miércoles, octubre 19, 2005

lunes, octubre 17, 2005

"The Perfect Score" (2004)



Seis mocosos gringos tienen problemas para entrar a la universidad, así que deciden robar las respuestas del famoso examen SAT, el mismo que en Estados Unidos determina las posibilidades universitarias de todo estudiante.

Esa es la premisa de The Perfect Score, mezcla de película juvenil con film del género que me gusta llamar el de los "ladrones-con-onda". Básicamente, planean y llevan a cabo el robo no sin algunas complicaciones cómicas y/o tontas. El sueño de todos los high schoolers gringos.

Bueno, aburrido no es, pero tampoco es la gran cosa, algún que otro momento chistoso, y un final correcto y aleccionador, no vaya a ser que los realizadores apoyen la idea de que hacer trampa sin esfuerzo es la mejor manera de labrarse un futuro. Pero cuando te das cuenta que al final hicieron todo eso por nada, y tenemos nuestro final feliz, ya es mucho...

Creo que si Scarlett Johansson no estuviese aquí no le darían mucha bola, estaba matando el rato entre su papel revelación en Perdidos en Tokyo y su siguiente trabajo en alguna película independiente. La verdad es que podría ver a esta mujer limpiar un water y no me aburriría. Pero lo que de veras salva la película es Roy, el chino estón que se mete al robo por huevear y entre tanto comentario idiota resulta ser un genio. Me maté de la risa con este tipo, sólo porque era capaz de hacer cualquier estupidez y tenía chispa. Mucho mejor que los otros, un tipo de buena moral, otro pisado por la enamorada, una cerebrito rubia (Eso es una contradicción, lo sé) y un negro que apenas habla unas diez veces en toda la película (Hollywood de nuevo siendo justo con las minorías).

Maté el rato y ya se me olvido. Lo que si se me quedó grabado es que los personajes pasan por toda esta molestia básicamente porque son unos flojos que no quieren estudiar. Ni que costase tanto abrir un libro, manga de inútiles.

jueves, octubre 06, 2005

"Cinderella Man" (2005)



Cuando vas a ver una película de Ron Howard - aquel pelirrojo que ya se está quedando calvo y a quien recordamos como el inocentón Richie Cunningham en Días Felices - ya sabes que esperar: mucha melosería, momentos lacrimógenos y sensibilidad. Es decir, el tipo de películas hechas para llamar la atención del Oscar. Véase como muestra Una Mente Brillante o Apolo 13, obras maestras de la cebollería.

A pesar de esto, Howard también se ha ganado un nombre como un buen contador de historias y nadie pone en duda su capacidad para hacer películas entretenidas. Así que, con tal de que estén bien hechas, no tengo ningún problema en sacar los pañuelos (y contrario a lo que pueda parecer, me gustaron mucho esos dos ejemplos que puse).

Cinderella Man, traducida con el genérico nombre de El Luchador, es la verdadera historia de James J. Braddock, boxeador que en los años 30 cayó en la ruina debido a la Gran Depresión, lo que mató para siempre su prometedora carrera, hasta que una impensada pelea de bajos fondos le aseguró otra victoria cuando ya todos lo habían olvidado, y una serie de impensados triunfos lo llevaron a enfrentarse al campéon de pesos pesados, Max Baer, convirtiendolo en el símbolo para toda la clase obrera de la época.

Hollywood suele tomarse libertades con las biografías - Braddock pudo haber sido un borracho mujeriego y nunca nos enteraríamos - así que mejor no comparar esta con la realidad. Total, Howard ha convertido esta historia en lo que sabe hacer: un drama predecible, de emociones fáciles pero que entretiene. Acompañado de su actor favorito, Russell Crowe, sólido como un tipo hasta el cuello con problemas pero de corazón de oro, te atrapa fácilmente en celebrar las proezas de Braddock.

Algo hay que destacar: el retrato convincente que se pinta de la Gran Depresión, uno de los momentos más duros para la economía mundial - 15 millones de personas a la calle en un abrir y cerrar de ojos. La gente dependía de la suerte para conseguir trabajo, no habían alimentos y los cortes de gas y luz eléctrica eran cosa común. Ver el sufrimiento de los personajes con esta horrenda situación de fondo le añade mucho drama al film. Si no, vean la escena en la que Braddock va donde la gente de la Comisión de Box a pedir dinero, su orgullo hecho trizas - no me van a negar que es bastante jodida.

Howard filma las peleas como un experto. Brutales y viscerales, son lejos lo más resaltante del filme, culminando en un combate a todo dar en los últimos 20 minutos entre Braddock y Baer, que, aunque ya se sabe como va a terminar, le exprime todo el suspenso posible a la situación, y al final dan ganas de aplaudir. Por lo menos yo estaba saltando en el asiento.

Normalmente, películas así se lanzan a fin de año para llamar la atención de la Academia, pero está salió en el verano, lo que no deja de ser curioso. Es una buena película, pero es de todas maneras una fórmula conocida, una de esas historias inspiradoras que te hacen sentir bien. Y a menos que seas uno de esos intelectualoides anti-Hollywood que le rinde culto a todo el cine francés de los últimos 40 años sin importar que sea aburridisimo, de hecho que Cinderella Man te atrapa y te hace salir del cine con una sonrisa.