jueves, diciembre 27, 2007

Lo Mejor del 2007

Otro año más, y con él, otra lista de lo mejor que ofreció la cartelera durante los últimos doce meses. Buenos estrenos, estrenos malos y algunas cosas que hasta ahora no me explico como diablos llegaron a Lima (¿Bratz? ¿Me están hablando en serio?), en general, así es la cosa.

Debo recalcar, por supuesto, que esta lista se limita a los estrenos comerciales que hubo aquí, en una ciudad donde se conoce que muchas películas llegan tarde o nunca. De ahí a que algunas les parezcan un poco añejas. Y de hecho habrán algunas que no alcancé a ver, y sé que al año aún le quedan tres días, pero me voy hoy a la playa y prefiero dejarlos con esto.




10. LITTLE MISS SUNSHINE de Jonathan Dayton y Valerie Faris

Un road movie con una familia enferma de disfuncional, tanto así que le hacen la competencia a Los Simpson: un padre loser, madre neurotica, tio suicida, hijo rebelde, abuelo drogadicto e hijita adorable; un viaje donde se dicen verdades y todos aprenden a convivir. Es graciosa justamente porque no se burla de sus personajes, sino que los trata con cariño y los presenta como seres humanos a pesar de sus excentricidades - y al lado de la gente en el surreal concurso de belleza al final, no tienen nada de raro. En el fondo, son una familia que se quiere y se apoya en los momentos dificiles.

9. CURSE OF THE GOLDEN FLOWER de Zhang Yimou

Una tragedia familiar digna de Shakespeare; traiciones, intrigas y muerte teniendo como fondo la suntuosa época imperial china. Un melodrama fino, que destaca no sólo por tener una serie de personajes interesantes, cada uno más traicionero que el anterior, sino por su cuidada puesta en escena. Zhang Yimou es un experto en darle vida a sus decorados, combinando bien los colores y otros detalles, lo que dota a cada toma de una belleza poética que me está costando explicar. Mejor me callo y digo que la película se ve bastante bien.

8. THE GOOD SHEPHERD de Robert De Niro

La historia de la CIA, desde sus inicios en la II Guerra Mundial, pasando por la Guerra Fría hasta hoy, donde se sospecha tiene influencias en todo el mundo. A través de Edward Wilson, uno de sus agentes - un tipo blando e indescriptible que representa al hombre común - la película muestra a una organización fundada en mentiras y cortinas de humo y como este estilo de vida en el que no se puede confiar en nadie puede afectar la vida personal de uno. De Niro ha reunido a un gran grupo de actores para un sólido film, hecho con elegancia y habilidad.

7. THE BOURNE ULTIMATUM de Paul Greengrass

Jason Bourne descubre sus orígenes - el significado del Proyecto Treadstone y los sacrificios que tuvo que hacer por su país - en esta nueva aventura repleta de acción e intriga. No soy un fanático de filmar una pelicula càmara en mano, moviendola para todos lados como epileptico, pero este particular estilo de Paul Greengrass funciona en darle a la película urgencia y suspenso en cada secuencia, saltando por lugares como Nueva York, Tánger, Paris, Londres y Madrid. El amnesico espía se ha convertido en el James Bond de la nueva generación y ahora que se saben todos los secretos, las aventuras de Bourne recién comienzan.

6. EL LABERINTO DEL FAUNO de Guillermo Del Toro

Una fábula fantástica en la España fascista de la II Guerra. Una niña encuentra la manera perfecta de escapar de la fea realidad en la que se encuentra, visitando un laberinto de fantasía que le ofrece la posibilidad de convertirse en princesa y dejar atrás los problemas. Pero pronto los horrores de su situación, personificados en su frio y cruel padrastro, la alcanzarán, dejando claro que uno no puede desenvolverse del todo de su realidad. La gran imaginación de Guillermo Del Toro se pone al servicio de un mundo fascinante y a la vez macabro, que más que prometer felicidad esconde sus propios terrores.

5. 28 WEEKS LATER de Juan Carlos Fresnadillo

El virus ha sido contenido, pero en plena repoblación de Londres un nuevo brote pone en peligro a toda la humanidad. Es la continuación natural del anterior filme de Danny Boyle: la enfermedad se propaga y pronto queda claro que nadie está a salvo, y la solución no es tan simple como parece. Suspenso y acción con algunas sorpresas en la trama que no me esperaba, y una buena cuota de gore para los fanáticos. En lo que se refiere a secuelas, esto hace lo que debe: darle un contexto más masivo a la historia y proseguir la trama como se debe. Si le creemos a las escenas finales, todos estamos jodidos.

4. FLAGS OF OUR FATHERS / LETTERS FROM IWO JIMA de Clint Eastwood

El diptico de Eastwood acerca de la batalla de Iwo Jima representa dos miradas distintas a un conflicto importante: por un lado, la necesidad de los estadounidenses de generar confianza entre la población respecto a la guerra y la creación de ídolos que puedan propagar estas ideas, la misma ideología detrás de aquella famosa foto de la bandera; una manera de justificar su participación en la batalla y conseguir el respaldo de todos. Por otro lado, los japoneses luchando en la isla no la tuvieron fácil, viviendo y peleando en condiciones crueles e infimas, todo al servicio de un Imperio que se aferraba a las antiguas tradiciones del honor y la gloria; una mirada bastante distinta a un enemigo que muchas películas prefieren demonizar. Imposible entonces divorciar una película de la otra: las dos son un testimonio bastante completo de lo ocurrido en Iwo Jima, de parte de uno de los más grandes directores contemporaneos.

3. THE LAST KING OF SCOTLAND de Kevin Macdonald

Forest Whitaker entrega una memorable actuación en este film como el sangriento dictador ugandés Idi Amin Dada, responsable de varias muertes y atrocidades en uno de los régimenes de terror más condenados en Africa. El trabajo de Whitaker es memorable: Idi Amin es un hombre carismático, que aparenta darlo todo por su pueblo, pero al mismo tiempo es un monstruo intimidante y terrorifico, poseedor de un enorme ego que lo hacía compararse a un dios. Basta con que el actor entre en escena para sentir escalofríos y este demoníaco retrato es razón más que suficiente para ver esta película.

2. APOCALYPTO de Mel Gibson

Con la fama de antisemita y borracho que se ha ganado Mel Gibson, muchos se olvidaron de que el hombre es bastante diestro para hacer películas. Aquí, nos lleva al pasado, a la época de los mayas, reproduciendo fielmente la cultura y el estilo de vida del Mexico antiguo. Es un film violento, que muestra sin tapujos el lado salvaje y brutal de los mayas - al igual que los Incas, eran bastante sanguinarios a la hora de conquistar y dudo mucho que hayan sido muy gentiles al hacerlo. La última hora es una persecución extendida cargada de tensión que nunca se acaba y eso no es fácil de hacer. Película interesante para los fanáticos de la historia y los que buscan una dosis de adrenalina y acción.

1. ZODIAC de David Fincher

Durante los 70s, una racha de asesinatos en San Francisco por parte de un asesino llamado el Zodiaco puso a toda la población en alerta. David Fincher recrea aquella época de miedo y paranoia, desde los ataques iniciales del asesino, sus comunicaciones y juegos con los diversos medios de prensa y la posterior investigación que hasta hoy, no ha podido dar con su verdadera identidad. Aunque el film presenta su propio sospechoso - basada en el libro de Robert Graysmith, un periodista que ha dedicado buena parte de su vida ha develar el misterio - deja que el público saque sus propias conclusiones. Es macabro pensar que esto pasó y hasta ahora no se sabe quien es el culpable. Es un caso fascinante, llevado al cine con mucha fidelidad y estilo.


Mejor Película del Año No Estrenada en Lima:

HOT FUZZ de Edgar Wright

Los chicos de Shaun of the Dead ahora deciden dar tributo a otro repetido género en el cine, el de las películas de acción. Esta es una hilarante parodia de los clichés presentes en aquellos filmes: la pareja dispareja a lo Riggs y Murtaugh que aprenden a trabajar juntos, (junto con ciertas tendencias homoeroticas) el villano megalomaniaco, el tipo duro que aprende a soltarse, en fin; es todo una gran burla, echando mano de los excesos pirótecnicos de Michael Bay o Jerry Bruckheimer y haciendo mil referencias al estilo matonesco y cool de John Woo y otros directores asiáticos. La última media hora es un festín de balas, peleas, explosiones, standoffs mexicanos, pistolas a dos manos y todo lo que uno se pueda imaginar, en el sitio menos imaginado: uno de esos pueblitos tranquilos de la campiña inglesa que parece sacado de una serie de la BBC. Para matarse de la risa.

Ya está; no voy a prometer escribir más el próximo año porque de ahi me gana la flojera y quedo mal. Simplemente esperemos a ver que nos trae el cine el próximo año. ¡Feliz 2008 para todos!

lunes, diciembre 24, 2007

Godard 14 a la venta


Aprovechamos un parentésis para un poco de publicidad gratuita...

Acaba de salir el número 14 de Godard, la revista que me da la oportunidad de publicar mis desvaríos y floros monses para su disfrute... en esta edición, pasamos revista a los mejores estrenos de este 2007 que ya se acaba, además de un adelanto de American Gangster, lo nuevo de Ridley Scott.

También: un homenaje a Ingmar Bergman, informes de los festivales de Sitges y Valladolid, y un ensayo sobre Metropolis, el clásico de la ciencia ficción de Fritz Lang (y sí, lo escribí YO; dentro de poco lo publicaré aquí también, para los roños que no quieran gastar diez soles). Y claro, comentarios de los más recientes estrenos de la cartelera.

Así que, ¡Comprenla! En Navidad, nunca está de más ver una buena película... y dar un regalo bonito y barato.

sábado, diciembre 15, 2007

El Velo Pintado

La gran mayoría de romances cinematográficos funcionan no sólo por la química o talento de sus estrellas, sino porque suelen poner la historia en un contexto histórico importante que no sólo resalta el relato sino que le da a todo el conjunto gran elegancia. Este es el caso de Al Otro Lado del Mundo, un drama que se desenvuelve durante la China de los años 20, a través de un romance que al principio no parece serlo.

Walter Fane (Edward Norton), un frío y metódico bacteriólogo, casado con su trabajo y de poca aptitud social, viaja de Shanghai a un pueblo remoto en las montañas, en pleno dominio inglés de China, para atender una epidemia de cólera que está arrasando con la población. Lo acompaña su esposa Kitty (Naomi Watts), un espíritu libre que se casó con el doctor sólo para poder escapar de su hogar. No hay amor en su matrimonio y menos tras una infidelidad de ella en un momento de aburrimiento.

Resulta difícil creer que una relación como está pueda arreglarse: Kitty vive aislada en un pueblo donde no entiende el idioma y Walter es vengativo, castigando a su esposa por lo sucedido y llegando a sugerir en algún momento que la llevó al pueblo sólo para que contraiga la enfermedad y pueda sufrir.

Es necesario entonces que ambos se enfrenten con la fea realidad, el cólera llevándose a los pobladores en medio de una frágil situación política en la que China se rebelaba en contra de la ocupación británica y la presencia de extranjeros no se vería con buenos ojos. Es en este clima convulsionado donde la pareja aprenderá a conocerse y respetarse, aprendiendo duras lecciones: ella, asumiendo responsabilidades y abriendo los ojos frente a la realidad del mundo; y él, siendo humilde y haciendo contacto con gente menos privilegiada, dejando de lado el orgullo inglés.

Historias como esta funcionan por sus actores y esta no es la excepción. Watts hace creíble su transformación de mujer engreída y superficial a esposa preocupada y Norton, considerado el mejor intérprete de su generación y que ha mantenido un bajo perfil en los últimos años, no ha perdido ninguna de sus habilidades.

Por un lado, es un drama romántico sobre dos personas que aprenden a quererse en circunstancias difíciles; y por otro lado es una mirada a la situación política y social de China en aquella época, un rechazo a la presencia extranjera que inevitablemente chocará con la pareja, asegurando pocas probabilidades de un final feliz.

Con una sólida fotografía repleta de buenas imágenes, resaltando la belleza natural del interior de China – aparentemente es la primera película que se filma ahí en años, una tarea difícil para cualquier cineasta debido a la cantidad de restricciones que existen - es una película visualmente atractiva, un drama de bajo perfil que se ocupa de desarrollar sus personajes y contar bien una historia, que es al final lo que se pide de todo buen drama.

domingo, noviembre 25, 2007

Leones por Corderos

La guerra en Irak y las acciones estadounidenses en Afganistán luego del atentado del 11 de septiembre se están volviendo un tema preferido dentro del cine hollywoodense, particularmente este año, que ya lleva estrenadas tres películas acerca del tema. A este reducido grupo se suma ahora Leones por Corderos, de Robert Redford,

Compuesto de tres historias que se relacionan en el lapso de una hora, el film tiene una estructura claramente teatral. Salvo breves escenas de combate, está todo compuesto por diálogos en espacios cerrados. Redford y su guionista Matthew Michael Carnahan no parecen estar interesados en hacer una película como tal, sino en exponer sus puntos de vista acerca de las acciones militares en el Medio Oriente.

En este sentido, la película no se casa con nadie. En vez de tomar una postura definitiva acerca del tema, ofrece diferentes opiniones. Por un lado está el profesor Stephen Malley (Robert Redford), quien cree en la posibilidad de hacer algo bueno por el país, pero no a través de acciones militares sin sustento que le cuestan la vida a miles de soldados idealistas. De eso trata de convencer a Todd (Andrew Garfield), un alumno suyo, joven y acomodado y que como la mayoría de jóvenes de clase media-alta estadounidenses, no tiene idea de lo que sucede en el resto del mundo, prefieren hacerse de la vista gorda y seguir sus vidas sin contribuir a su país – por ello no resulta coincidencia que dos de los mejores alumnos de Malley (Michael Peña y Derek Luke), atrapados en Afganistán, sean un latino y un afroamericano, dos minorías sin los mismos privilegios.

La estrategia que tiene a ambos atrapados en una montaña y rodeados de talibanes es obra del senador Jasper Irving (Tom Cruise), quien se encuentra en una entrevista con la periodista Janine Roth (Meryl Streep). Irving es carismático y propagandístico, creyendo fielmente en el poderío militar estadounidense, y su habilidad para eliminar a un enemigo peligroso. Esta prédica es la que trata de venderle a Roth, que en su papel de comunicadora, representa a la persona común. Cuestionando la necesidad de una estrategia militar arriesgada que no sólo podría no dar resultados, sino que costarle al país soldados y fondos, Roth se plantea las mismas interrogantes que el público en general: ¿de que ha servido llevar años peleando la misma pelea, sin haber logrado nada? Irving, sin embargo, es un republicano consumado y sólo quiere conseguir apoyo para estas acciones, sabiendo que el público está cada vez más cínico acerca del tema y necesitan de convencimiento.

Los medios, sin embargo, hacen poco por aclarar el tema; cuando Roth muestra dudas acerca del artículo que Irving le encargó (en suma, una propaganda), sus editores prefieren seguir la corriente y dejar de lado todas aquellas cuestiones que los televidentes se preguntan; limitense a reportar los hechos, háganle un favor a los políticos y serán recompensados. Fea evidencia del control que ejercen los altos mandos sobre los medios de comunicación. No importa cuantas vidas y recursos se pierdan, lo que importa es mantener la moral alta para una acción militar que ya lleva más de cinco años y ha significado otro papelón en la larga lista de intervenciones norteamericanas en el extranjero.

Buen tema para discusión, que la película presenta de manera austera; más parece un ensayo que un proyecto fílmico, esto también debido a que no toma partido ni demoniza abiertamente a nadie. Esta falta de compromiso ha sido fuertemente criticada en Estados Unidos, pero para un público extranjero, que no tiene ataduras con ningún interés en EE.UU., bien puede servir para reflexionar un poco sobre el tema, si es que no están enfermos ya de que toda película hecha en los últimos cinco años tenga que hacer referencia (sin importar que jalada de los pelos sea) al 11 de septiembre y sus consecuencias. Demás está decir que si la política te saca ronchas, evita este film a toda costa.




martes, octubre 02, 2007

El Método Gronholm

Una entrevista de trabajo es un reto digno de Hércules: sentados en un escritorio, en un terno incómodo que te hace sudar como cerdo, nervioso frotándote las manos y tratando de mantener la compostura frente a un reclutador que está pendiente de todo lo que dices y haces. Sabes que hasta el desliz más pequeño – hacer chistes malos, hablar en voz baja, olvidarte de apagar la tonadita del celular para que suene en el momento más inoportuno, en fin – es razón suficiente para considerarte no apto y mandarte derechito a la calle, con otros veinte desesperados detrás de ti esperando para serrucharte el piso y quedarse con el trabajo.

Aún si nos ha pasado esto, hay que agradecer que no tuvimos que pasar por lo que muestra El Método, de Marcelo Piñeyro, una co-producción argentina/española que me prestó mi jefe tras ser inspirado por su innovador método de evaluación de personal. Tras verla, consideraré renunciar; la que nos espera…

Siete individuos llegan a las anónimas oficinas de una empresa multinacional en Madrid en busca de un puesto de trabajo. Son encerrados en una oficina y sometidos a algo llamado “El Método Gronholm” (ninguna relación con el malhumorado corredor de rally), una serie de pruebas psicológicas diseñadas para sacar a relucir sus talentos para el empleo y al mismo tiempo eliminarlos sistemáticamente hasta que gane el más apto.

Conforme avanza el día, queda claro que aún en un ambiente laboral, las personas siempre van a obedecer al instinto más básico, el de supervivencia. Este variado grupo de individuos persiguen el trabajo con todas las armas a su disposición; con tal de salir adelante, están dispuestos a serrucharse el piso. Se inicia así un juego psicológico donde nadie puede confiar en nadie, lleno de manipulaciones, velados ataques personales, puñaladas de frente, donde la personalidad de cada uno sale a la luz. Todos piensan en sus intereses primero y nada es sagrado. Al final se salen del terreno laboral para pasar a uno más intimo, más humano; una naturaleza que, cuando de sobrevivir se trata, es capaz de todo.

Con lo competitivo y feroz que es el mundo corporativo hoy en día, las empresas toman medidas cada vez más extremas para mantener en línea a sus empleados. Es terrorífico pensar que algo tan potencialmente peligroso como el Método pueda ser utilizado para evaluar personal, pero no es tan lejos de la realidad. Total, las empresas están acostumbradas a competencias feroces donde sólo puede primar el más fuerte e incluso las motivan.

Al estilo de Doce Hombres en Pugna y filmes similares, la acción en El Método transcurre en una sala de conferencias, un hervidero donde todos se enfrentan y la tensión aumenta con cada ejercicio. Como dicen, si juntas a un grupo de gente en un espacio cerrado, eventualmente se empiezan a decir cosas y los trapos sucios salen a la luz – y también es fácil darse cuenta que esto partió como una obra de teatro.

Con un excelente reparto, El Método es un fascinante estudio humano envuelto en una cínica crítica del mundo empresarial actual. Para cualquiera que haya alguna vez postulado a un trabajo (osea, todos), puede resultar incómodamente cierta en varios aspectos y capaz que nunca quieras ir a una entrevista nunca más. ¿Quieres probar el Método Gronholm? Adelante.



jueves, setiembre 20, 2007

De la página al cine

Aunque un poco tarde, tengo que comentar un pequeño artículo aparecido en un medio cinematografico del ciberespacio...

Una noticia bastante corta, que anunciaba una futura adaptación de una novela de Paulo Coehlo y la preparación de otros dos proyectos basados en libros del mismo autor. El artículo finalizaba con una frase firme: "Es oficial. Hollywood se quedó sin ideas".

Me puse a pensar: ¿en verdad adaptar un libro a la pantalla grande es señal de no tener ideas? Personalmente no le encuentro nada de raro en querer adaptar una historia a un medio distinto y poder contarla a través de imágenes en vez de palabras, es algo natural. Además, está el hecho de que varias de las películas consideradas obras maestras o clásicos son adaptadas de o inspiradas por libros: El Padrino, Doctor Zhivago, Tiburón, El Exorcista y un largo etcetera. Y esto no sólo se aplica al cine hollywoodense; si mal no recuerdo, gran parte de la filmografia de Truffaut se basaba en novelas, por dar un ejemplo.

Más recientemente, está la trilogía de El Señor de los Anillos o la saga de Harry Potter, que se ha puesto progresivamente mejor; o las millones de adaptaciones de Stephen King que hay por ahí (la mayoría son mediocres, pero por ahí se escapa una buena). El punto es que las adaptaciones son cosa común y no tienen nada de raro.

Hollywood se queda sin ideas cuando decide hacer remakes inútiles; secuelas que nadie quería y adaptaciones tontas de alguna vieja serie de televisión que hacen a los antiguos fanáticos de las mismas darse cuenta de la basura que solían ver. ¿Pero los libros? Nunca se van a ir y algunos merecen adaptarse al cine. Acusar a la meca del cine de quedarse sin ideas por eso, es quejarse porque sí.

domingo, setiembre 02, 2007

Amor en Silencio

Tal vez sea mi falta de experiencia con este tipo de películas reflexivas y profundas (o con el cine de Kim Ki-duk en general), pero ver 3-Iron fue algo único. Una película extraña, bastante alejada de lo que normalmente se ve en una sala de cine, que me dejó perplejo y rascándome la cabeza más de una vez. Al final, la fuerza de este film está en los sentimientos que provoca y en lo que te hace pensar una vez que ha terminado.

Un joven vagabundo tiene un hobby bastante peculiar: irrumpir en hogares vacíos y por una hora, echar mano de todas las comodidades para luego lavar la ropa y arreglar cualquier artefacto que no funcione. Tras estas gracias a sus “anfitriones”, el joven se va, como si nunca hubiese estado en primer lugar. En una de estas aventuras descubre a una modelo abusada por su esposo que, fascinada por este estilo de vida, huye con él, dando pie a una peculiar y especial historia de amor.

Estamos ante dos personas solitarias, encerradas dentro de su propio mundo. Lo único que quieren es tener un contacto con los demás, en una sociedad de la que no se sienten parte. Para él, es viviendo temporalmente como parte de un hogar (se toma fotos con retratos de los dueños, para mantener el recuerdo); y para ella, es seguir a este joven que le ofrece una libertad que no conocía en casa. Con esta rutina, crean su propio universo personal, que nadie entiende – ni la policía que los arresta por trasgredir, ni la gente que los encuentra viviendo en sus casas, ni el violento y casi caricaturesco esposo de ella.

Es una relación basada en gestos y sentimientos, donde una acción dice más que mil palabras. Es más, los dos protagonistas nunca hablan, lo que los aleja más todavía de la realidad. Kim Ki-duk logra plantear una relación verídica y profunda a través de las imágenes, que son de una poesía y finura inexplicables. Estas dos personas, que pueden parecer alejados y olvidados por la sociedad, logran una conexión especial que una relación convencional no puede alcanzar.

El final toma una ruta casi sobrenatural, pero no vale la pena preguntarse que es lo que sucede. Tal vez una explicación no exista, ni sea necesaria; simplemente, estos dos amantes han encontrado la forma de estar juntos a pesar de los problemas, y que han alcanzado al fin ese paraíso que todos buscamos, donde no importa nada más que la otra persona; un estado de felicidad.

Aunque no para todos los gustos, Hierro 3 es una historia de amor mucho más convincente que cualquier filme romántico convencional. No encuentro mucho más que decir; es difícil de entender, pero tal vez no haya nada que entender. Es el sentimiento lo que cuenta, como en la vida misma y la poesía de esta película merece ser vista, siquiera una vez.

sábado, agosto 18, 2007

TE AMO PERU

Lo siguiente es copiado del blog Apagón Mental. Creo que es algo que hay que tener en cuenta, considerando las circunstancias...

Esto es un desastre: más de quinientos muertos, más de mil heridos, decenas de miles de damnificados. Ahora, pues, es momento de ponernos la camiseta, todos, con lo mucho o poco que podamos (todo esto lo he sacado de páginas de la FAO, la Cruz Roja internacional y otros similares).En casos de emergencia por terremotos y otros desastres naturales, la ayuda para los damnificados debe consistir en:

- AGUA. Por lo que he visto, es mejor llevar varias botellas de un litro que un par de bidones de 20 litros, porque la gente desesperada se los arrancha y el agua acaba en el suelo. Precio de mayorista: paquete de 15 botellas de agua Cielo de 625 mililitros, 12 soles. Otra cosa importantísima son las pastillas potabilizadoras de agua, en otro tiempo conocidas como Micropur.

- LECHE. La leche es un poderoso alimento que, además, tiene la virtud -en su calidad de líquido- de prevenir la deshidratación. OJO: En la primera etapa del desastre, cuando no hay agua, es mejor la leche fresca en caja, porque está lista para consumir. Es cierto que la leche fresca en bolsa es más barata, pero corre el riesgo de romperse en el camino. Una vez que se restablecen las conexiones de agua, la leche en polvo es mejor, porque es mucho más fácil de transportar.

- PRODUCTOS ENERGÉTICOS. Aunque parezca medio ridículo, hay algunos pequeños productos que pueden ser de mucha utilidad durante los primeros días de un desastre. Estos son los chocolates, las barras energéticas (cereal bar, esas cosas), las galletas y las frutas secas sin sal (las que tienen sal dan sed). Todas en paquetes individuales (no a granel) y todas, listas para consumir. ¿Por qué sirven bien? Porque son alimentos que tienen una gran cantidad de calorías, de grasas y de carbohidratos, que ayudan a la gente a mantenerse en pie mientras llega la ayuda de verdad.

-CEREALES. Para iniciar las ollas comunes, siempre se requieren las mismas cosas. Una de ellas son los cereales: arroz, trigo y quinua, que (sobre todo estos dos últims) alimentan y llenan al mismo tiempo, y son baratos.

-MENESTRAS. Su ventaja es que son fáciles de transportar, que no necesitan refrigeración y que son muy nutritivas. Personalmente, prefiero las lentejas y las arvejitas partidas, porque los pallares, frejoles y garbanzos demoran mucho en cocinar, y eso no es lo ideal cuando la gente está muerta de hambre.

-ENLATADOS. Sí, son lo más caro, pero también son súperrrrr mutritivos. Además, en tiempo de emergencia no importa si es el más caro o el más barato: son proteínas. Es mejor que tenga abrefácil, pero si no se puede, siempre es mejor llevar atún sin abrefácil que no llevar nada. En los mayoristas, la docena está a 15 soles.

-OTROS ALIMENTOS. Otros alimentos importantes en caso de desastre, porque sirven para cocinar, son el azúcar, la harina, la manteca, el aceite, quáker para la leche, esas cosas.

-ROPA. No soy especialista de Defensa Civil, pero la ropa que se necesita depende del lugar donde ocurre el desastre. En el caso de Ica, están pidiendo ropa ligera, abrigo ligero y frazadas para la noche.

-OTROS IMPORTANTES. Linternas y pilas de repuesto (no lamparines de kerosene, que ocasionan incendios si son mal manipuladas).

-MEDICINAS. En este caso, lo que se pide a la población de a pie son artículos de primeros auxilios: vendas de todo tipo, gasa, alcohol, agua oxigenada, Aseptil rojo, Merthiolate, Hirudoid, antiinflamatorios (por favor, comprarlos en boticas legales), aspirinas... lo básico.

-MÁS. Perú.21 ha publicado lo que pide, además, Defensa Civil: carpas, camas plegables, calaminas de acero corrugadas, planchas de triplay, prendas de vestir livianas, frazadas, alimentos no perecibles (de larga caducidad y fácil cocción) y agua para beber, herramientas como palas, picos, carretillas y linternas. También pastillas potabilizadores de agua, botiquín de primeros auxilios, silos portátiles, bidones de plásticos de 50 litros, kits de higiene, ollas, platos y tenedores. ESAN tiene una lista muy útil, que está en: http://www.esan.edu.pe/mails/cartas/cruzada.html

-SANGRE. Ya si no tienes ni un tenedor que te sobre en tu jato, ni platos descartables, ni una luca para comprar una botellita de agua Cielo o San Luis, pues todavía tienes algo importante: SANGRE. Siempre se necesita, siempre hay más heridos de los que el Estado puede atender, siempre hay operaciones de urgencia. Requisitos para donar sangre: entre 18 y 55 años, no haber tenido hepatitis B y C, ser saludable, pesar más de 55 kilos y no tener tatuajes (a veces piden que el tatuaje lo tengas hace más de un año, pero ahora no quieren).¿Ven? TODOS, absolutamente TODOS, podemos ayudar. ¿Por qué?Porque DEFENSA CIVIL ES TAREA DE TODOS.

lunes, julio 02, 2007

Familia Fantastica

Los Cuatro Fantásticos fueron los primeros superhéroes de la editorial Marvel, los antecesores de otros éxitos como El Hombre Araña o Hulk; era sólo cuestión de tiempo hasta que hiciesen el salto al cine y así sucedió en el 2005, con una primera entrega que, a diferencia de lo visto en otras adaptaciones de cómic, era mucho más ligera y para un público juvenil. Así se ha mantenido la segunda parte, una aventura enferma de fantasiosa pero que aún así define la esencia de un cómic.

El concepto detrás de esta “familia” es en verdad, muy difícil de tomarse en serio. Un hombre que se estira, una mujer invisible, una antorcha humana y un hombre de piedra cuyo archienemigo es un tipo en armadura que genera electricidad. No es precisamente material para un drama existencial, sino para algo ligero y esa es la principal diferencia entre los Cuatro y el resto de superhéroes (Antes de que la Marvel decidiera complicarlos con un hijo mutante con poderes psíquicos que viajaba en el tiempo – pero es mejor no pensar en eso).

En esta ocasión, la boda de Reed Richards y Sue Storm se ve interrumpida por la aparición de Silver Surfer, un ente cósmico que monta una tabla (contrario a lo que piensan, no es un villano) y es sólo el mensajero de Galactus, el “Devorador de Mundos” (se explica solo) que viene a borrar a la Tierra de la galaxia.

Le sigue una serie de efectos especiales y escenas de acción sin descanso que son al final un dibujo animado en carne y hueso. Esta supera con creces la primera parte simplemente porque ya no tiene que perder tiempo explicando quienes son estas personas y como llegaron a ser así. Ahora pueden lanzarse de frente a la acción y hacer lo suyo. Para algunos, esto puede ser malo, pero si se trata de espectáculo visual, esta película cumple, y en unos compactos 90 minutos.

Peter Parker trata de balancear su vida de aproblemado estudiante universitario con la de héroe; Bruce Banner lidia con la doble personalidad de un gigante destructivo; Superman trata de adaptarse a un planeta extraño; y Batman se deprime por la muerte de sus padres, pero las cosas son mucho más simples para los Cuatro Fantásticos. Son estrellas y les gusta, y el tono cómico y relajado de la película lo refleja. Este es un cómic antes que nada, un mundo donde tipos plateados en tabla, archienemigos que vuelven de la nada, un auto volador marca Dodge y explicaciones cientificas sin sentido no interesan. Por más raro que parezca, esta es la adaptación más fiel del tono de la historieta original.

Es bueno ver una adaptación de cómic que no se toma demasiado en serio, y esta es una película que los más pequeños van a disfrutar con creces. Es más, vayan a verla con la familia. Los fanáticos del cómic se quejarán de que Galactus sea representado aquí por una nube de gas, pero piensen que en el cómic es un gigante con un traje de vikingo morado. Aún entre tanta fantasía, eso sería demasiado ridículo.

domingo, junio 24, 2007

Red de Corrupción

Resulta curioso ver como la carrera de un actor tan sólido como Al Pacino ha ido cambiando con los años. Hoy en día estamos acostumbrados a verlo gritando a voz en cuello, colérico y con la vena a punto de reventar, (y nadie lo hace mejor). Pero antes del histerismo, antes del famoso “Hoo-ha!” Pacino era un actor más sútil y calmado. Como prueba, está Serpico, aclamada cinta de Sidney Lumet de 1973 basada en una historia verdadera.

El caso de Frank Serpico, su paso por la policía de Nueva York ganó notoriedad por ser la primera vez que un oficial denunciaba la corrupción en las fuerzas del orden. Serpico empieza su carrera policíaca como muchos otros oficiales novatos. Un idealista inocente, con métodos poco usuales, que busca hacer el bien. No pasa mucho tiempo hasta que descubre otra realidad: oficiales dejados, que prefieren no ensuciarse las manos, una corrupción donde la policía prefiere cobrar sobornos a cambio de protección o favores.

A medida que la presión de sus compañeros va creciendo, Serpico busca cualquier aliado para destapar lo que está sucediendo: los altos mandos, la prensa, pero es inútil: el sistema está tan podrido que al final, no se podía confiar en nadie. Serpico logra al fin dar cuenta de todo lo que sucedía, pero pagó un precio. Su vida personal quedó en ascuas y sus compañeros le dieron la espalda, hasta que al final casi pierde la vida luego de que ellos mismos lo abandonaran durante un arresto.

Serpico es un fiel recuento de las experiencias del policía, un drama urbano que cobra realismo al estar filmado sin adornos de ningún tipo, en un estilo que bien podría considerarse documental. Pacino, como era de esperarse, está de lujo, en un personaje opuesto a lo que haría después. Serpico es un novato, que se mete en problemas no sólo por no querer participar de la cochinada de sus colegas, sino por estar atrapado en una época donde ciertas cosas no eran bien vistas. En plena época disco, donde la cultura hippie y juvenil era mal vista por las autoridades, llega un tipo desgarbado, barbón y pelucón vestido como fanático de Woodstock a imponer otros métodos de hacer justicia, una visión idealizada del trabajo policial que nadie deseaba. Serpico nunca perteneció a ese mundo y ese alejamiento se percibe en el personaje, en su actuar y vestir.

Al final, conforme las puertas se le cierran y todos le dan la espalda, el suspenso empieza a aumentar en un film que partió más como una serie de viñetas realistas sobre la labor de un policía encubierto en la Nueva York de los setenta. Y cuando Serpico pierde los papeles y se empieza a desesperar, salen a relucir indicios del estilo actoral que Pacino adoptaría años más tarde.

Muchos entendidos dicen que los setenta fue la mejor época de Hollywood y Serpico es una buena prueba de ello – dramas realistas y urbanos como este, que no glamorizan a los policías, sino que los presentan como seres humanos en vez de héroes indestructibles, ya no suelen verse mucho. Una oportunidad de ver a uno de los mejores actores contemporaneos en uno de sus grandes papeles, en una historia sobre un tema que hasta hoy sigue vigente, como es la corrupción en las autoridades (en el Perú, es pan de todos los días.).


sábado, mayo 26, 2007

This is the Zodiac speaking...

De los numerosos casos sobre asesinos en serie de Estados Unidos, el del Zodiaco es tal vez el más enigmático de todos. Responsable de al menos cinco muertes entre diciembre de 1968 y octubre de 1969, su identidad sigue siendo un misterio. Mataba gente al azar, usando diferentes métodos y la única manera de ligarlos todos al mismo autor fue a través de las cartas y códigos que envíaba a periódicos y la policía, en un juego que se alargaría por muchos años.

Dejando de lado su acostumbrado estilo cultivado en videoclips, David Fincher recrea en Zodiaco el azote del asesino, la incansable cacería en su contra y la posterior investigación del caricaturista Robert Graysmith, que dio pie al libro en el que se basa el film. Apegada rigurosamente a los hechos y al verídico procedimiento policial (que nada tiene que ver con la bacanería de Miami Vice), esta película es una fascinante mirada a un caso que hasta hoy, sigue sin resolver.


Más que tratarse del Zodiaco, el film se centra en el efecto que tuvo el caso en tres personas (parecido a lo que hizo Spike Lee en Summer of Sam): Dave Toschi (Mark Ruffalo), el detective inmerso en el caso que se pasó años sin desenmascarar al culpable; Paul Avery (Robert Downey Jr.), periodista de policiales que acabó inmerso en drogas y alcohol; y el mismo Graysmith (Jake Gyllenhaal), cuya obsesión por descubrir al Zodíaco lo hizo descuidar a su familia y amigos.

Resulta increíble como, teniendo tanta evidencia y pistas, la policía nunca haya podido dar con el Zodiaco. Graysmith tenía su sospechoso: Arthur Leigh Allen, un pedófilo con nulas aptitudes sociales que acá es una figura misteriosa y macabra (la tensión durante la escena de su interrogación es palpable). El film también llega a las mismas conclusiones, aunque nunca se pudo probar que Allen era el asesino: murió en 1992 sin haberse librado de la acusación.

La película incluso da pie a otras teorías. Existe la posibilidad de que el Zodiaco haya sido más de una persona, dos locos trabajando juntos. De ahí que las huellas digitales nunca hayan podido dar con un sospechoso. O si no, puede ser que el Zodiaco no haya sido responsable de todas esas muertes; tenía el hábito de adjudicarse crímenes que ya tenían culpable. Paul Avery lo acusó de, entre otras cosas, buscar publicidad gratis.

Fincher se toma su tiempo en dar todos los detalles de la investigación, durante y después de la racha de asesinatos; es un film pausado, de casi tres horas de duración pero que se mantiene fascinante en todo momento. Muchos dicen que es un paso atrás para el director, al faltar mucho de su acostumbrado estilo, pero lo cierto es que con este film se puede ver a un David Fincher maduro y con ganas de probar cosas nuevas.

¿Quién era el Zodiaco? Tal vez nunca se sepa. La investigación en esa época no sólo se vio truncada por el asesino, sino también por las mismas autoridades. La policía en todos los condados cometió el error de no trabajar en equipo y cada uno por su lado tratar de adjudicarse la gloria de hacer la captura. Falta de información, coordinación, y cooperación fueron factores que ayudaron al Zodiaco a desaparecer. O puede ser que ese haya sido el plan todo el tiempo.

El caso fue abierto otra vez hace tres años, pero se sigue sin saber quien estaba detrás de todas esas muertes, si es que alguna vez existió un asesino en serie; el único indicio son las inciertas cartas y códigos que solía enviar. Si no fuese por Graysmith y su insana obsesión, tal vez nunca nos enteraríamos del Zodiaco; muchos prefirieron olvidarse y hoy en día el caso se ha convertido en una pieza de folclor.

La película de Fincher toca todos estos temas con realismo y rigurosidad; es un caso fascinante con muchas respuestas. Saque sus propias conclusiones.

Para más información sobre el caso Zodiac y otros criminales de Norteamérica, visite www.crimelibrary.com. Interesante y macabro a la vez.

martes, mayo 22, 2007

¡Spider-Man se me cayó!

Vi los avances, me gustaron. Las dos primeras películas las encontré geniales, buenas adaptaciones de un cómic que leía hasta el cansancio cuando era más joven. Entonces, fui uno de los tantos haciendo la enorme e interminable cola afuera del cine cuando estrenaron El Hombre Araña 3. Me emocioné cuando empezó la película, me dije que con Sam Raimi y todos los sospechosos de siempre al mando, no podía fallar.

Tres horas después, el fanático del cómic que llevo dentro estaba puteando, decepcionado y yo estaba físicamente cansado luego de una película que fue demasiado larga y enredada para su propio bien. No fue un completo desastre, los efectos eran de lo mejor y el reparto a estas alturas ya se hizo dueño de los personajes, pero… ¿Qué diablos pasó?

Normalmente cuando se estrena uno de estos blockbusters hollywoodenses los críticos hacen cola para hacer tiras la película y quejarse del pobre estado de la cartelera actual. Yo me limito a llamarlos amargados, comprar mi bote de popcorn y ver la película como la gente. Los blockbusters están hechos para entretener y nada más y en su mayoría lo logran. Pero en este caso me tuve que tragar el orgullo.

Pero si esta película no me gustó, fue porque me sé los cómics de memoria y tomando eso en mente, es increíble la cantidad de cosas que Sam Raimi hace mal. No voy a comentar esta película desde el punto de vista cinematográfico. Y tampoco esperen algo parcializado. Tómenlo como la opinión de un comic book geek que sabe que el Hombre Araña tiene historias dignas de llevarse al cine y esta no fue la mejor manera.


CINCO RAZONES POR LAS QUE ODIÉ "SPIDER-MAN 3"
(Escrito por un nerd de cómics)

1. El Tío Ben murió a manos de un ladrón cualquiera que Peter Parker pudo detener pero no lo hizo por egoísta. Esta irresponsabilidad fue la que lo empujó a ser un héroe, una lección que lo guiaría por siempre. La primera película lo hizo bien y acá vienen a decirme que en verdad no sucedió así; básicamente tuercen toda la historia para poder acomodar a Sandman en el relato. Si uno lo mira bien, Flint Marko se mantiene ajeno a todo durante el film, se encuentra con el Hombre Araña de pura casualidad y por ninguna razón aparente se vuelve aliado temporal de Venom. Y la manera de juntarlo con todo el resto es demasiado forzada y bastante inútil.
2. Gwen Stacy fue la primera novia de Peter Parker y encontró un trágico final, asesinada por el Duende Verde, un suceso que ha marcado la vida de Parker desde entonces. Claro, se casó con Mary Jane y tuvo una hija pero el recuerdo de Gwen (y el hecho de que no la pudo salvar) siempre está presente. Esta película le quita toda esa importancia para volverla una rubia tonta y un factor subdesarrollado en la telenovela venezolana que es la relación entre Peter y Mary Jane; el personaje se merecía más respeto, aunque algo si debo admitir: Bryce Dallas Howard se ve preciosa.
3. Luego de muerto Norman Osborn, Peter y Harry nunca más volvieron a ser amigos, ni por una amnesia ni por la tardía y ridicula aparición de un mayordomo que sabía demasiado. Harry se obsesionó tanto con la muerte de su padre que se volvió completamente loco – y ser el segundo Duende Verde sólo empeoro el asunto. Harry negó a su esposa e hijo, se obsesionó con borrar a Peter del mapa y al final murió al igual que su padre en una batalla, algo que siguió atormentando al buen Parker por años. El legado del Duende no murió luego de eso. El psiquiatra de Harry también se volvió loco y le robo la idea, claro que no le duró mucho la inspiración: cincuentones débiles nunca van a saber como pelear.
4. Lo que hizo el traje negro fue volver a Parker más agresivo y desalmado, como lo comprobaron muchos de sus enemigos al recibir palizas de marca mayor. Peter trataba mal a todo el mundo y estaba cerca de volverse un psicópata, por lo que se vio forzado a abandonar el simbiote. Esta película convierte todo eso en una comedia estúpida, con Peter Parker paseándose por la calle haciendo una mala imitación de Tony Manero y vestido como Jared Leto en “The Kill”. Los cantantes emo nunca han intimidado a nadie y creo que la cosa alienigena hizo mucho más que convertir a nuestro héroe en un payaso.
5. Venom. Tal vez lo peor manejado de todo este embrollo. La historia está bien – Parker humilla a Eddie Brock y este acaba sin querer habitado por el simbiote – pero justamente esto hizo crecer su agresión y mala leche, que ya tenía. Brock es un matón y el Venom que resultó era una mole descomunal de dos metros que bien pudo haber partido al Hombre Araña en dos si no fuese porque se apareció Carnage, un asesino en serie mil veces peor. En la película no es más que un flacucho en el traje negro con la cara más fea, y es un crimen que un personaje así sólo salga apenas diez minutos. Venom da para una película solo y ojo, no era un chiquillo llorón, sino una masa de músculos propensa a la violencia. Raimi no lo quería meter en la película, argumentando que los productores lo obligaron. Y se nota que no es más que una adición de último minuto para complacer a los fans que querían verlo como sea. Impacientes.
Podrán decir que estoy siendo muy renegón, demasiado quisquilloso, y puede ser. Pero como fan del cómic me sentí completamente defraudado con una película que sufre de lo que me gusta llamar “el síndrome de Batman y Robin”. Es decir, el afán por meter demasiadas cosas en un film y convertirlo en una payasada incoherente. Estaban bien con un villano, ¿para que tres? ¿Para que una segunda novia? Desgraciadamente, el dinero mandó y tenemos un producto que se hace eterno de donde tranquilamente uno sacaba dos buenas películas.

Eso sin mencionar otras estupideces, como Peter corriendo delante de la bandera americana en un gesto de patriotismo idiota que puede ser comprensible con el Capitán America pero aquí no; o el hecho de que Kirsten Dunst, talentosa y linda como es, NO SABE CANTAR. Son cosas chicas, pero sentado en un cine por tres horas con las piernas acalambradas y sufriendo por encontrar algo bueno, se empiezan a hacer bien aparentes.

Ojalá que para la próxima se pongan las pilas, porque el Hombre Araña da para mucho más. Ah, y si están pensando que he pasado demasiado tiempo leyendo cómics – creo que ahí sí no tengo respuesta. ¡Excelsior! (Si saben de donde sale esa frase tal vez estén igual que yo).


lunes, mayo 14, 2007

Cine Chicha

Mi padre le ha puesto el afectuoso mote de "Cine Chicha": películas de bajo presupuesto hechas en provincias, una nueva corriente de cine peruano que de a pocos va ganando adeptos. Yo por mi parte sólo había escuchado de estas películas en un artículo de la Revista Somos, filmes hechos en lugares tan variados como Puno, Cajamarca o Iquitos, usando actores locales, equipamiento básico, con poco dinero pero con muchas ganas.

Estas películas han llegado a Lima gracias a los cineclubes y los centros culturales, pero aún así muy pocos las han visto. Su mayor suceso ha sido en provincias, donde han sido en su mayoría taquillazos. Por azares del destino (léase: piratería) llegaron a mis manos dos de estas obras, y así pude tener mi primer acercamiento con un cine muy diferente, pero innegablemente peruano.

Milagroso Udilberto Vásquez, del cajamarquino Héctor Marreros, cuenta la historia del mismo personaje: una suerte de leyenda local en Cajamarca, un joven injustamente acusado de violación y luego fusilado, una de las últimas ejecuciones que se llevaron a cabo en el Perú en los 70. Hoy en día, Udilberto es una ánima que muchos aseguran hace milagros.

Un tema importante para Cajamarca, y hacerla un melodrama llorón digno de telenovela venezolana tal vez no fue la mejor idea. Esta película es al final una velada crítica a la discriminación y el maltrato, sin ninguna sutileza: Udilberto es una víctima, resignado a su suerte sin ganas de pelear, a la merced de la policía, mostrados como unos matones abusivos (no es tan distinto a la realidad); y con un abogado que apenas levanta un dedo para ayudarlo. Hay mejores maneras de hacer una crítica social, sin tanto melodrama: basta con ver a la mamá de Udilberto, que no hace más que rogar y llorar toda la película – me bastaba con poner MUTE en esas escenas, que rayan en lo ridículo.

Hay que aplaudir el esfuerzo de Marreros – es obvio que el presupuesto fue nonexistente, los actores no son profesionales y las locaciones fueron improvisadas (en plena comisaría se observan un montón de mesas y sillas de restaurante amontonadas), pero no necesariamente significa una buena película, sólo una curiosidad.

El Tunche: Misterios de la Selva del huancaíno Nilo Inga es otra historia. Filmada en plena selva, tiene una premisa que cualquier conocedor de cine de terror B conoce muy bien: un grupo de universitarios se adentra en la selva en busca de una supuesta hierba curativa, donde caen victimas del Tunche, una criatura folclórica (en realidad un tipo pintado de negro) que protege la naturaleza. Y no le gusta que se anden metiendo en su territorio sin permiso

Así es: estamos ante un slasher peruano, con una fórmula que se ha repetido hasta el cansancio en todas las aventuras de Jason Voorhees, la del grupo de chiquillos que muere sin piedad a manos del asesino, claro que adaptada a la realidad local. Nadie se la estaba tomando en serio y nosotros tampoco deberíamos. Haciendo uso de locaciones selváticas, es una divertida incursión chicha en el cine de género con todas las convenciones de rigor. Incluso si los chicos del campamento Crystal Lake tenían al Loco Ralph advirtiéndoles de los peligros que correrían, aquí nuestros muchachos tienen a un chamán que cumple la misma función. Divertida película de un género que me doy cuenta el cine de provincias repite mucho, el de utilizar a monstruos del folclore como villanos, tipo el Kharisiri.

Admítanlo: da una curiosidad enorme ver estas películas, es toda una industria que muchos ni siquiera saben que existe y prueba de la creatividad y las ganas que tiene alguna gente en este país. Son de bajo presupuesto, pueden no ser buenas, pero dan ganas de verlas. Este "cine chicha" es uno que merece ser visto por todos, siquiera una vez.

lunes, abril 16, 2007

La Rosa Blanca


Sophie Scholl era una estudiante de 21 años y militante del grupo universitario anti-nazismo llamado La Rosa Blanca. Junto a su hermano y un grupo de amigos, se dedicaban a imprimir panfletos en contra del régimen y distribuirlos a nivel nacional, como una forma de protesta frente a una guerra que sentían estaba llevando a su país a la ruina.

Sophie y su hermano Hans fueron capturados en febrero de 1943 y tras una serie de interrogaciones y un juicio apurado, fueron ejecutados, meses antes que su vaticinio se cumpliera y el régimen nazi empezara a desmoronarse bajo la presión de los aliados. Los Últimos Días es una recreación verídica de esta etapa, utilizando transcripciones de los interrogatorios como parte del mismo guión.

Al igual que otro reciente film alemán, La Caída, Sophie Scholl tiene la clara agenda de condenar los abusos y excesos del régimen nazi, por lo que este film se convierte pronto en un debate entre ambos puntos de vista; un debate unilateral que desde el principio tiene un ganador. La mayor parte del metraje está dedicada al interrogatorio entre Sophie, una joven firme en su convicción de que la guerra no puede ser ganada y el nazismo está llevando a Alemania a la ruina, y el jefe de policía, hombre serio y leal al Fuhrer. Independiente que esta joven haya existido, su función en la película es representar la postura del director – y porque no, de los historiadores – de que las atrocidades del Nacional Socialismo fueron una de los momentos más oscuros de la humanidad. Esto es algo que nadie nunca va a poner en tela de juicio.

Al ver al juez durante el juicio de Sophie, un fanático nazi hasta los huesos, despotricar sobre las bondades de su régimen y pronosticar la aplastante victoria de Hitler, queda claro que el fanatismo durante el régimen fue parte de su hundimiento: la gente no podía concebir un futuro sin su amado Fuhrer. La excepción es el mencionado policía, que, aunque fiel a sus principios, parece saber de sobra que el nazismo no sobrevivirá.

Sophie Scholl es una película correcta, sin ser grandiosa (gran parte de la acción ocurre en apenas dos o tres habitaciones, lo que da pie a pensar que en algún momento esta historia ha sido llevada al teatro o de ahí nació). El tema es interesante por el hecho de que gente como los miembros de La Rosa Blanca se atrevieron a hacer algo bastante riesgoso y los libros muchas veces los pasan por alto. Lo que sí, daba lo mismo si era Sophie la protagonista; este film tenía la clara intención de condenar al pasado y en ningún momento se aleja de ello. Pudo haber sido cualquier otra joven repartiendo esos panfletos y el mensaje no habría cambiado.

El Tirador

Antes, era bastante simple hacer películas de acción: un héroe patriota se enfrentaba a los malos, los mataba a todos, teníamos un final feliz y todos se iban a la casa contentos. Hoy en día no puede ser tan fácil. Las épocas de odas a la violencia tipo Comando ya quedaron atrás.

Bob Lee Swagger (Mark Wahlberg) tiene cosas en común con el Schwarzenegger de aquel clásico ochentero. Es un solitario ex francotirador del ejército buscando venganza tras ser involucrado en un complot y tiene los medios para patear el trasero a todos los villanos. Lo logra, pero no por su país o la bandera, sino por sí mismo.

Tirador de Antoine Fuqua tiene todo un trasfondo aparte de ser una competente película de acción. Aquel patriotismo ha dado paso a un cinismo hacia la clase política bastante obvio. Swagger está metido en una conspiración que involucra a los altos mandos, políticos y militares que acá son mostrados como unos malditos egoístas que sólo piensan en sí mismos, sin importar a quien pisan para conseguir sus objetivos. El gobierno hace lo imposible por tapar sus propios errores, por justificar sus metidas de pata y viendo la situación actual, con Bush y compañía haciendo tontería y media en Irak, no resulta difícil creer que algo como lo que muestra Tirador pueda ocurrir de verdad.

El único que sigue creyendo en su país y en la patria es Swagger (¿Puede haber un nombre más redneck que ese? ¿Y no les parece raro que sean justamente estos granjeros los más patriotas de todos?) y la única recompensa que recibe por esa fidelidad es ser involucrado en un asesinato y ser perseguido por los que antes lo protegían. Toda una recompensa por servir al país, así como EE.UU deja en el olvido a todos los soldados que pierde en el extranjero con tal de conseguir algún objetivo mayor (Tampoco creo que sea casualidad que justo el punto de discusión en este film es un oleoducto). Tirador no hace más que criticar las malas acciones de un gobierno que lleva años metiendo la pata donde no lo llaman.

Pero tampoco es que sea un discurso político. Es ante todo una película de acción interesante, con un protagonista que a ratos recuerda a MacGyver en sus mejores épocas y una buena dosis de acción por parte de Antoine Fuqua, que muestra destreza a la hora de encargarse de estas secuencias. Es sólo que, por más que recuerde a Comando, nunca va a serlo, porque una película de acción actual no puede ser tan simple, ya no se trata de un héroe matando a todos: siempre tiene que haber un tema de fondo.

martes, marzo 20, 2007

This... is... SPARTA!!!!!!



El éxito de Sin City hace un par de años puso de moda en Hollywood a su creador, Frank Miller; era de esperarse más adaptaciones de sus obras para la gran pantalla y así es como llegamos a 300, en el que el celebrado autor pasa revista a la batalla de las Termópilas, donde 300 soldados espartanos se enfrentaron al inmenso ejército persa. Y si se están esperando una aburrida lección de historia o un film épico a la mayor gloría de joyas de antaño como Espartaco o Ben-Hur, harían bien en recordar que si bien está basado en hechos reales, este film es, antes que cualquier otra cosa, un cómic.

Desde el principio hasta el final, 300 es un espectáculo visual de primer orden. Filmada, al igual que Sin City, utilizando fondos generados por computadora y usando la novela gráfica casi como un guión, la película nos transporta hacia una antigua Grecia cargada de elementos fantásticos. Es cierto, 300 valientes soldados se enfrentaron a un interminable ejército en Esparta; pero para todo lo demás, Miller, junto con el director Zack Snyder, se tomaron infinitas libertades. A menos que los persas hayan peleado con rinocerontes con armadura, elefantes gigantes o trolls deformes que parecen descendientes de los orcos de El Señor de los Anillos, dudo mucho que se haya apegado mucho a los libros de historia.

Básicamente, 300 es una película para hombres: está cargada de testosterona, heroísmo, actitudes machistas, violencia a cantidades y guerreros musculosos que parecen instructores de Gold’s Gym que alcanzarían para todo un año de ediciones de la revista Playgirl (suficiente motivación para meterse a un gimnasio). Todos los hombres son fuertes y aguerridos, las mujeres espartanas serviles y sensuales y nada aquí es sutil. Los discursos son bombásticos, las batallas hiper-estilizadas y sangrientas y Leonidas, un líder férreo y casi mítico, interpretado con una palpable intensidad por Gerard Butler, que luego de esto ya se merece más reconocimiento.

Lo admito, la trama es prácticamente nula. 300 soldados van a la guerra y les rompen la cara, y eso es todo. Hay una intriga política y un poco de romance, pero son meros rellenos para una historia que nunca se quiere mover del campo de batalla. La narrativa no es su punto fuerte, pero tampoco fue hecha para eso.

300 es un espectáculo, uno que debe disfrutarse en pantalla grande con sonido digital y una gran bolsa de palomitas en la mano: es ese tipo de película. Y aunque tenga fallas, uno no puede negar que el trabajo técnico es impecable. Cada toma de esta película es de fantasía, un deleite visual como ninguno y la interminable serie de batallas coreografiadas y viscerales son una inyección de adrenalina que te hace salir del cine con ganas de lanzarte al combate.

Dentro de una época en la que cada película es un remake o secuela, algo como 300 emerge como un proyecto original y divertido. No es profunda, pero no quiere serlo (aunque el tema diga lo contrario) y no es Ben-Hur para nada. Es otro cómic de carne y hueso, sumamente divertido y cargado de energía.

Ahora que está impuesta la moda de Frank Miller, esperamos, además de la segunda parte de Sin City, una adaptación de Ronin, que es básicamente la versión más seria de Samurai Jack (¿Se acuerdan o no?).


lunes, marzo 19, 2007

Cartas Desde Iwo Jima

La Conquista del Honor, el más reciente filme de Clint Eastwood, era un recuento sobre la icónica batalla de Iwo Jima durante la II Guerra Mundial. Ahora el director la acompaña con otra película sobre el conflicto, aunque desde otro punto de vista y bastante diferente: Cartas Desde Iwo Jima. Si bien el filme anterior se concentraba más en los efectos posteriores a la batalla, cuando Estados Unidos quedó encandilada con la famosa foto de la bandera que ya todos conocemos, esta película se centra en el conflicto mismo, más concretamente en los efectos que tuvo sobre los combatientes japoneses.

Lo que Eastwood buscó con esta película era humanizar al enemigo. Otras películas de guerra muestran a los japoneses como unos locos kamikazes que se lanzan al combate y a la muerte sin pensarlo dos veces. Esta es tal vez la primera vez que se le muestra como seres humanos. Estados Unidos sufrió muchas pérdidas en la guerra, pero los japoneses no se quedaron atrás.

La isla de Iwo Jima era de un terreno difícil e inhóspito, su único valor era como punto estratégico, pero a los soldados japoneses les tocó vivir las peores condiciones. Apertrechados en túneles subterráneos, con pocas municiones y comida, debieron enfrentarse a una fuerza que los superaba numérica y anímicamente. El conflicto es presentado desde dos puntos de vista. Primero está el de Kuribayashi (Ken Watanabe), el férreo comandante dispuesto a hacer su trabajo y proteger a sus hombres, aún sabiendo que los está llevando a una muerte segura. Luego está Saigo (Kazunari Ninomiya), soldado raso que sólo piensa en regresar a casa con su esposa e hijo que aún no conoce, y como muchos soldados en la guerra, no entiende porqué está peleando.

En las trincheras, ya poco importa la nacionalidad o los objetivos mayores: lo único que importa es el hombre que está a tu costado y sobrevivir. Japón insta a sus soldados a pelear por la gloria del imperio, para vencer al enemigo, pero para ellos poco importa. Ambos puntos de vista contrastan la actitud militar de los japoneses. Su apego al honor los hacía sacrificarse, preferían matarse a ser capturados o rendirse, como parte de una fuerte tradición que nadie en occidente podría comprender. Kuribayashi entiende que la única salida es morir, pero al mismo tiempo el fanático Ito (Shido Nakamura) no tiene miramientos en salir al encuentro de un tanque con minas pegadas al cuerpo; y al mismo tiempo, Nachi (Tsuyoshi Ihara) muestra compasión hacia los soldados enemigos porque sabe que, en tiempos de guerra, todos están metidos dentro del mismo saco y poco importa el color de la piel. Los japoneses sufrieron los estragos de la guerra al igual que todos.

Existen otras historias dentro de los túneles de Iwo Jima, pero son las de Kuribayashi, Saigo y Nachi las que perduran en la memoria; entre los tres, dan una clara muestra de la mentalidad nipona durante el conflicto. Lo que Eastwood ha creado aquí es un film anti-bélico de imágenes poderosas y chocantes (Al ver a todo un grupo de soldados suicidarse con granadas, uno no puede evitar preguntarse que si tal vez Japón hubiese dejado su fanatismo de lado, no habrían sufrido tantas pérdidas), no sólo logra mostrar el lado humano de un pueblo que varias veces ha sido demonizado en el cine, sino que evita cualquier dosis de patriotismo insufrible que siempre encontramos en películas que ven la guerra desde el lado de los ganadores.

Puestas juntas, ambas películas constituyen un esclarecedor, interesante y crudo panorama de lo que fue una de las batallas emblema de la II Guerra Mundial, siempre desde el punto de vista del hombre común. Una excelente lección de historia de parte de un director consagrado, imperdible.

viernes, enero 26, 2007

Banderas de Nuestros Padres

Aún si uno no sabe nada sobre la batalla de Iwo Jima (me incluyo), tiene que conocerla a través de la foto de los seis hombres levantando la bandera de Estados Unidos. Esta imagen se ha vuelto icónica para los norteamericanos, un símbolo de heroísmo que de seguro ha cobrado más relevancia luego de los atentados del 11 de septiembre. Pero la historia detrás de esta fotografía es mucho menos romántica de lo que se puede creer, o al menos así lo plantea el genial Clint Eastwood en su más reciente filme, La Conquista del Honor.

Más que un film sobre la batalla propia, es la historia de los seis hombres que levantaron aquella bandera, o por lo menos de los tres que salieron vivos: John Bradley (Ryan Phillippe), Rene Gagnon (Jesse Bradford) e Ira Hayes (Adam Beach). Luego del suceso, los tres fueron retirados del campo de batalla y llevados de vuelta a Estados Unidos, como una maniobra propagandística del gobierno para vender bonos y así poder costear el pelear una guerra en la que (como siempre), nadie los había llamado en primer lugar.

Si uno le cree al film de Eastwood (y esto tal vez ya haya sido corroborado en algún texto histórico), la historia fue completamente distinta. La bandera fue izada por otro grupo de hombres, e inmediatamente retirada al ver los altos mandos las posibilidades que tenía como símbolo de propaganda. Ahí fue cuando entraron Gagnon, Bradley y Hayes, junto a otro grupo de soldados a poner la bandera de repuesto, luego de que sus sucesores ya habían batallado con las tropas japonesas en la colina. Y fue esa imagen la que se capturó y que luego se volvió famosa en el mundo entero.

Los tres hombres saben que estuvieron ahí, pero sobre el resto, queda la duda (la foto no muestra ningún rostro). Y al saber que ellos fueron un mero reemplazo para los verdaderos soldados que emplazaron la bandera, el saberse unas herramientas de publicidad del gobierno termina por afectarlos. Gagnon disfruta de la atención, el volverse una super-estrella y Bradley trata de mantenerse al margen del circo. Hayes, por su parte, es el que más sufre. Lleno de culpa por haber dejado en el campo de batalla a sus compañeros, encuentra refugio en el alcohol, lo que lo vuelve una persona violenta y resentida. De lejos, es la honesta y emotiva actuación de Adam Beach lo que queda en la memoria.

Lo que Hayes siente es el mensaje que Eastwood trata de dar con esta película. Ser un héroe implica mucho más que sobrevivir y hacer grandes cosas; estos tres hombres tuvieron su valor, pero así también los demás soldados que murieron en Iwo Jima y que por el sólo hecho de no haber vuelto, la historia los ha condenado al olvido. Es un recordatorio del valor de todos estos soldados, y de que cada uno luchó por su país y merecen ese reconocimiento, uno que no se puede encapsular en una sola fotografía.

Con esto, la batalla pasa a un segundo plano; ciertamente, las escenas de combate son emocionantes y filmadas con una crudeza y poder innegables, en una técnica que se viene usando desde que Steven Spielberg demostró su efectividad en Rescatando al Soldado Ryan: mostrar los horrores de la guerra sin adornos. Pero la batalla es apenas el punto de partida para una historia cuyo único defecto es tal vez querer abarcar demasiado: las escenas en el presente, con el hijo de Bradley escribiendo un libro, resultan a la larga innecesarias y sólo aportan demasiado melodrama llorón a un film que no lo necesita.

Es una buena lección de historia respecto a una batalla clave en la II Guerra Mundial, que tuvo mucho más importancia de lo que puede mostrar una verdadera fotografía. Eastwood dirige con la mano de un maestro, evitando excesivo patriotismo en una historia que pudo haberlo tenido a raudales (no tiene empacho tampoco en criticar al gobierno estadounidense de la época, sus afanes de seguir la campaña y la poca consideración que tenían con los hombres caídos). Interesante película, de un director que ya demostró hace rato que no tiene que demostrarle nada a nadie.

¡Que venga Cartas desde Iwo Jima!

lunes, enero 08, 2007

La historia se repite

Voy a hacer un parentésis entre tanta crítica para comentar una situación que ya se viene repitiendo cada año y que cada vez me parece más cómica...

Como siempre, los críticos que se precien de ser importantes publican en el mes de diciembre sus listas de los mejores estrenos del año, dando pie a comentarios, comparaciones y críticas. Yo también lo hago como podrán ver y más que nada termino en desacuerdo con todo el mundo.

Hace algunas semanas, me encontraba leyendo estas listas en el suplemento Luces de El Comercio y me di cuenta que todos los críticos de dicha institución coincidían en una crítica que ya se viene repitiendo a cada rato: la pobre calidad de los estrenos en la cartelera comercial, la falta de películas más "de peso", "artistícas" o como quieran llamarlas, la conclusión general de que el 2006 fue muy pobre para la cartelera y ojalá esta situación mejore para el 2007.

Algo me dice que a fin de año van a estar deseandole lo mismo al 2008. Y esto es algo que no sólo sucede aquí sino en todos los países: los criticos se lamentan de lo malo de su cartelera y proclaman que "tal o tal año ha sido el peor". Y así sucesivamente, se va repitiendo como un círculo vicioso.

No niego que hay varias películas en cartelera que están de más (Ya sean gringadas como Deck the Halls y mientras menos hable del Ratón Pérez o la treintena de animalitos animados que parecen salir a cada rato), pero hay algo que estos ilustres críticos parecen no tomar en cuenta a la hora de quejarse. Desgraciadamente, la cartelera no está hecha para ellos. Las distribuidoras traen películas pensando en el público en general, esa gente que va al cine sólo de vez en cuando y sólo para divertirse, no para criticarle a una película hasta los créditos.

Esto igual es un negocio y las distribuidoras obvio, desean que las películas tengan buenos resultados. Que mejor manera trayendo películas reconocibles y que la gente va a ir a ver... los criticos que buscan filmes más profundos o de mayor peso, son una minoría. Yo digo, simplemente, es lo que hay y si no te gusta, no vayas al cine en vez de quejarte tanto.

Bueno, ahora volvemos a las críticas acostumbradas... ¿verdad que El Ilusionista está bastante buena?