lunes, setiembre 04, 2006

El Cientifico del Sexo

Kinsey, de Bill Condon, es una biografía sobre un personaje muy poco conocido fuera del ambito cientifico norteamericano: Alfred Kinsey, biólogo de profesión que en la década del 50 realizó un controversial estudio sobre la sexualidad del hombre y la mujer, sin escatimar detalles y sacando a la luz varios aspectos que muchas personas preferían mantener en secreto.

Es un tema fascinante para un biopic, especialmente con un personaje tan complejo como el Dr. Kinsey. Brillantemente interpretado por Liam Neeson, al principio el doctor no es muy distinto a otros cerebros con aptitudes nulas para la socialización: se pasa todo su tiempo investigando y catalogando avispas, hasta su matrimonio con Clara (Laura Linney, en otra impecable actuación). Una desastrosa noche de bodas los manda a buscar ayuda y tras resolver el problema (una rápida circunsición), ambos nerds descubren lo dichoso que es el sexo.

Y así, Kinsey cambia de ramas para dedicarse a un exhaustivo estudio sobre la sexualidad del hombre y la mujer, a través de íntimas entrevistas y experimentos (osea, coito) a nivel nacional. Para una década tan conservadora como los 50, esto fue una cachetada, una revelación de cosas que la gente ni siquiera se atrevía a considerar. Kinsey luchó por dar a conocer sus estudios y los resultados valieron la pena: probablemente las clases de educación sexual hoy en día no serían lo mismo sin gente como él.

El film parte al principio casi como una comedia: la ignorancia de la gente sobre el sexo frente a la visión liberal de Kinsey (entre otros problemas que aquejan a los jóvenes, está la posibilidad de quedar embarazada con sexo oral o el poder contraer sifílis de soplar un silbato); sin embargo, llega un momento en que el experimento se le sale de las manos al buen doctor y uno se cuestiona si es que no es producto de un morbo: el promover el sexo libre entre sus ayudantes causa estragos en todas sus vidas personales y la publicación de un segundo tomo sobre la sexualidad femenina casi lo lleva a la ruina.

La película examina todo esto pero sin demonizar a su protagonista: lo que hace es morboso, a ratos enfermo, pero queda claro que es todo en interés de su investigación (como en una simbólica escena donde el doctor enfrenta a un pedófilo pero debido a su posición alejada y neutral no puede juzgarlo); que el hombre no se dé cuenta que se le sale de las manos es otra cosa. Kinsey es una película que recomiendo.

Es raro ver que, a pesar de los esfuerzos de gente como este doctor, hoy en día hay gente que aún considera el sexo un tema tabú y se pone roja al escuchar la palabra "pene" - esto unos 50 años después. Las cosas, al parecer no han cambiado mucho. Película interesante y porque no, hasta educativa.

1 comentario:

travismagee dijo...

Interesante film sobre Alfred Kinsey, el del "Informe Kinsey", que tanto cambió a los ciudadanos de Los Estados Unidos, en materia de sexo.
No es un biopic al uso, ni mucho menos, revelándose aspectos de su vida cotidiana que le alejan bastante del héroe que podría haber llegado a ser. Porque, amén de ayudar a miles de ciudadanos, que tenían problemas sexuales y no sabían cómo abordarlos, se nos muestra un ser humano complejo, incluso mezquino en ocasiones. Empleando cualquier método que creyera él ayudara a sus fines, sin poder ver si ello hacía daño a sus allegados o seres queridos.
Condon, que ya había mostrado su sabiduría y sensibiliad en su anterior trabajo, la extraordinaria "Dioses y monstruos", donde narrraba los últimos años del excelente director homosexual James Whale, el realizador de "Frankenstein", vuelve a sorprendernos para hacer fácil y muy digerible una historia de por sí con clara tendencia a la procacidad o el mal gusto. Según cómo fuera abordada la historia, podía fácilmente cambiar el espíritu del film. Pues bien, Condon logra ser sutil y sensible, aunque sin escatimar lenguaje fuerte y, sobre todo en los años en que se desarrolla la historia, provocador e incluso pecaminoso.
Excelentes interpretaciones, sobresaliendo la pareja protagonista, Liam Neeson, inconmensurable en su papel de Kinsey, y Laura Linney, exquisita en su papel de esposa paciente y activa en sus experimentos.
Perfecta ambientación, y unos estupendos diálogos, gracias a un medido y muy trabajado guión del propio Condon.
Además de ser muy entretenida, pese a su larga duración no deja de ser nunca muy interesante, es emotiva, como la escena ya por el final en que una señora, encarnada de forma sublime por la excelsa Lynn Redgrave, le da las gracias por su informe, pues gracias a él ha llegado, por fin, a ser feliz.