Niños

El género de horror siempre se ha armado sobre clichés. Desde las chicas virginales que por su inocencia eran las únicas sobrevivientes tras el paso de algún psicópata, en slashers ochenteros, hasta la reciente aparición de niñas fantasmas de pelo negro, el repetitivo legado de películas de horror asiático tipo Ju-On o Ringu y sus remakes hollywoodenses que pareciera nunca se acaban.

Mirrors de Alexandre Aja es otro remake de un film asiático, esta vez una producción coreana llamada Into the Mirror (que, obvio, no he visto). Y aquí encontré otro cliché que he notado bastante en historias sobre fantasmas y que me suele fastidiar: el del mocoso que de repente empieza a actuar raro sin razón, y pone nervioso a todo el mundo.

No entendí: sabiendo que los espejos son malvados, la mamá procede a pintarlos todos y deshacerse de cualquier cosa que genere reflejos. Luego, la casa se inunda. Y el niño está inocentemente sacando la pintura de los espejos con un cuchillo porque "no te preocupes, mami, no quieren hacernos daño, quieren jugar". Si yo tuviese siete u ocho años y me dicen que hay fantasmas en los espejos y toda mi casa está llena de agua, mi reacción natural sería: "¡Mamá, hay algo raro en el espejo y ME ESTOY ORINANDO DE MIEDO!"

En vez de eso, los niños, casi siempre retraidos y con demasiada imaginación, se hacen amigos de los fantasmas. Y de repente empiezan a actuar raro. No hablan. Se ponen serios. Miran a todos con caras de piedra. Mientras los padres andan asustados a mil sabiendo que los van a matar en cualquier momento, el niño sólo se sonríe inocentemente y de manera criptica.

Ejemplos: El Aro versión gringa y su secuela (Naomi Watts al borde del colapso y el chiquillo sonriendo con su cara inexpresiva), Señales, Ecos Mortales y el remake de Terror en Amityville, donde la niña sigue a su "amiga imaginaria" para jugar y termina al borde del techo de la casa, con los padres abajo gritando y llorando (No tengo ni idea si esto pasó en la versión original).

Sé que no se le puede pedir mucho realismo a las películas de terror, pero por una vez sería bueno que los niños actuen como niños y se asusten, en vez de volverse autistas, asusten a todos y sean parte del problema. La mayoría de las veces, de por sí ya tienen pinta extraña y eso empeora las cosas.

Sobre Mirrors: Alexandre Aja tiene ojo para dirigir, sabe crear atmósfera, pero la película se pone más y más ridicula y llega a un climax con Kiefer Sutherland baleando a un monstruo que trepa por las paredes que más parece Resident Evil que otra cosa. Eso sí, el final está bastante bueno. Y con eso me ahorré escribir una critica, porque en verdad no tengo mucho más que decir.

martes, setiembre 09, 2008

No te Metas con Neeson


Bryan (Liam Neeson) es un abnegado padre con un matrimonio fallido, una hija que adora y una ex esposa que le hincha las pelotas sin parar. Su hija quiere irse de viaje a Francia y como todo padre, él se preocupa, pero accede. Hasta que su hijita es secuestrada y vendida a una red de prostitución. La frase “te lo advertí” queda chica en estos casos. Resulta que Bryan es un ex agente de la CIA con años de experiencia y llega a París a impartir justicia.

Búsqueda Implacable (en inglés, Taken) es justo lo que reza el título: Bryan arrasa con todo París, matando a todo el mundo sin misericordia para encontrar a su hija. Es una película de acción simple pero efectiva. Al no perder tiempo en detalles – como es que Bryan va a donde quiere sin que las autoridades le pongan un dedo encima, por ejemplo – el film va creciendo en tensión, sin perder energía, siguiendo permanente a un personaje que es como un cruce entre Rambo, James Bond y Papá por Siempre. Neeson es creíble como un padre promedio, pero es también una brutal máquina de matar que no se anda con bromas y se enfrenta solo a los bajos fondos parisinos, rompiendo caras sin pestañear.

Las peleas, persecuciones, torturas y demás actividades recreativas son dirigidas con buen pulso por Pierre Morel, quien anteriormente hizo Distrito B13, otro filme de acción que más parecía una exhibición de parkour. Morel forma parte de la nueva camada de directores franceses – Xavier Gens, Alexandre Aja, Christophe Gans, etc. – que han revitalizado los géneros de acción y horror con un estilo dinámico y elegante. La película no se detiene una vez que Bryan pisa París y Neeson impone presencia en un papel que le da un cómodo lugar entre otros matones que prefieren disparar a matar antes que hacer preguntas, al estilo Charles Bronson. Que la historia tenga lapsos de lógica es lo de menos, aún más si viene de la alucinada mente de Luc Besson, responsable de prácticamente todas las películas de acción que salen de Europa últimamente.

Cualquier pretensión de querer ser profunda queda de lado. Ciertamente, el tráfico de humanos es algo horrendo y muy real en varias partes del mundo, donde más de una autoridad está metida, pero aquí es sólo telón de fondo, apenas un vistazo a una situación que debería preocupar. Este film tiene una sola meta: Liam Neeson masacrando a todo París. Y no se desvía de eso en ningún momento, dando como resultado una buena inyección de adrenalina donde es fácil simpatizar con un padre desesperado.

miércoles, agosto 27, 2008

Babilonia A.D.


Desde su aparición en Hollywood en 1998, estaba cantado que Vin Diesel pasaría a formar parte del panteón de rudos héroes de acción. Con su pinta de fisico culturista, voz grave y cara de pocos amigos, no había mucho más que pudiese hacer. Siguiendo los pasos de Schwarzenegger y otros “rudos”, quiso mostrar su lado cómico y familiar con Niñera a Prueba de Balas y de ahí no se supo más. Ahora Vin quiere demostrar que aún puede patear traseros, pero Misión Babilonia no va a ser el vehículo que lo regrese al género.

Diesel es Thoorop, un mercenario en un caótico mundo futurista, contratado para transportar a una misteriosa chica de Europa a Estados Unidos. Aparentemente la chica lleva consigo algo importante que podría cambiar el curso de la humanidad. Suena familiar: es la misma premisa que Niños del Hombre, sólo que menos reflexiva y más entregada a las peleas, persecuciones y explosiones.

Porque el mundo está sumido en caos, con las calles destrozadas y refugiados por todas partes, es sólo una de las cosas que la película prefiere no explicar. Una guerra nuclear, el calentamiento global, un virus, en fin… nunca queda claro. La ambientación es bastante buena, pero al no saber que pasa, estamos tan confundidos como el mismo Thoorop, que vive bajo el credo de “no hacer preguntas”. El film también, por cierto.

El motivo del viaje también es un misterio: esta chica es buscada al mismo tiempo por un cientifico y una secta religiosa; porque la necesitan no está bien explicado. Ni tampoco porque ella parece tener poderes. Y así sucesivamente. El film parece correr junto con sus personajes, de lugar en lugar y sin pensar en los detalles. Basta con ver la última media hora, que se atropella a toda velocidad tratando de resolver la historia lo más rápido posible.

Recientemente, Mathieu Kassovitz criticó la película por ser un bodrio, un proyecto en el que no le dejaron tomar decisiones ni hacer ninguna toma como él quería. Y al ver el resultado final, y sabiendo que existe una versión más larga para los mercados europeos, queda claro que los estudios han metido mano a la película para poder venderla mejor. Eso explica porque todo es tan ambiguo, o porque de la nada Thoorop, de ser un matón malas pulgas, se convierte en un justiciero de corazón noble.

Es una lástima: Kassovitz tiene buen ojo para dirigir y aunque ya hemos visto miles de mundos futuristas caóticos, este no deja de ser fascinante y bastante bien ambientado. Se ve que la película tiene buenas ideas, pero están pésimamente comunicadas. Sólo queda esperar la versión original, para al menos poder entender algo, porque si no, no queda mucho por recordar.

domingo, agosto 24, 2008

Viaje al Centro de la Tierra

El 3D fue una de las tantas modas pasajeras que pasaron por Hollywood, principalmente en los ochenta y principios de los noventa. Películas como Tiburón 3, Viernes 13 Parte 3, Amityville 3D (todas aprovechando el mismo número) y más adelante, la sexta entrega de Pesadilla, encontraron maneras de lanzar todo tipo de objetos hacia el espectador, desde mandíbulas de cetáceo hasta un cráneo reventado cortesía de Jason Voorhees, y así hacer que el público salte de emoción en el asiento.

Sin embargo, las películas resultaron unos bodrios, meras excusas para lanzar cosas en la pantalla; sin los simpáticos lentes rojiblancos de cartón, son dolores de cabeza asegurados, una certera irritación de la vista y ridículas en extremo. (Tiburón 3 de lejos tiene los peores efectos especiales que he visto) Así, el 3D desapareció tan rápido como llegó.

Aún así, la tecnología ha avanzado lo suficiente que ahora es posible filmar toda una película con el efecto tridimensional. Y así nace Viaje al Centro de la Tierra, una adaptación libre (muy libre) de la novela de Julio Verne, dirigida hacia un público infantil.

El viaje al centro de la tierra es una excusa para varias escenas de acción: una corrida con un tiranosaurio, una caída libre por un túnel, peleas con plantas carnívoras, una travesía por un mar repleto de pirañas gigantes y una alocada carrera por una mina que me hizo recordar horrores a la atracción de Volver al Futuro que había en los estudios Universal hace años. Y por supuesto, le llueven objetos al espectador: piedras, gotas de agua, llamaradas, en fin... hasta tenemos el honor de que Brendan Fraser nos escupa en la cara. Es interesante ver una película en este formato, pero en este caso, la novedad no puede soportar toda la duración.

Y es que más allá de su novedoso uso de la tecnología, el film no tiene mucho que ofrecer. No menciono la trama porque en este caso es lo de menos: un científico en busca de su desaparecido hermano, acompañado por el sobrino con el que se hace amigo y la linda rubia que obviamente es un interés romántico. Y nada más. Lo importante aquí son las escenas de acción, realzadas por el 3D y que, no se puede negar, tienen una gran imaginación, aunque estoy seguro que la novela de Verne da para algo tres veces más espectacular.

Es casi obligatorio ver esta película con los lentes. Si no, sus deficiencias se hacen mucho más aparentes, por más que los efectos (prácticamente todo es digital) sean bastante sólidos. Es perfecta para un público infantil, al fin y al cabo fue hecha para ellos: es un espectáculo de parque de diversiones e igual de olvidable. Para el resto, es una buena demostración de lo que puede lograr el 3D (confieso que salté del asiento unas cuantas veces), pero el formato todavía tiene que adaptarse bien al cine para funcionar del todo. Pero tiene potencial: imaginen una película de acción, con balaceras, explosiones y golpes, en este formato; ahora sólo falta que bajen el precio de las entradas porque por más novedoso y brevemente entretenido que puede ser, 25 soles es de todas maneras un abuso.

jueves, julio 10, 2008

Godard! 16


Otros tres meses, otro nuevo número de Godard! Pareciera que fue ayer (y unos cuantos posts) que escribí del número anterior, lo cual confirma que casi nunca actualizo este blog. Pero en fin...

En este número, un adelanto de uno de los blockbusters más esperados de la temporada, The Dark Knight de Christopher Nolan, la secuela de esta nueva y prometedora encarnación del Hombre Murcielago en el cine. Además, un repaso de la carrera de David Lean; desde Chile, el concierto del gran Ennio Morricone, una crónica sobre el Festival de Cine Independiente de Buenos Aires, y por supuesto, la esperada disección de lo más reciente en cartelera.

De venta en prácticamente todos los sitios donde venden revistas (sí: me da flojera escribir todos esos nombres) y al módico precio de 10 soles. ¡Batman se lo merece!

domingo, julio 06, 2008

WALL-E


Para todos aquellos que se quejan que las películas animadas están hechas sólo para los más pequeños, que son tontas, repletas de canciones de artistas de moda y lindos animales parlantes, Wall-E es una salvación: una historia de ciencia ficción con un gran corazón y que, a pesar de algunos buenos momentos “lindos” o de humor, no es en verdad para niños. Pixar siempre se han preocupado por contar buenos relatos que puedan apelar a todo público – y esta madurez nunca ha sido tan aparente como en la historia de este solitario robot limpiando la basura de una tierra contaminada y abandonada.

La visión futurista presentada por Andrew Stanton no es muy distinta a lo visto en otras películas de corte post-apocalíptico: la tierra está desierta, las ruinas de la civilización humana enterradas bajo polvo y basura. La animación digital reproduce esto con tanta fidelidad y a escala tan grande que a ratos no parece animación; esto le da a las imágenes de desolación mucho más impacto.

La película es principalmente una historia de amor… entre dos robots: el tímido, inocente y arcaico Wall-E y la tecnológicamente avanzada (y bastante impaciente) EVE. La primera parte del film no tiene diálogos y sigue a dos pedazos de hojalata y aún así crea una simpática y humana relación, con nuestro robot haciendo mil torpezas para impresionar a su compañera. Wall-E y EVE cobran una humanidad que muy rara vez se ve en personajes robóticos.

La segunda mitad del filme, a bordo de una imponente nave-crucero espacial, es otra área donde la historia muestra madurez; se convierte en una velada crítica al consumismo, con humanos obesos postrados en sillas flotantes, sin siquiera saber donde están, mientras los robots hacen todo el trabajo. Un sedentarismo extremo, una crítica a nuestra cultura que cada vez se vuelve más dependiente de las computadoras y los productos en masa. Este posible futuro de la humanidad es algo chocante de ver, tratándose de un film animado: las personas son tan autómatas que los robots – Wall-E, EVE y las otras simpáticas máquinas en la nave tienen mucho más personalidad.

La segunda parte cambia de registro hacia una historia de aventuras mucho más convencional. Uno desearía ver más del cortejo entre los dos protagonistas, pero resulta obvio el porque del cambio, para que los más chicos no se impacienten con la relación muda entre dos máquinas en un mundo abandonado. Una concesión necesaria y al menos, la calidad de la película no decae. Es más, la segunda parte hace referencia a varios hitos de la ciencia ficción: el concepto de robots adquiriendo libertad de pensamiento data de las obras de Isaac Asimov o Stanislaw Lem; la llegada de Wall-E a la nave es un tributo, en imágenes y música, a 2001: Odisea en el Espacio. Y Auto, la computadora-navegador del crucero, es descendiente de HAL. No son referencias que uno se espera en una película infantil.

Con Wall-E, Pixar de nuevo ha puesto la vara alta en materias de animación, dejando en claro que una película no tiene que sacrificar inteligencia ni emoción para apelar a todo público. Es una obra madura, emotiva y con bastante magia (el viaje del robot a través del sistema solar es un momento poético), digna de los mejores filmes de ciencia ficción.

martes, mayo 13, 2008

Confesiones en una Sala de Cine


Ir al cine puede ser todo un evento, si es que uno está propiamente mentalizado. El comprar canchita, un gran vaso de gaseosa, estar sentado en una sala oscura viendo los avances de las películas que se vienen, ya sea solo, o con amigos, o con tu pareja (o prospecto de pareja), se ha convertido en todo un evento social. Y aunque la piratería sea la reina indiscutible en el panorama cinefilo limeño, ir al cine nunca está pasado de moda y si lo dejas, es toda una experiencia.

Claro, no está exenta de sucesos raros. El público que va al cine se ha constituido como una fauna con comportamientos propios, dignos de un documental del Animal Planet. De seguro alguien que lleva años yendo al cine ha podido quedarse con todo un historial de anécdotas, algunas que dan risa, otras que lo hacen cuestionarse porque va al cine en primer lugar. Haciendo memoria, puedo acordarme de varias.

Scream
Ver una película de terror con toda una fila de quinceañeras detrás es soplarse hora y media de gritos, canchita que te cae en la cabeza y patadas en el asiento sólo porque en la pantalla se abrió una ventana, pasó un gato o simplemente la música subió de volumen.

Sexto Sentido
Día de estreno de una de las películas más esperadas de aquel lejano año 99, sala llena. Minutos antes de develarse el gran giro de la película, el que algunos se estaban esperando y otros no, mi amigo no se contiene y grita: “¡Espera, el huevón está muerto!”. Lo que nos gritaron en ese momento prefiero no reproducirlo.

Aulas Peligrosas

Me di cuenta bastante tarde que las dos chicas (no muy agraciadas, por cierto) con las que fui a ver esta película sólo lo hicieron para venerar al entonces mocoso Elijah Wood. Entonces, cada vez que Mister Frodo aparecía en pantalla, gritaban y se ponían a meter bulla digna de una pajarería. Uno diría que estaban al borde del orgasmo. Un poco avergonzado, miré para un costado y me encuentro con tres primos sentados en la misma fila que estaban buscando con mala cara a la persona que estaba metiendo ruido. Trágame tierra.

Dragon Ball Z: La Película de noséquediablos
Esta si que es para tener vergüenza: tan fanáticos éramos yo y mi primo de esta bendita serie que corrimos a ver la película. El público a las tres de la tarde estaba conformado por un millar de mocosos ruidosos que preferían tirar basura por todas partes y correr por la sala lanzándose kamehamehas de mentira. Para remate, la película duró apenas una hora: un robo, considerando los altos precios que suele cobrar el Cinemark Jockey Plaza. Juré desde ese día no volver a ver películas animadas en el cine. Tan picados quedamos que volvimos esa misma noche a la función de las doce para ver cualquier cosa, que resultó ser Una Pareja Explosiva.

Titanic
Todos sabemos lo que fue Titanic: chicas que la vieron más de diez veces sólo para babear por Leonardo DiCaprio, todo el mundo llorando a mares y la maldita canción de Celine Dion sonando por todos lados. Esto le pasó al amigo de un amigo: tan mala le pareció la película, que en su mismo día de estreno salió enojado de la sala, se paró detrás de la cola para la siguiente función y gritó a todo pulmón: “¿Les cuento el final? ¡El huevón se muere!” Una de esas cosas que uno desearía haber hecho, o al menos haber estado ahí.

Voraz
Estaba en mi casa sin ganas de salir, cuando me llama un amigo para ir al cine. Me negué, pero tanto insistió que al final salí volando a Larcomar, que no me quedaba cerca. Llego y mi amigo está con una chica con la que estaba saliendo, dizque su enamorada, dejándome a mí de inesperado violín (Dicho sea de paso, una de las cosas más humillantes que se le puede hacer a alguien). Me vieron enojado, así que me dejaron escoger la película y ahí estaba Voraz, aquella comedia negra sobre caníbales en la Guerra Civil Americana. Con el diablo en el cuerpo, la escogí, les dije que era un drama de época y me entretuve como nunca; no así los tórtolos, que quedaron tan asqueados que se olvidaron hasta de agarrarse de la mano. La venganza es dulce.

Terminator 3
Hice una buena amiga por Internet y al momento de conocernos en persona, decidimos ir al cine. Por razones de tiempo, entramos a ver Terminator 3. Yo feliz, siendo gran fánatico; la película me encantó. Ni bien acaba, mi amiga me dice: “¿Tu viste las otras dos? Yo no.” Aprendí más adelante que hay películas más idóneas para llevar a una persona del sexo opuesto.

El Cubo
Me moría de ganas de ver El Cubo, una película caleta de ciencia ficción canadiense que apenas estaba en un par de salas. No sé porque, fuimos con un amigo al Jockey, donde obvio, no la estaban dando; entonces era cosa de ir al Pacifico, pero a mi amigo le dio un complejo de Marco Polo explorador y dado que no estábamos apurados, decidimos aceptar el reto de caminar hasta Miraflores. Casi tres horas después, llegamos exhaustos al cine y la película llevaba media hora de empezada. Usamos lo último de nuestras fuerzas para llegar a Larcomar, donde tampoco la estaban dando. Me debatí entre agarrar a cachetadas a mi amigo, o a mi mismo por atracar a la caminata, o simplemente desmayarme del cansancio. Fuimos a verla al día siguiente, esta vez en taxi, y valió la pena: se convirtió en una de mis películas favoritas.

La Lista de Schindler
Tenía creo nueve o diez años. ¿A que profesor se le ocurre llevar a un grupo de mocosos hiperactivos de nueve años a ver una película de casi tres horas en blanco y negro sobre el Holocausto? No me acuerdo de nada de esta película; tengo pendiente verla de nuevo algún día.

Liberen a Willy
En Honduras, en el campamento minero donde vivía, la ciudad más cercana estaba a dos horas; era costumbre entonces tomarse un fin de semana, ir a la ciudad, relajarse, hacer las compras y claro, ir al cine. Así fue como ví la película de la ballena, que no me pareció mala pero tampoco genial. Días después, acompañamos a una amiga de mi mamá a la ciudad de nuevo, y su hija quiso ir a ver Liberen a Willy. No me pude librar. Llegando de la ciudad, prendemos la tele y la estaban estrenando en cable. La hija quiso verla otra vez. Vi esta película tres veces en una semana, cada vez más mala que la anterior. Terminé odiándola, hasta el día de hoy.

Il Postino
Hay películas que uno siente las vio en el momento equivocado; aún no era lo suficientemente maduro como para entenderlas, tal vez; o era muy intranquilo como para ver películas digamos, más profundas. Eso me pasó con esta: me quedé dormido cuando Neruda le enseñaba a Massimo Troisi a escribir cartas de amor y cuando desperté, el cartero estaba muerto y la esposa vivía sola con el hijo.

Matrix Revoluciones
Con dos amigos hicimos algo bien de pueblo: vimos la película con nuestras bolsas tamaño Jumbo de Lay’s y Doritos, una botella de tres litros de Sprite y vasos de plástico que metimos en una mochila. Y por ahí creo que andaba con bolsitas de maní. Picnic improvisado, con la sala llena.

Leones por Corderos
No es buena idea ver una película que es puro diálogo sobre política teniendo una fiebre alta, con nauseas y mareos: una hora y media llega a parecer el triple

Sweeney Todd
Nada malo con la película; pero no sé que problema hubo que se demoró en empezar y el cine puso una vez tras otra un comercial bastante críptico de T-Copia, con fotos de gente como Einstein o Proust, un comercial barato y monótono que parecía hecho en PowerPoint. Después de veintitantos minutos de ver sin parar esas imágenes, con una somnífera música clásica de fondo. Resolví nunca en la vida ir a T-Copia, con quienes ya había tenido una mala experiencia cuando quise imprimir mi reportaje de título en tamaño tabloide y me mecieron por una semana solo para decirme que no podían. Para remate, estaba el infaltable 20 Pirata: me encantaría saber a quien se le ocurrió ese comercial para meterle soberana patada en el culo.

El Nominado
No pasó nada especial, pero no pierdo oportunidad de mencionar que está película chilena es una porquería de aquellas; aún no me creo el haber pagado entrada.

Creo que este tipo de anécdotas nunca se van a acabar. Pero eso es justamente parte del chongo de ser cinéfilo. Si es que quieren compartir anécdotas, bienvenidos sean.

lunes, mayo 05, 2008

El Hombre de Hierro


Las adaptaciones del comic se han multiplicado tanto en los últimos años, que ya se han vuelto un género cinematográfico aparte, con sus propias reglas y concesiones. Así, Marvel y la DC están en constante lucha por traer a la pantalla a sus figuras más reconocidas; ahora es el turno de Iron Man, que está entre las mejores películas basadas en un cómic (un grupo bastante reducido, por cierto) y que deja en el olvido a la mediocre Spider-Man 3.

Iron Man es en verdad Tony Stark, un millonario fabricante de armas, dedicado a la vida fácil llena de lujos, mujeres, fiestas y alcohol; es capturado por insurgentes afganos, que lo obligan a construirles un arma. En vez de eso, Stark construye una armadura que le permite escapar y una vez de vuelta en casa, dedica sus esfuerzos a combatir la injusticia.

La película gana mucho con el perfecto casting de Robert Downey Jr como Stark; el actor es convincente en mostrar la transformación del magnate, de un playboy despreocupado a justiciero, trayendo al papel una buena dosis de humor y desenfado. Los más crueles dirán que un tipo tan asiduo a los excesos como Tony es un encaje perfecto para Downey, quien ha tenido sus roces con las drogas en el pasado; pero no se puede negar la calidad del actor, que le da una verdadera personalidad a Tony Stark. Gwyneth Paltrow, Terrence Howard y Jeff Bridges completan un talentoso reparto, pero es Downey quien se lleva la película; una oportunidad para uno de los mejores intérpretes de los últimos años de reinventarse y volver a las grandes ligas.

En la película priman los personajes por sobre otra cosa: se trata en verdad del propio Tony y su búsqueda de redención por los males que indirectamente ha causado, a través de su armadura. Pero una vez que se la pone y el héroe de la Marvel cobra vida, las escenas de acción son impresionantes; muy rara vez una película me asombra y divierte tanto y en este caso se justifica. Jon Favreau, actor, guionista y director más conocido por sus papeles cómicos, maneja la cámara como un experto y hace un buen debut dentro de una superproducción, con excelentes efectos especiales que menos mal, no opacan el relato ni se convierten en el actor principal.

El mundo de Iron Man es el de las grandes corporaciones, los negocios turbios, la rivalidad entre empresarios; el situar la película en este contexto, incluso con la presencia de rebeldes afganos que hoy en día es más que vigente, le da mucho realismo a la película (a pesar de tratarse de un hombre en un traje de hojalata), sin caer en la fantasía exagerada de otras adaptaciones de cómic; acá no hay escenas ridículas sin querer, como Tony Stark vestido de emo y bailando por la calle cual Tony Manero. Las ganas de contar una buena y pausible historia pudieron más e Iron Man es más que una historieta en movimiento; es una historia bien contada, entretenida, con excelente reparto, completamente cinematográfica.

Esta es la primera película que la Marvel produce por su cuenta, parte de un ambicioso plan de traer a todos sus personajes a la gran pantalla coexistiendo en un solo universo. Iron Man es un buen comienzo y a juzgar por ciertos detalles en el film que sólo entenderán los amantes del cómic – el papel que más adelante jugará Jim Rhodes, la existencia de SHIELD y la llamada “Iniciativa Avenger” – hay suficiente material para una buena serie. Esto es solo el comienzo y si la calidad se mantiene, aún quedan muchas aventuras para Tony Stark a futuro.

domingo, abril 27, 2008

Compra Godard! 15


Es cierto, estoy un poquito atrasado con la promoción, pero nunca está de más un poco de propaganda gratuita.

Ya se encuentra a la venta el número 15 de Godard, celebrando los 80 años del Oscar con un ranking de las mejores ganadoras de la codiciada estatuilla. Incluye además artículos sobre dos de los grandes protagonistas de la más reciente edición, Paul Thomas Anderson y los Hermanos Coen, premiados por Sin Lugar Para los Débiles.

Además: una mirada al western moderno a propósito de El Asesinato de Jesse James, el centenario de Bette Davis y un repaso de la filmografía de Paul Verhoeven, y por supuesto, las acostumbradas críticas a la cartelera local.

De seguro ya la habrán visto en su supermercado o quiosco favorito, y ¡¡son sólo 10 soles!! ¿La compras o no? Call it, friend-o.

Para los interesados, la revista ofrece un servicio de suscripción: cuatro números fresquitos enviados a tu puerta cada tres meses, y todo por la módica suma de 40 soles. Esto incluye un número anterior de cortesía (a partir del Nº 6) e invitaciones a Avant Premieres exclusivas para suscriptores.

Todo lo que hay que hacer es enviar un mail a suscripciones.godard@gmail.com con tus datos personales (nombre completo, dirección, teléfono, número de DNI) y depositar el importe en el Scotiabank, en la cuenta 015-7234089. Para mayor información llamar al 431-9079 o al 9791-9506. ¡Aprovecha!

domingo, abril 20, 2008

Zombies VS. Gangsters

Debe ser algo en el agua. No hay otra manera de explicar porque los japoneses tienen un cine tan entretenidamente bizarro; se atreven a hacer cosas que realizadores en otros países no tocarían ni con vara. Desde la matanza indiscriminada de quinceañeros en Batalla Real, de Kinji Fukasaku, hasta cualquier cosa hecha por Takashi Miike (Ichi The Killer, Audition, entre otras joyas), es un estilo de cine que promete cualquier cosa y que les garantizo, no se ve todos los días. Versus, de Ryuhei Kitamura, no es tan controversial como estos ejemplos, pero es una buena muestra de que los nipones tienen demasiada imaginación y algunos tornillos sueltos.

La primera vez que escuché de Versus fue descrita así: “película de zombies mezclada con película de yakuzas”. Fue todo lo que necesité oír para empezar mi obsesiva búsqueda. Pero hasta en los círculos más recónditos de la piratería limeña – donde se puede encontrar de todo – nadie había oído hablar de este film. La censura le pone jaques hasta la piratería, películas japonesas son bien complicadas de encontrar. Fue gracias a mi buen amigo y pirata iniciado Charly, que al fin pude hacerme de una copia. Tal vez me hice demasiadas expectativas, porque quedé con gusto a más; pero no niego que Versus es un amalgama de géneros demasiado entretenido.

La historia se inicia cuando dos reos escapados de prisión (nadie en esta película tiene nombre, lo que puede ser un problema cuando te des cuenta que todos los asiáticos se parecen entre sí) llegan a un bosque a encontrarse con una pandilla de mafiosos que los llevarán a un lugar seguro. Estos mafiosos también llevan una prisionera, lo cual no sienta bien con uno de los reos: tras una breve balacera, el saldo es un muerto, el cual en tiempo récord se levanta como un zombie putrefacto y empieza a atacar.

Verán, según la torcida mitología de Kitamura y compañía, el bosque es una de las puertas que conecta a la Tierra con el Otro Lado (o para ser más exactos, la puerta número 444 de 666 - ¡colecciónelas!), por ende, todo aquel que tiene la mala suerte de estirar la pata en este apacible lugar vuelve como un monstruo cojo y podrido con ganas de comer cerebros – esto incluye a toda la gente que esta colorida pandilla de yakuzas mató y enterró discretamente.

Lo que sigue después es una orgía de artes marciales, sangre, vísceras, humor negro, un trabajo de cámara hiperkinético y música electrónica a todo dar. Más que una película, esto parece un videoclip frenético, pero con estilo bastante contagioso. Nuestro “héroe” – lo digo entre comillas porque todos en esta película son unos granputas – es el clásico “anti” silencioso, que nunca sonríe, muestra una indiferencia total a todo lo que le rodea y no suda ni una gota al patearle el trasero a todo el mundo. Además, anda con uno de esos sacones negros que dicen “soy cool” y que deja volando al viento en los momentos más oportunos para darle ese pequeño toque de estilo. Pareciera que este tipo está tratando de hacerle la competencia a Keanu Reeves en Matrix.
Como dije antes, nadie acá tiene nombre, más bien todos son unos estereotipos pero exagerados a mil: la fémina de rigor, un miedoso que se la pasa corriendo y gritando, al mejor estilo de Hudson en Aliens pero con menos dignidad, otro tipo con los ojos saltones y la lengua afuera, que con su horrenda sobreactuación parece estar tratando de emular a Christopher Walken en su etapa más psicópata, un villano enfermo de tranquilo que parece tener más ganas de estar fumando un puro con un vaso de whisky que andar corriendo por un bosque rompiendo cráneos, hasta un policía “¡entrenado por el FBI, cazador innato y con reflejos 500 veces más rápidos que los de Mike Tyson!” Con todo esto, creo que ya saben de sobra que no se la deben tomar para nada en serio.

Si se hubiese quedado como la kinética película de kung-fu con toques de cine gore que se supone es, yo quedaba feliz – nunca está de más apagar el cerebro y disfrutar de entretenimiento poco convencional. Pero los japoneses nunca se quedan contentos con el espectáculo, siempre es necesario darle detalles a la trama que enredan todo el asunto y tratan de darle más peso. Así que, una vez que nuestro anti-héroe se cruza con el villano de turno, de repente la cosa se va a otro nivel, los zombies pasan a segundo plano y esto ya empieza a parecer Highlander en versión nipona.

Como resultado, la película – que pudo haber quedado perfecta como un corto de 45 minutos, incluso – dura dos horas y por más entretenida que pueda ser, el ver a un montón de yakuzas agarrándose a patadas en el mismo bosque por 120 minutos ya llega a cansar. Por lo menos, cada vez que Kitamura detiene las cosas para explicar algún detalle de la trama por medio de la rehén que sabe más de lo que aparenta, las cosas se ponen muy lentas – hace falta acostumbrarse.

Si te gustan las buenas peleas, cargadas con harto gore y estilo para derrochar, prueba con Versus, que demuestra que pasaría si John Woo y Sam Raimi decidieran hacer una película sobre Connor McLeod. No te hagas muchas expectativas y estarás bien. Ese fue mi error, aunque admito que para ver violencia estilizada con una buena dosis de lo ridículo (¿Qué otra cosa puedo esperar al ver a tres matones posar como los Ángeles de Charlie mientras balean a un montón de muertos vivientes?), el film de Kitamura me dejó más que satisfecho.

domingo, abril 13, 2008

Juventud Perdida


La inesperada muerte de Heath Ledger en enero se llevó tempranamente a quien, poco a poco, se estaba perfilando como uno de los mejores intérpretes de su generación. A pesar de parecer al principio otro nuevo galán cara bonita, empezó a demostrar lo contrario, primero con su pequeño pero importante papel en Monster’s Ball y luego como el confundido vaquero Ennis del Mar en Brokeback Mountain. Ha sido una pérdida de un talento emergente; mientras se prepara su esperada interpretación del Guasón en la próxima entrega de Batman, no queda más que pasar revista a su corto pero sólido currículum. Tal es el caso de Candy, un film independiente de Australia de bajo perfil. Es una de sus mejores actuaciones.

Esta es la historia de Dan y Candy, una joven pareja; él es un aspirante a poeta y ella es una talentosa pintora. Ambos son bohemios, enamorados y al parecer viviendo un romance de fantasía. El problema es que son heroinómanos y la adicción, poco a poco, los destruye.

En su retrato de una juventud destruida a causa de las drogas, el film no es muy distinto de la brutal Réquiem por un Sueño, de Darren Aronofsky. No llega a los límites impactantes de ésta, y el director Neil Armfield tampoco echa mano de los trucos de cámara y edición que Aronofsky usó para crear su chocante segunda película, pero el mensaje es el mismo y se llega a sentir.

Dan y Candy son una de esas parejas que uno quiere ver felices; es triste verlos sucumbir a su adicción, al punto en que la droga se convierte en su principal motivación, llevándolos a extremos cuestionables: él se dedica al robo y la estafa mientras ella se prostituye. Pronto, sus sueños quedan de lado y ambos se encuentran perdidos, sin brújula y dentro de un hoyo del que es muy difícil salir.

Sin embargo, Armfield cree en la redención; su visión no es tan pesimista como la de Aronofsky y a pesar del deterioro de su pareja protagónica, incluye un final que trae consigo una esperanza de recuperación y felicidad.

Películas sobre los efectos de las drogas y la adicción hay bastantes, y esta no busca cambiar el esquema. Su fuerte está en presentar a dos protagonistas humanos, con fallas, a quienes dan ganas de apoyar. Esto es gracias al buen trabajo de ambos intérpretes. Ledger hace de Dan un bohemio sin rumbo, de buenas intenciones pero incapaz de asumir responsabilidades consigo mismo y con su pareja. Abbie Cornish, por su parte, muestra valor y solidez en el papel de Candy, que sufre tal vez más que él. Una fuerte y cruda secuencia en la que ambos tratan de dejar la droga sin ayuda por tiempo prolongado – con chocantes consecuencias – deja claro el compromiso que ambos tomaron con sus papeles.

Candy es una historia fuerte y a ratos incómoda, pero no por eso menos fascinante, mostrando los nefastos efectos que pueden tener las drogas sobre la juventud en general. Heath Ledger, por su parte, ha dejado como legado un papel bien trabajado, una muestra de la capacidad de un actor que aún tenía mucho que dar.

miércoles, abril 09, 2008

John Rambo

Hace un par de años, el retorno del “Semental Italiano” Rocky Balboa a las pantallas no sólo revivió la alicaída carrera de Sylvester Stallone (empujado de lleno al mercado del directo al video), sino que le permitió darle un final digno y humano a un personaje maltratado por una serie de ridículas secuelas, cada una más tonta que la anterior. (Teniendo su cúlmine en un forzado discurso anti-comunista ante un clon de Gorbachov) Ahora Stallone continúa su buena racha desempolvando a otro de sus papeles icónicos, el ex veterano de Vietnam John Rambo, para una última aventura.

Casi 20 años después de su “ayudita” al futuro régimen talibán, Rambo vive aislado en la frontera entre Tailandia y Birmania, donde un ejército fuertemente armado reprime a la población en un genocidio interminable. Un grupo de idealistas (léase: idiotas) misioneros es capturado tras ser llevados por Rambo a la zona de conflicto y, acompañado por un grupo de mercenarios (carne de cañón), el ex soldado va en su rescate.

Es una trama simple, pero Rambo nunca ha sido un personaje demasiado complejo. Salvo el primer filme, donde John se encontraba chocado por su pasado en Vietnam e incapaz de funcionar en sociedad, las secuelas le han dado la única función de matar a quien se le ponga por delante y en este caso no decepciona. Puedo decir sin exagerar que esta es la película más violenta que he visto: Rambo masacra sin piedad a un ejército birmanés entero y Stallone el director no duda en mostrar la carnicería en toda su grotesca majestad. Es un estilo bastante crudo, que además muestra a los villanos cometer todo tipo de atrocidades contra gente inocente. Todo da como resultado una inyección de adrenalina imparable; si es que Sly quería demostrar los horrores de la guerra y su inutilidad, el mensaje queda bastante claro.

Hacía tiempo que no se veía una película de acción así: una trama simple y violencia sin parar, al mejor estilo ochentero, una década que Stallone conoció de cerca. Por más que se empeñen en criticarlo por mediocre, no se puede negar que sabe utilizar una cámara en beneficio de la acción.

Lo mejor es no buscarle sustancia y disfrutarla como una entretenida y descarnada película de acción sin parar; John Rambo al fin se da cuenta que es una máquina de matar, es para lo que es bueno y eso nunca va a cambiar: un final más que digno para otra figura icónica del cine de los ochenta y una segunda oportunidad para Stallone de volver a las grandes ligas.

martes, febrero 12, 2008

Monstruo

Cloverfield ha sido descrita como un cruce entre El Proyecto de la Bruja Blair y Godzilla. Es un buen resumen; podría decir eso y dejarlo ahí. Pero este proyecto, producto de J.J. Abrams, creador de series como Lost o Alias, definitivamente provoca una reacción. Algunos van a odiarla, otros van a aplaudir su originalidad.

Es una novedosa manera de acercarse al género de los monstruos: desde el punto de vista del hombre común, el que no sabe que diablos está pasando y presa del pánico, sólo corre para salvar su vida. El caos resultante de un monstruo atacando Nueva York adquiere inmediación e impacto a través de su presentación: filmado con una cámara en mano, en forma de testimonio mientras seguimos a un grupo de sobrevivientes. Aquí no hay héroes, ni tampoco llegan los militares a destruir al monstruo y salvar al mundo (es más, ni ellos saben que está sucediendo). Se agradece a Abrams y compañía el obviar clichés como estos; nadie se cree la de los estadounidenses heroicos desde Día de la Independencia.

Sabiendo que menos es más, el director Reeves decide nunca mostrar al monstruo entero, sólo en pedazos y por breves momentos; (¿Qué es exactamente? Un cruce entre saltamontes, cucaracha, dragón y no sé que más; en verdad, no tengo idea) esto deja que la imaginación de las personas haga el resto y eso justamente es lo que genera suspenso. La mente puede causar más impacto que cualquier imagen en pantalla.

Cloverfield es entonces un interesante experimento fílmico. Sin este formato, sería otro clon de Godzilla, otra típica película de monstruos imposible de tomar en serio. Los personajes en este tipo de filmes tienen fama de hacer una estupidez tras otra, y lo mismo pasa aquí: por más que se esfuercen en mostrarlo de forma cruda y verídica, la ilusión se rompe un poco con la soberana falta de lógica de estas personas. Si esto fuese un tipico blockbuster, las burlas no se acabarían nunca.

Es una vuelta de tuerca a un género que debido a su simpleza tiene que sufrir para encontrar algún aspecto nuevo. Es una hora y media de tensión, con algunas secuencias bastante logradas, sin mucha profundidad; esto a pesar de que la crítica estadounidense se ha empeñado en buscarle una metáfora con los atentados del 11 de septiembre, como ha sucedido con casi la mitad de filmes estrenados en los últimos siete años. Si bien puede recordar a esa fatídica fecha en sus imágenes de destrucción, es un poco jalado de los pelos tratándose de un monstruo gigante.

Hay que verla, aunque sea sólo para ver una manera atípica de hacer cine; ojo que no es para todos los gustos, a juzgar por la veintena de personas en la función a la que fui que se quedaron sentados al final con cara de que-mierda-acabo-de-ver.

jueves, enero 24, 2008

Gabo en el Cine

Existe una frase respecto a adaptaciones fílmicas de obras literarias en la que creo firmemente: lo que está escrito no siempre se traduce bien en imágenes. El mismo pensamiento se aplica con la reciente adaptación de la gran obra de García Márquez, El Amor en los Tiempos del Cólera. De hecho, es bastante difícil trasladar una historia tan extensa (tanto en contenido como en número de páginas) al cine y en este caso, Mike Newell no está a la altura de las circunstancias.


La historia de Florentino Ariza (Javier Bardem) y Fermina Daza (Giovanna Mezzogiorno) es la de un amor eterno, afectado por diversas circunstancias pero que se mantiene latente a lo largo de varios años; un relato casi épico que Gabo se tomó su tiempo en contar, en su particular estilo. La película comete el error de acelerar todos los acontecimientos y eliminar algunos otros. Como resultado, la historia es apurada y superficial. El amor como un sentimiento eterno, profundo e inafectado por el paso del tiempo era parte del alma de la novela y aquí, es apenas un motivo para pasar de una escena a otra.

El reparto también es parte del problema. Para una adaptación de una novela latinoamericana e íntimamente ligada al continente, hubiese sido mejor una producción en español, para así no tener que ver a todo el mundo hablar en un inglés masticado que distrae, y que impone a todos cierta teatralidad producto de diálogos exagerados. Curiosamente, los que mejor salen parados del asunto son los actores latinoamericanos – Benjamín Bratt y Catalina Sandino son bastante naturales en sus papeles, tal vez por cierta afinidad con el material.

No pude evitar reírme en varias escenas; para un film que quiere ser un drama romántico afectivo, no es un buen resultado. El tono de Newell es desigual: Angie Cépeda tiene una cómica y francamente vergonzosa aparición, Fernanda Montenegro corre por la calle pintarrajeada como el Guasón, los atributos físicos de Laura Harring son la única justificación para su ridícula escena, Fermina parece no envejecer nunca a diferencia del resto y en el papel de su padre, John Leguizamo no puede evitar verse más joven que todos sus co-protagonistas.

Como para demostrar lo dicho acerca de las adaptaciones, está el caso de Juvenal Urbino. El libro abre con su muerte y luego procede a contar en detalle su relación con Fermina, dejando ver el tipo de persona que es y dándole protagonismo. La película se salta todo este aspecto y como resultado, Urbino acaba siendo sin querer un mero obstáculo, una complicación, la tercera rueda; toda la simpatía está con Florentino, un pingaloca insaciable aún en avanzada edad y con aires de pedófilo. Esto puede justificarse en el libro, puede tener profundidad, pero en pantalla se ve cómico.

El Amor en los Tiempos del Cólera quiere ser un fuerte drama, una historia de amor que nos toca el corazón, pero falla en el intento. La novela desarrolló años de historia en profundidad y la película no se da el tiempo de hacer lo mismo. El impacto que quería lograr, en especial durante las escenas finales con unos envejecidos Florentino y Fermina, nunca llega.

Sé que se deben separar libro y película y verlos en sus propios términos, al tratarse de distintos medios; pero es difícil en este caso, tratándose de una novela significativa para América Latina. Estoy seguro que a muchos les pasará lo mismo. Al parecer, el realismo mágico no se traduce muy bien en pantalla; resulta difícil hacer justicia a las novelas de Gabo, relatos extensos que cubren décadas. Lo mejor de la película son las canciones de Shakira y cuando yo me encuentro diciendo eso, sé que hay un problema.


jueves, enero 10, 2008

Perro Alfa

Durante mi estadía en Sundance en enero del 2006, una serie de problemas ajenos al festival – poco dinero, un alojamiento a kilómetros de las sedes, poca organización de mi parte – me impidieron ver muchas películas recomendables. Desde entonces he estado atento cada vez que algunas de estas aparecen en el cine, el cable, o en copia pirata de Polvos Azules, para poder desquitarme con el frío invernal de Park City. Tal es el caso de Alpha Dog de Nick Cassavetes, que llega por lo bajo a la cartelera limeña, tras más de un año de retraso y con el flojísimo pero comprensible titulo de Juegos Prohibidos.

Basado en la vida real de Jesse James Hollywood, quien a los 20 años se convirtió en la persona más joven dentro de la lista de los diez más buscados del FBI, el film cuenta la historia de Johnny Truelove (Emile Hirsch), líder de una pandilla de fumones vagos que se dan la gran vida vendiendo drogas en California. Un pleito con el psicópata Jake Mazursky (Ben Foster) lleva a Johnny a raptar al hermanastro de su rival, Zack (Anton Yelchin) y mantenerlo de rehén hasta saldar la deuda.

Para Zack, la estadía con Truelove y su banda es un sueño hecho realidad: para un inocente sobreprotegido por sus padres y aburrido en casa, este nuevo mundo de diversión, sexo, drogas y alcohol es un símbolo de libertad y pronto, el chico se vuelve parte de la pandilla. Para cuando la realidad los alcanza a todos, ya es demasiado tarde para dar vuelta atrás.

En su retrato de una juventud corrompida destinada a acabar mal, la película recuerda mucho a Bully de Larry Clark, pero sin las inclinaciones pederastas. Johnny y sus amigos no son más que chicos privilegiados, aburridos de depender de mamá y papá, que quieren jugar a ser matones. Para ellos, el rapto de Zack no es más que un juego, una manera infantil de provocar a Jake y aumentar una tonta rivalidad que no va a ser resuelta con ese nivel de inmadurez. De ahí que no sepan que hacer con el chico y no tengan ningún problema en aceptarlo como un amigo más. Una vez que se den cuenta de las consecuencias de lo que están haciendo, toman una decisión irracional que lleva a un clímax previsible, pero no por eso menos impactante, donde la realidad les cae como un baldazo de agua fría.

Al principio, da la impresión que Cassavetes sólo busca presentar viñetas de todo este grupo tonteando, tomando, consumiendo drogas y actuando como remedos de gangsters; la historia no toma vuelo hasta que Zack es raptado, volviéndose el centro moral del relato y la persona con la que el público se identifica. La relación que forma con Frankie Ballenbacher (Justin Timberlake), denominado su guardián, es lejos, lo más destacable. Para sorpresa mia (y estoy seguro, de muchos), Justin hace un auspicioso salto al cine, representando muy bien el conflicto interno de Frankie frente a la estupidez que están cometiendo, en especial en las escenas finales. Para los que están acostumbrados a verlo como cantante pop amanerado, esto es una sorpresa; el artista se sumerge por completo en el papel.

Alpha Dog es también entonces una muestra para jóvenes talentos. Anton Yelchin es perfectamente inocente como Zack y Ben Foster crea un psicópata intenso y volátil digno de Dennis Hopper en su mejor época. Bruce Willis y Sharon Stone aportan su experiencia, pero sus papeles son meramente secundarios.

Historias de juventudes perdidas hay miles y esta ciertamente no pretende cambiar el género. Pero el hecho que sea una historia real la hace más impactante y deja bien claro lo mal que pueden salir las cosas cuando un grupo de chicos con mucho tiempo libre y dinero hacen lo que quieren y no hay nadie que los guíe.