domingo, junio 24, 2007

Red de Corrupción

Resulta curioso ver como la carrera de un actor tan sólido como Al Pacino ha ido cambiando con los años. Hoy en día estamos acostumbrados a verlo gritando a voz en cuello, colérico y con la vena a punto de reventar, (y nadie lo hace mejor). Pero antes del histerismo, antes del famoso “Hoo-ha!” Pacino era un actor más sútil y calmado. Como prueba, está Serpico, aclamada cinta de Sidney Lumet de 1973 basada en una historia verdadera.

El caso de Frank Serpico, su paso por la policía de Nueva York ganó notoriedad por ser la primera vez que un oficial denunciaba la corrupción en las fuerzas del orden. Serpico empieza su carrera policíaca como muchos otros oficiales novatos. Un idealista inocente, con métodos poco usuales, que busca hacer el bien. No pasa mucho tiempo hasta que descubre otra realidad: oficiales dejados, que prefieren no ensuciarse las manos, una corrupción donde la policía prefiere cobrar sobornos a cambio de protección o favores.

A medida que la presión de sus compañeros va creciendo, Serpico busca cualquier aliado para destapar lo que está sucediendo: los altos mandos, la prensa, pero es inútil: el sistema está tan podrido que al final, no se podía confiar en nadie. Serpico logra al fin dar cuenta de todo lo que sucedía, pero pagó un precio. Su vida personal quedó en ascuas y sus compañeros le dieron la espalda, hasta que al final casi pierde la vida luego de que ellos mismos lo abandonaran durante un arresto.

Serpico es un fiel recuento de las experiencias del policía, un drama urbano que cobra realismo al estar filmado sin adornos de ningún tipo, en un estilo que bien podría considerarse documental. Pacino, como era de esperarse, está de lujo, en un personaje opuesto a lo que haría después. Serpico es un novato, que se mete en problemas no sólo por no querer participar de la cochinada de sus colegas, sino por estar atrapado en una época donde ciertas cosas no eran bien vistas. En plena época disco, donde la cultura hippie y juvenil era mal vista por las autoridades, llega un tipo desgarbado, barbón y pelucón vestido como fanático de Woodstock a imponer otros métodos de hacer justicia, una visión idealizada del trabajo policial que nadie deseaba. Serpico nunca perteneció a ese mundo y ese alejamiento se percibe en el personaje, en su actuar y vestir.

Al final, conforme las puertas se le cierran y todos le dan la espalda, el suspenso empieza a aumentar en un film que partió más como una serie de viñetas realistas sobre la labor de un policía encubierto en la Nueva York de los setenta. Y cuando Serpico pierde los papeles y se empieza a desesperar, salen a relucir indicios del estilo actoral que Pacino adoptaría años más tarde.

Muchos entendidos dicen que los setenta fue la mejor época de Hollywood y Serpico es una buena prueba de ello – dramas realistas y urbanos como este, que no glamorizan a los policías, sino que los presentan como seres humanos en vez de héroes indestructibles, ya no suelen verse mucho. Una oportunidad de ver a uno de los mejores actores contemporaneos en uno de sus grandes papeles, en una historia sobre un tema que hasta hoy sigue vigente, como es la corrupción en las autoridades (en el Perú, es pan de todos los días.).


2 comentarios:

Oscar Flores dijo...

Nunca había escuchado de Serpico. Ok, trataré de averiguar más del film.

Como siempre, una crítica sólida y que se disfruta sin pausas (lo que dice bastante).

Cuídate Ernesto.

Anónimo dijo...

Esta pelicula la vì hace años, no la recuerdo en la manera que la analisas, la he vuelto a ver y si recoge bien tus comentarios.
Gracias por recordar una pelìcula que marcò epoca en los dramas policiales