jueves, octubre 06, 2005

"Cinderella Man" (2005)



Cuando vas a ver una película de Ron Howard - aquel pelirrojo que ya se está quedando calvo y a quien recordamos como el inocentón Richie Cunningham en Días Felices - ya sabes que esperar: mucha melosería, momentos lacrimógenos y sensibilidad. Es decir, el tipo de películas hechas para llamar la atención del Oscar. Véase como muestra Una Mente Brillante o Apolo 13, obras maestras de la cebollería.

A pesar de esto, Howard también se ha ganado un nombre como un buen contador de historias y nadie pone en duda su capacidad para hacer películas entretenidas. Así que, con tal de que estén bien hechas, no tengo ningún problema en sacar los pañuelos (y contrario a lo que pueda parecer, me gustaron mucho esos dos ejemplos que puse).

Cinderella Man, traducida con el genérico nombre de El Luchador, es la verdadera historia de James J. Braddock, boxeador que en los años 30 cayó en la ruina debido a la Gran Depresión, lo que mató para siempre su prometedora carrera, hasta que una impensada pelea de bajos fondos le aseguró otra victoria cuando ya todos lo habían olvidado, y una serie de impensados triunfos lo llevaron a enfrentarse al campéon de pesos pesados, Max Baer, convirtiendolo en el símbolo para toda la clase obrera de la época.

Hollywood suele tomarse libertades con las biografías - Braddock pudo haber sido un borracho mujeriego y nunca nos enteraríamos - así que mejor no comparar esta con la realidad. Total, Howard ha convertido esta historia en lo que sabe hacer: un drama predecible, de emociones fáciles pero que entretiene. Acompañado de su actor favorito, Russell Crowe, sólido como un tipo hasta el cuello con problemas pero de corazón de oro, te atrapa fácilmente en celebrar las proezas de Braddock.

Algo hay que destacar: el retrato convincente que se pinta de la Gran Depresión, uno de los momentos más duros para la economía mundial - 15 millones de personas a la calle en un abrir y cerrar de ojos. La gente dependía de la suerte para conseguir trabajo, no habían alimentos y los cortes de gas y luz eléctrica eran cosa común. Ver el sufrimiento de los personajes con esta horrenda situación de fondo le añade mucho drama al film. Si no, vean la escena en la que Braddock va donde la gente de la Comisión de Box a pedir dinero, su orgullo hecho trizas - no me van a negar que es bastante jodida.

Howard filma las peleas como un experto. Brutales y viscerales, son lejos lo más resaltante del filme, culminando en un combate a todo dar en los últimos 20 minutos entre Braddock y Baer, que, aunque ya se sabe como va a terminar, le exprime todo el suspenso posible a la situación, y al final dan ganas de aplaudir. Por lo menos yo estaba saltando en el asiento.

Normalmente, películas así se lanzan a fin de año para llamar la atención de la Academia, pero está salió en el verano, lo que no deja de ser curioso. Es una buena película, pero es de todas maneras una fórmula conocida, una de esas historias inspiradoras que te hacen sentir bien. Y a menos que seas uno de esos intelectualoides anti-Hollywood que le rinde culto a todo el cine francés de los últimos 40 años sin importar que sea aburridisimo, de hecho que Cinderella Man te atrapa y te hace salir del cine con una sonrisa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ay neco! se nota que tienes tiempo...