martes, octubre 02, 2007

El Método Gronholm

Una entrevista de trabajo es un reto digno de Hércules: sentados en un escritorio, en un terno incómodo que te hace sudar como cerdo, nervioso frotándote las manos y tratando de mantener la compostura frente a un reclutador que está pendiente de todo lo que dices y haces. Sabes que hasta el desliz más pequeño – hacer chistes malos, hablar en voz baja, olvidarte de apagar la tonadita del celular para que suene en el momento más inoportuno, en fin – es razón suficiente para considerarte no apto y mandarte derechito a la calle, con otros veinte desesperados detrás de ti esperando para serrucharte el piso y quedarse con el trabajo.

Aún si nos ha pasado esto, hay que agradecer que no tuvimos que pasar por lo que muestra El Método, de Marcelo Piñeyro, una co-producción argentina/española que me prestó mi jefe tras ser inspirado por su innovador método de evaluación de personal. Tras verla, consideraré renunciar; la que nos espera…

Siete individuos llegan a las anónimas oficinas de una empresa multinacional en Madrid en busca de un puesto de trabajo. Son encerrados en una oficina y sometidos a algo llamado “El Método Gronholm” (ninguna relación con el malhumorado corredor de rally), una serie de pruebas psicológicas diseñadas para sacar a relucir sus talentos para el empleo y al mismo tiempo eliminarlos sistemáticamente hasta que gane el más apto.

Conforme avanza el día, queda claro que aún en un ambiente laboral, las personas siempre van a obedecer al instinto más básico, el de supervivencia. Este variado grupo de individuos persiguen el trabajo con todas las armas a su disposición; con tal de salir adelante, están dispuestos a serrucharse el piso. Se inicia así un juego psicológico donde nadie puede confiar en nadie, lleno de manipulaciones, velados ataques personales, puñaladas de frente, donde la personalidad de cada uno sale a la luz. Todos piensan en sus intereses primero y nada es sagrado. Al final se salen del terreno laboral para pasar a uno más intimo, más humano; una naturaleza que, cuando de sobrevivir se trata, es capaz de todo.

Con lo competitivo y feroz que es el mundo corporativo hoy en día, las empresas toman medidas cada vez más extremas para mantener en línea a sus empleados. Es terrorífico pensar que algo tan potencialmente peligroso como el Método pueda ser utilizado para evaluar personal, pero no es tan lejos de la realidad. Total, las empresas están acostumbradas a competencias feroces donde sólo puede primar el más fuerte e incluso las motivan.

Al estilo de Doce Hombres en Pugna y filmes similares, la acción en El Método transcurre en una sala de conferencias, un hervidero donde todos se enfrentan y la tensión aumenta con cada ejercicio. Como dicen, si juntas a un grupo de gente en un espacio cerrado, eventualmente se empiezan a decir cosas y los trapos sucios salen a la luz – y también es fácil darse cuenta que esto partió como una obra de teatro.

Con un excelente reparto, El Método es un fascinante estudio humano envuelto en una cínica crítica del mundo empresarial actual. Para cualquiera que haya alguna vez postulado a un trabajo (osea, todos), puede resultar incómodamente cierta en varios aspectos y capaz que nunca quieras ir a una entrevista nunca más. ¿Quieres probar el Método Gronholm? Adelante.