martes, setiembre 09, 2008

No te Metas con Neeson


Bryan (Liam Neeson) es un abnegado padre con un matrimonio fallido, una hija que adora y una ex esposa que le hincha las pelotas sin parar. Su hija quiere irse de viaje a Francia y como todo padre, él se preocupa, pero accede. Hasta que su hijita es secuestrada y vendida a una red de prostitución. La frase “te lo advertí” queda chica en estos casos. Resulta que Bryan es un ex agente de la CIA con años de experiencia y llega a París a impartir justicia.

Búsqueda Implacable (en inglés, Taken) es justo lo que reza el título: Bryan arrasa con todo París, matando a todo el mundo sin misericordia para encontrar a su hija. Es una película de acción simple pero efectiva. Al no perder tiempo en detalles – como es que Bryan va a donde quiere sin que las autoridades le pongan un dedo encima, por ejemplo – el film va creciendo en tensión, sin perder energía, siguiendo permanente a un personaje que es como un cruce entre Rambo, James Bond y Papá por Siempre. Neeson es creíble como un padre promedio, pero es también una brutal máquina de matar que no se anda con bromas y se enfrenta solo a los bajos fondos parisinos, rompiendo caras sin pestañear.

Las peleas, persecuciones, torturas y demás actividades recreativas son dirigidas con buen pulso por Pierre Morel, quien anteriormente hizo Distrito B13, otro filme de acción que más parecía una exhibición de parkour. Morel forma parte de la nueva camada de directores franceses – Xavier Gens, Alexandre Aja, Christophe Gans, etc. – que han revitalizado los géneros de acción y horror con un estilo dinámico y elegante. La película no se detiene una vez que Bryan pisa París y Neeson impone presencia en un papel que le da un cómodo lugar entre otros matones que prefieren disparar a matar antes que hacer preguntas, al estilo Charles Bronson. Que la historia tenga lapsos de lógica es lo de menos, aún más si viene de la alucinada mente de Luc Besson, responsable de prácticamente todas las películas de acción que salen de Europa últimamente.

Cualquier pretensión de querer ser profunda queda de lado. Ciertamente, el tráfico de humanos es algo horrendo y muy real en varias partes del mundo, donde más de una autoridad está metida, pero aquí es sólo telón de fondo, apenas un vistazo a una situación que debería preocupar. Este film tiene una sola meta: Liam Neeson masacrando a todo París. Y no se desvía de eso en ningún momento, dando como resultado una buena inyección de adrenalina donde es fácil simpatizar con un padre desesperado.